La pandemia de los dos últimos años nos ha obligado a convivir con un virus desconocido hasta ahora que ha conllevado profundos cambios sociales, culturales y deportivos y que han tenido una incidencia directa en la economía mundial. Una economía que, también, se ha visto directamente afectada por la invasión rusa en Ucrania.
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Estas dos circunstancias están generando incertidumbre y desasosiego en la sociedad y en el tejido industrial alavés que ve, como día a día, incrementa el coste de vida, el precio del combustible, del gas, de la electricidad y de las materias primas. A ello se une, además, la dificultad para conseguir determinados productos por la falta de suministro.
Son tiempos de cambios que, a priori, pueden ser difíciles por las incertidumbres pero que, sin embargo, ofrecen oportunidades que hay que intentar aprovechar desde las fortalezas que ofrece el territorio alavés.
Álava es un territorio atractivo para la inversión y fuertemente competitivo, no sólo por su ubicación estratégica, su disponibilidad de suelo, su conectividad, sus centros tecnológicos y de formación especializada, sino también, por el papel que juegan las administraciones con importantes ayudas a la innovación, emprendimiento e internacionalización y acceso a la financiación. Además, hay que añadir que Álava cuenta con un sistema fiscal propio con capacidad normativa y adaptado a sus propias especificidades lo que convierte en un potente ecosistema económico protagonizado por un conjunto de grandes, medianas y pequeñas empresas.
Todo ello ha posibilitado que nuestro Territorio disponga del mayor producto interior bruto per cápita y el mayor salario medio del Estado, además de ser eminentemente exportador, ya que exporta cerca del 60% de lo que produce.
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El reto de Álava ahora tiene que ser el de mantener y reforzar esa posición de liderazgo y afrontar las importantes transformaciones que la Unión Europea marcó como prioridades tras la pandemia: La transición tecnológica-digital, la transición energética-climática y la transición socio-sanitaria. Tres prioridades que son coincidentes con las que la Diputación Foral de Álava marcó en el programa de gobierno de 2019.
Recientemente he tenido la ocasión de participar en el Foro 'Elkargi Finanza Punto de Encuentro financiero' y recordar la importancia de disponer de instrumentos de financiación para superar las crisis a las que nos estamos enfrentando.
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No hay que olvidar que las primeras medidas adoptadas por la Diputación Foral de Álava tras la pandemia y la invasión de Ucrania han sido medidas fiscales, aplazamientos extraordinarios en el pago de impuestos, sin intereses ni garantías o exenciones en el abono de los pagos fraccionados de IRPF entre otras.
También el Gobierno Vasco se ha implicado con la puesta en marcha del Programa de Apoyo Financiero formalizado con ELKARGI y las entidades bancarias que tienen actividad en Euskadi. Esta línea ha puesto a disposición de las empresas vascas en 2020 y 2021, 1.250 millones de euros de avales de la Comunidad Autónoma Vasca a coste cero, de los que se han formalizado 754 millones. En concreto, en Álava se han concedido 1.678 préstamos con un importe de 177,4 millones de euros, lo que pone de manifiesto un uso destacable por parte de las empresas alavesas de este instrumento.
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La dilatada y contrastada capacidad de gestión de la concesión de avales a empresas a través de Elkargi nos llevó en 2021 a actualizar el histórico convenio de colaboración. Una actualización que está permitiendo el acceso a financiación en condiciones favorables a las pequeñas y medianas empresas para poder hacer frente a sus tensiones de liquidez ante esta coyuntura, contribuyendo a la sostenibilidad y seguridad de las empresas.
Álava es un potente ecosistema económico que requiere del esfuerzo, el trabajo, la colaboración y la implicación de administraciones y empresas para mantener y reforzar su liderazgo.
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