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SALVADOR ARROYO
Martes, 11 de octubre 2022, 07:19
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi ha asegurado este martes en Vitoria que la «subida desmedida de las cotizaciones sociales deja a las empresas en situación complicada y más cuando se anuncia que se va a hacer todos los años». Un ejemplo más de lo que ha considerado como intentos del Gobierno «por dividir a la sociedad entre ricos y pobres». El responsable de la patronal ha realizado estas declaraciones durante su participación en el Foro Económico 'Las empresas ante los nuevos retos de 2023', organizado por EL CORREO con el patrocinio de Cajamar. En el acto, al que han asistido más de 150 personas de los ámbitos económico y político, ha reclamado al Ejecutivo que deje de ahondar en esa división para empujar de nuevo los acuerdos en el marco del diálogo social.
La subida de las cotizaciones sociales es algo «serio y que no podemos compartir». Un movimiento que Garamendi ha enmarcado en la inercia de «dividir a la sociedad» con impuestos «ideológicos» en la que se ha metido el Ejecutivo de Pedro Sánchez. «Queremos seguridad jurídica, estabilidad», ha planteado el presidente de la patronal, que ha reclamado al Gobierno «ser valiente para llegar a acuerdos. Se está perdiendo el centro y ese es el espacio del acuerdo», ha añadido.
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Las palabras de Garamendi llegan tras el último episodio de confrontación con el Ejecutivo central, tras la subida de las bases máximas de cotización del 8,6% en 2023, sin pacto previo con los empresarios. «Nos preocupa el planteamiento de ruptura de lo que es la sociedad entre ricos y pobres«. «Reclamo volver a estar en el estadio de querer entendernos para llegar a acuerdos, en nombre de todas las empresas españolas», ha subrayado.
En otro momento de su intervención, el responsable de la patronal, ha reflejado que en Europa la economía sumergida es del 13% y en España del 24%. Datos que ha confrontado para sugerir que «existe un margen para incrementar la recaudación» sin tener que recurrir a las fórmulas de impuestos extra, como el de Patrimonio, por ejemplo. Incidiendo en que la presión fiscal es mayor en España que en otros países europeos, ha asegurado que «las empresas no hablamos solo de facturación sino también de gestión. Y no oímos (en el gobierno) como se puede gestionar mejor». Ha puesto como ejemplo que 80 millones, al menos, se podrían ahorrar por «duplicidad en las administraciones».
Respecto al impuesto de Patrimonio ha subrayado que «no existe en Europa» y que «estamos hablando de ideología y de votos, de buenos y malos. Pero cuanto más dinero hay en la calle, mejor irá la economía», ha sido otra de sus reflexiones. Y en esa senda crítica hacia las medidas del Ejecutivo, Garamendi, sin discutir «la legitimidad» ha criticado «las formas. No nos han avisado y lo denunciamos». «Pulpo no es animal de compañía», ha apostillado.
En su intervención inicial, Garamendi se ha referido al «enorme daño» que causará la inflación «a la gente más vulnerable, pero también a las empresas». Con los precios de la energía el mundo industrial «está sufriendo; está viviendo un momento delicadísimo». «Europa lo ha hecho muy mal y España también», ha añadido antes de analizar que «las empresas industriales españolas estén pagando en el mercado de CO2 lo que está quemando el resto de Europa, no lo que quemamos nosotros», en relación al desmantelamiento del sector del carbón en el país y que en Estados miembros de la UE como en Alemania, se ha reactivado a raíz de la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania. Respecto al gas, ha recordado que el 30% del consumo es industrial. Y ha reprochado al Gobierno que haya tomado medidas para se establezcan precios competitivos, algo que sí ha venido sucediendo en otros países como Italia, Francia y Alemania.
El responsable de los empresarios ha realizado un repaso histórico para reforzar la inestabilidad e incertidumbre que generan las inercias de déficit y deuda pública en las que se encuentra hoy España. La crisis de 2008 fue financiera, ha recordado, «y es cierto que fueron unas cajas las que tuvieron el problema. La banca hizo el esfuerzo de rescatar a las cajas. Hubo una reforma laboral y financiera y España decidió no ser rescatada y se empezó a crear empleo. Europa entonces pedía un déficit por debajo del 3% y advertía de una deuda del 98%».
Hoy, tras el latigazo del Covid y las consecuencias del conflicto provocado por la invasión rusa de Ucrania, con la afección más grave a la economía desde la Segunda Guerra Mundial, «hoy la deuda es del 117%«, ha señalado Garamendi, con el matiz de que »el BCE ha ayudado con la compra del 50%, de manera que los inversores han confiado en lo que estaba haciendo Europa». El presente: «Deficit del 4,5% y 5%. El Gobernador del Banco España ya ha anunciado que los tipos de interés van a llegar al 2,5%. Ese es el panorama que tenemos».
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