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Los promotores de V-Vision, Rafael Izquierdo (izda.) y Fernando Rubio (arriba), junto a Adil Omari y Javier Bas. José ramón ladra
B-Venture

Con ojo clínico para la tecnología

La 'startup' V-Visión crea una terapia que gracias a la realidad virtual permite reducir el tiempo que los niños con ojo vago han de usar el parche

iratxe bernal

Martes, 4 de octubre 2022, 00:26

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Cuando en 2016, Rafael Izquierdo y Fernando Rubio, ingeniero industrial y doctor en Inteligencia Artificial, respectivamente, empezaron a valorar la idea de emprender no tenían muy claro por dónde tirar. Lo único que sabían era que el potencial de la realidad virtual tenía mucho recorrido fuera de la industria del entretenimiento. «Tenía que servir para ayudar a las personas a solucionar problemas reales», señalan los creadores de V-Visión, una 'startup' que emplea esta tecnología para tratar y hacer seguimiento de algunas disfunciones y enfermedades oculares.

Lo vieron claro cuando supieron que en una de las terapias para corregir la ambliopía -lo que popularmente se conoce como ojo vago- se empleaban gafas anaglifas, aquellas precursoras de la realidad virtual que lograban un efecto tridimensional al cubrir un ojo con un filtro rojo y el otro, con uno verde. Esa sensación de profundidad que tenemos con ellas la crea nuestro cerebro al fundir en una única imagen informaciones tan dispares de un mismo elemento. Pero eso sólo pasa cuando trabaja con ambos ojos. Es decir, si previamente no ha decido prescindir de los servicios de uno de ellos.

Y eso es precisamente lo que ocurre con la ambliopía, que en los primeros meses o años de vida el cerebro ha primado un ojo sobre el otro. Ocurre, por ejemplo, si el niño padece estrabismo. Para evitar la confusión que le genera superponer dos imágenes tomadas desde ángulos tan distintos, el cerebro opta por descartar una y se acostumbra a trabajar con un único ojo. A la larga, esa elección implica que solo el ojo elegido tiene la necesidad de seguir desarrollando sus conexiones neuronales. El otro, pese a no presentar ningún problema físico más allá de la desalineación, simplemente queda anulado hasta que el tradicional parche tapando el ojo 'bueno' le obliga a ponerse las pilas.

Estimulación por separado

El videojuego ofrece distinta información a cada ojo y obliga al cerebro a trabajar con ambos

Peor, por no haber signos externos que alerten a los padres, es cuando hay un defecto refractivo, como la miopía o la hipermetropía, en uno de sus ojos o en ambos, pero con muy diferente grado. En estos casos, el cerebro toma la determinación de anular la información que le llega de un ojo simplemente porque la del otro es más precisa, pero la consecuencia es la misma; las conexiones neuronales del ojo 'malo' no se desarrollan adecuadamente, de modo que aunque después nos gradúen la vista nunca tendremos una visión perfecta.

Lo que hacen en estos casos las gafas anaglifas es obligar al cerebro a trabajar con ambos ojos a la vez dado que los filtros impiden que el 'bueno' aporte toda la información. Si por ejemplo está cubierto por un filtro verde no apreciará los objetos que sean de ese color, que en cambio sí percibiría el ojo cubierto por el filtro rojo si se le dejara colaborar. «Cuando lo vimos supimos que era algo que la realidad virtual podía mejorar, ya que podía ofrecer ese mismo reto al cerebro sin filtros, con imágenes de videojuegos que lograrían además que el niño esté entretenido y quiera participar más activamente en el tratamiento», señala.

Así desarrollaron Dicopt, una app que se instala en un móvil que después se conecta por Bluetooth a unas gafas de realidad virtual. Éstas permiten estimular cada ojo por separado al ofrecer a cada uno distintas imágenes, ambas imprescindibles si queremos interpretar correctamente la situación. Si escogemos por ejemplo un juego de marcianitos podemos hacer que la nave espacial solo sea visible para un ojo y los extraterrestres, para el otro, de modo que si queremos hacer que embarquen el cerebro estará forzado a usar ambas informaciones y, por tanto, a empezar a ejercitar las conexiones neuronales del ojo vago a medida que el niño vaya pasando de pantalla y enfrentándose a retos más complejos.

Menos tiempo con parche

Esta terapia no sustituye el parche, pero sí permite que el niño lo necesite durante menos tiempo, como media cinco meses en vez de nueve. Esto es fundamentalmente gracias a la posibilidad de jugar todos los días en casa. El oftalmólogo u optometrista dará a los padres el equipo (gafas y mando) y una clave para que se registren como usuarios en cuantos móviles necesiten. El especialista recibirá un informe de uso que le permitirá conocer la evolución del niño y recomendar nuevos juegos. Una vez finalizado el tratamiento, la familia devuelve el equipo, que estará disponible para otro paciente.

La firma, que desde 2020 ya cuenta con licencia como fabricante de productos sanitarios, ha probado la eficacia del sistema con el doctor en optometría e investigador de la Universidad de Alicante David Piñero y la jefa del servicio en Oftalmología del Hospital Sanitas La Zarzuela, Amina El Rubaidi. V-Vision, que tiene una facturación anual de 20.000 euros, tiene abierta una ronda de medio millón para lograr la financiación que le permita ampliar la comercialización de Dicopt en ópticas y clínicas oftalmólogicas y desarrollar las soluciones que permitirán utilizar la realidad virtual en el seguimiento del glaucoma y la degeneración macular.

La presentará los días 18 y 19 a B-Venture, el evento de 'startups' organizado por EL CORREO con el patrocinio del Departamento de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente del Gobierno vasco, la agencia de desarrollo SPRI, la Diputación foral de Bizkaia y el Ayuntamiento de Bilbao. Y la colaboración de BStartup de Banco Sabadell, BBK, Laboral Kutxa, CaixaBank, BBVA y la Universidad de Deusto.

V-Vision

Desarrollo de productos sanitarios para el tratamiento de disfunciones oculares como la ambliopía a través de la realidad virtual.

Glaucoma y degeración macular

La 'startup' ya está desarrollando el que será su siguiente lanzamiento, una aplicación que se conecte a las gafas de realidad virtual para que los pacientes con degeneración macular puedan realizar en sus casas pruebas como la rejilla de Amsler. Los resultados serían enviados por la 'app' al especialista, quien podría incluso programar alarmas que le avisen si el problema se agrava. Una vez lanzada esta herramienta desarrollarán otra similar para el seguimiento del glaucoma.

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