«Euskadi debe centrarse en centros de excelencia y en alianzas regionales»

Ahora, la vida de Hill discurre entre Bilbao, donde reside su familia, y la sede de la empresa en Madrid. A la capital vizcaína llegó por primera vez en 1998 y asegura que la historia de transformación de la villa siempre le ha servido «como ejemplo de inspiración». Subraya que Bilbao «ha sabido crearse una reputación y posicionarse a nivel internacional», pero también que la frase tantas veces repetida de 'aquí se vive muy bien' a menudo se utiliza como excusa «para no viajar, estudiar o trabajar fuera». Por eso, alerta de que Euskadi debe «vigilar que la comodidad no conlleve a una cierta complacencia o incluso al estancamiento».

- Su experiencia sirve para analizar con perspectiva la situación del País Vasco, donde se extiende últimamente una sensación de declive incluso reflejada por algunos 'think tank'.

- Creo que en el mundo se está imponiendo el modelo de las multinacionales, que se centra en las grandes capitales. Del País Vasco siempre me ha llamado la atención su tejido empresarial de pymes, a menudo radicadas lejos de las grandes ciudades. Esto complica la atracción de talento. Tanto para quienes buscan trabajo, que no saben dónde empezar, como para las empresas, que no tienen los recursos para procesarlo. Está todo muy atomizado, hay una falta de conexión entre las empresas y el talento, y el sistema se mueve más por contactos. Es una pena, porque me consta que muchas de las personas que se marchan de Bilbao están deseando volver y no saben cómo.

- Se habla mucho de la fiscalidad y hay polémica con la que ofrece actualmente la Comunidad de Madrid. ¿Es algo que tiene un impacto real en las decisiones que toman las multinacionales?

- Creo que sí. Prefiero no centrarme en Madrid y en el País Vasco, pero ahí tenemos el ejemplo de Irlanda, que ha atraído a muchas empresas gracias a su política fiscal.

- ¿Estamos condenados a que cada vez más empresas se vayan de Euskadi?

- Yo creo que no. El País Vasco tiene un nivel económico bueno y su desempeño en relación con el resto del país también lo es. Algo se está haciendo bien. Pero sí es cierto que hay que pensar en cómo crear concentraciones de conocimiento que se conviertan en centros de excelencia. El País Vasco debe determinar las áreas en las que desea destacar y centrar sus esfuerzos en ellas. No intentar abarcarlo todo. El sector energético o el gastronómico pueden servir de ejemplo. Y luego es conveniente formar alianzas para ahondar en ese concepto de gran región que incluye el País Vascofrancés, Aquitania, y hasta Toulouse, para activar una red empresarial más potente.

- ¿Nos falta ambición?

- Yo no lo veo exactamente así. Creo que Euskadi tiene éxito a la hora de preservar su contexto socioeconómico y cultural y de compaginarlo con una actividad empresarial dinámica. Es tradicional, pero a la vez diverso. Y eso resulta muy atractivo. Lo que falta, quizá, es enfocarse más, ganar tamaño, y establecer modelos financieros que permitan el fracaso. En Estados Unidos quien ha intentado tres cosas sin éxito es muy bien valorado, pero aquí hay mucha presión para que todo triunfe a la primera. Es lógico que así cueste dar el paso de emprender.

- Usted es un ejemplo de alguien que se ha tenido que marchar. Durante un tiempo, vivía en Bilbao y trabajaba en Francia. Ahora vive en Madrid y viene a Bilbao tres días a la semana. ¿Cómo de importante resulta la conciliación?

- Es vital. Pero no es fácil lograr el equilibrio entre la vida profesional y la familiar. Aunque las empresas cada vez ponen más énfasis en ello, porque saben que es un eje fundamental de la atracción de talento, sigue siendo un reto tanto para mujeres como para hombres, sobre todo cuando ambos tienen oportunidades laborales y hay que sacrificarse. Además, tras la pandemia, que nos ha dado nuevas herramientas, las nuevas generaciones tienen expectativas diferentes. El teletrabajo es importante en el nuevo modelo híbrido que se abre camino. Tenemos que aprender, no podemos volver a la realidad laboral de 2019.