«No será sencillo sustituir el gas natural. Conviviremos con él 20 o 30 años»
Advierte que los precios de esta fuente de energía seguirán altos y no volverán a la situación de hace tan sólo unos meses
Quizá porque su primer apellido está íntimamente ligado al del exministro de Asuntos Exteriores del gabinete de Adolfo Suárez -su padre también fue delegado del ... Gobierno en el País Vasco-, existe una inclinación a etiquetarle como político. Ingeniero por ICADE, apenas ha dedicado dos años de su vida a esa faceta -como parlamentario europeo por el PP-, ya que la mayor parte de su trayectoria ha estado ligada al mundo empresarial, desde la fundación de una compañía de patentes, pasando por cargos directivos en firmas como Aldeasa, Comsa o Enagas, compañía de la que ha sido consejero delegado durante la última década. Un sector, el del gas, en el que advierte que no hay soluciones milagrosas que puedan ofrecer una solución meteórica al problema que se ha creado tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia.
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- Por una vez España está bien situada en una crisis. No depender del gas ruso es una suerte. Esta guerra ¿ha desvelado uno de los puntos débiles de Europa?
- Sin duda. Para bien o para mal España es casi una isla en lo que se refiere al gas, porque dependemos sobre todo del gasoducto de Argelia y de las plantas regasificadoras. Un tipo de instalaciones en las que comenzó a invertirse en 1970 porque entonces era la única opción que había. Es más caro, pero te permite tener suministradores distintos y sustituibles. La dependencia de Europa del gas ruso siempre ha sido elevada.
- Durante mucho tiempo se ha debatido en torno a la necesidad de ampliar la conexión con Francia. ¿Por qué no se ha hecho?
- Hay dos conexiones pequeñas, una en el País Vasco y otra en Navarra. Ha existido otro proyecto de conexión por Cataluña, pero se canceló. Creo que nadie pensó en que íbamos a tener una situación así, porque es cierto que habría servido para que Europa hubiese tenido una alternativa de suministro.
- Quizá se pensó que era una inversión innecesaria o excesivamente costosa para el momento.
- Sí, aunque yo siempre he pensado que las infraestructuras hay que diseñarlas para el momento punta. Creo que es el momento de que ese proyecto se recupere.
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«Una transiciónenergética no se ejecutaen menos de40 o 50 años»
los plazos
- En cualquier caso ¿es ingenuo pensar en la posibilidad de sustituir el gas natural a corto o medio plazo?
- No será sencillo sustituir el gas. Conviviremos con él 20 o 30 años. Hay procesos industriales en los que es imprescindible y no hay sustitución posible. La industria del vidrio o la siderurgia en el País Vasco no tienen otra alternativa que utilizar gas en su proceso de producción. Cualquier proceso que requiere más de 200 grados de calor pasa por el gas.
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- Trasládese unos meses atrás. A un momento anterior a la invasión. ¿Coincidía con la idea de que los precios del gas iban a estar normalizados en abril?
- No, ya entonces creía que se iba a alargar más la situación de precios altos. Es más, creo que nunca volveremos a precios de gas a 20 euros por megavatio. Ahora estamos por encima de 160 euros. Las fuentes de suministro no se pueden establecer de forma acelerada. Construir un barco de gas puede costar 36 meses... Y para conseguir que los precios se estabilicen necesitamos que también se estabilice la demanda, que haya más barcos y más gasoductos.
- Todo esto ¿puede acelerar o ralentizar los proyectos de transición energética?
- Hay opiniones de todos los tipos, pero una transición energética no se ejecuta en menos de 40 o 50 años. Hemos apostado en exceso por esa transición, pensando que iba a ser más rápida, y hemos dejado de invertir en fuentes de producción de gas natural: esa también es una de las claves del aumento de costes. Hay que correr, pero las cosas llevan su tiempo. Le pongo un ejemplo, conseguir los permisos para instalar un parque de generación eléctrica solar cuesta... años.
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Seguir invirtiendo
- ¿Se pueden adoptar medidas coyunturales para reducir el coste de la energía en estos momentos? ¿Qué le parece la idea que defiende el Gobierno de Pedro Sánchez de desligar el precio del gas de los costes de la electricidad?
- En el ámbito doméstico hay que proteger a los más desfavorecidos. En el ámbito industrial hay que tener cuidado de que el proceso de descarbonización no nos haga menos competitivos. Y en cuanto al sistema de formación de precios, sí estoy de acuerdo con ese planteamiento y creo que la Unión Europea tiene que replanteárselo. En el largo plazo hay que apostar por las infraestructuras de exploración y de transporte de gas natural.
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- ¿Es de los que piensan que hay que retomar la construcción de centrales nucleares?
- Veo muy difícil que la opinión pública admita tener una central nuclear cerca de casa, incluso de las pequeñas. Quizá en Francia sí porque existe una cultura diferente en torno a este asunto, pero en España no lo creo.
«Veo difícil que la opinión pública admita nuevas centrales nucleares. Al menos en España»
alternativas
- Ahora vivimos una especie de burbuja en torno al hidrógeno. ¿Nos estamos pasando en la trascendencia del tema?
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- Hay bastante burbuja porque el hidrógeno está en la frontera entre lo conocido y lo desconocido. Sabemos como generarlo, la tecnología es conocida. Incluso yo tengo en mi casa un aparato de juguete para producir hidrógeno, pero es una opción cara. Lo que pasa es que no hay muchas alternativas, por eso es bueno apostar por su desarrollo. Será un sector económico en el futuro salvo que alguien desarrolle otra alternativa. Pero va a costar tiempo, no es algo que se pueda comprar en el supermercado.
- Pero dice que es muy caro.
- Por eso hay que apostar por el desarrollo tecnológico y la inversión en proyectos industriales. Existe la voluntad política de que eso ocurra y los fondos europeos van a jugar un papel importante en este tema.
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«Que Repsol e Iberdrola compitan es bueno para el desarrollo de esa tecnología»
el hidrógeno
- Repsol e Iberdrola, aparentemente, han desatado una gran competencia en torno al hidrógeno.
- Sí, pero son dos proyectos y dos intereses diferentes. Repsol es un gran consumidor de hidrógeno y lo necesita para descarbonizar su proceso de producción de combustibles. Iberdrola lo que busca es una oportunidad para aprovechar la energía eléctrica y tener también un nuevo producto. Es una competencia que va más allá del producto y que incide en el modelo. Los eléctricos quieren buscan una producción en el lugar de consumo para incrementar sus redes eléctricas, mientras que las compañías petroleras buscan una producción a gran escala para luego distribuirlo.
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- Al menos la competencia viene bien para estimular el desarrollo tecnológico.
- Sin duda. Nos tenemos que dar cuenta de que sólo las grandes compañías son capaces de protagonizar la transición energética. Son las que tienen equipos, capacidad de invertir, también de arriesgar e incluso de perder. Es absurdo demonizar por ejemplo a las petroleras, porque van a ser ellas las que nos van a llevar hacia un mundo más descarbonizado y tienen planes para ello.
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