«Para ganar Roland Garros, hay que mandar un tenista»
El 80% de las placas solares que compra Europa se producen China, que controla también elementos clave del coche eléctrico
«Hemos sido el adalid del coche eléctrico, hemos pedido esa transición, pero nosotros no lo fabricamos». Con esa frase, la economista Belén Romana trataba de explicar ayer la necesidad para Europa de, no solo liderar ideológicamente la transición económica, sino también de hacerlo industrialmente. En el Foro Actualidad, organizado por EL CORREO con la colaboración de Petronor, la consejera del Banco Santander advirtió de que el partido se juega en el desarrollo tecnológico que deben liderar las empresas. Es como, comparó, «si quiero ganar Roland Garros y, en vez de un tenista, envío a un árbitro», en referencia a la tendencia reguladora y sancionadora de la Unión Europea.
Romana alertó de que «el partido lo están jugando Estados Unidos y China en nuestro mercado», en un llamamiento para que las instituciones empujen a las empresas europeas dándoles herramientas para entrar en la liza. Y es que la dependencia de la UE respecto a los mercados mundiales se hace notar en elementos críticos, como las placas fotovoltaicas. Es «un bien que Europa compra en un 80% de los casos en China», aseguró.
Salvar a dos generaciones
Sobre el debate de los aranceles europeos al coche eléctrico fabricado en China, la economista recordó que «impedir vender tomates, no hace que estos crezcan» y criticó el posicionamiento de «quiero coche eléctrico, pero si es chino, no». Su posición defendió la importancia de la industria de la automoción, «que crea mucho empleo», pero insistiendo en la necesidad de desarrollarla con «una estrategia a medio plazo que ayude en la acción a las empresas».
En las preguntas del coloquio, Belén Romana se refirió también a su experiencia como presidenta ejecutiva de la Sareb, la entidad que aglutinó los activos inmobiliarios más dañados de las cajas de ahorros y que se conoció como 'banco malo'. Hoy acumula pérdidas patrimoniales y obligará al Gobierno a refinanciar la deuda. Aun así, defendió su gestión en 2012 porque «nos partimos la frente para evitar acabar como Grecia y peder dos generaciones» por el riesgo a una caída del sistema financiero. «No sé -señaló- si se podía hacer de otro modo, lo que sí sé es que no fuimos Grecia y que el país no perdió 25 años.
