Financiación industrial e innovación ante una Europa en conflicto

Una pandemia paró literalmente el mundo en marzo de 2020 y dos años después, cuando la confianza volvía a los agentes económicos y a la sociedad, la invasión de Ucrania ha trastocado nuevamente el escenario internacional y las previsiones de crecimiento para el periodo 2022-2023.

Nuestra economía no es en absoluto ajena a las consecuencias de la guerra. La más evidente es el alza de los precios de los componentes energéticos, que están afectando especialmente al sector electrointensivo, como el transporte, las metalurgias y acerías. Y, claro está, la escasez de materias primas y de metales industriales, así como el incremento de precios y escasez de los cereales que Ucrania suministra a buena parte del continente, con lo que ello conlleva para la industria agroalimentaria y las manufacturas.

En este contexto, las previsiones para este año apuntan a un crecimiento del PIB parala CAV del 4,5% -2,2 puntos inferior a la previsión anterior- y del 4,1% en 2023. Los datos son algo más optimistas para el empleo y se maneja una tasa de paro del 9,5% y la creación de 16.600 empleos este ejercicio y del 9,1% y creación de 8.000 empleos en 2023.

En el horizonte, por tanto, al menos dos ejercicios complicados y muy marcados por la evolución del contexto internacional. Mientras tanto, las instituciones continuamos diseñando nuevas herramientas de financiación.

La meta no es resistir, debemos superar los niveles previos a la crisis y reforzar el carácter industrial y la creación de empleo. Y será importante que estos proyectos potencien la transformación y el desarrollo de cadenas de valor tecnológico industriales en Euskadi.

Todos confiamos en que los fondos Next Generation serán un revulsivo, pero a las instituciones nos atañe también actuar sobre aspectos críticos: financiación, cooperación y talento.

Financiación. Acelerar la llegada de los Fondos Next Generation es vital, pero no vamos a esperar de brazos cruzados. Es fundamental hacer llegar información sobre todas las líneas de ayuda abiertas a todas las empresas, área en la que también se está trabajando para que los proyectos privados, especialmente relacionados con las fortalezas de nuestro tejido empresarial, vean la luz y se desarrollen con rapidez.

Insisto, esto va de visión a medio y largo plazo. Todo un reto en el que volcamos los recursos del departamento. Este año hemos destinado 27,6 millones de euros en subvenciones para empresas y personas emprendedoras.

Talento. Necesitamos perfiles acordes a los retos que afrontamos. Y sólo hay dos caminos: seguir teniendo la juventud mejor formada, actualizando la oferta de estudios a las demandas del mercado y trabajando sobre el mejor balance posible de la demanda y oferta formativa, y ser lo suficientemente atractivos como para atraer talento.

Es una estrategia combinada: no hay éxito si no funcionan esas dos vías para crear, atraer y vincular talento. Hemos adoptado medidas fiscales que impulsan la atracción de talento y también la mejora retributiva de los empleos. Disponemos de programas de ayudas para incorporar perfiles profesionales en los diferentes ámbitos industriales que lo necesitan. E incluso hemos puesto en marcha centros certificadores de competencias digitales como 42 Urduliz junto a la Fundación Telefónica. Pero hay margen de mejora si nos unimos los agentes públicos y privados que tenemos algo que decir en este tema: centros formativos, empresas, instituciones, etc.

Innovación. En el ámbito tecnológico, pero también innovación en modelos de colaboración, en modelos de gobernanza y en modelos de negocio. Tenemos una revolución pendiente todavía: potenciar la cultura de la colaboración en el ámbito empresarial y económico como estrategia de competitividad a largo plazo.

La colaboración público-privada y la innovación están en la base de los grandes proyectos estratégicos en marcha. El Centro Internacional de Emprendimiento, BAT, para acelerar los procesos de innovación de las empresas conectándolos con startups internacionales; los proyectos estratégicos EIC, AIC y NIC como plataformas colaborativas para acelerar los proyectos de I+D+i que permitan avanzar en los principales retos que afrontan tres sectores estratégicos para Bizkaia: Energía, Movilidad y la Economía Plateada.