Basquevolt pone en marcha su planta de prototipos, último paso para fabricar a escala industrial
La empresa ya es capaz de hacer baterías sólidas equivalentes a una cuarta parte de las que lleva un coche eléctrico
Dos años después de su presentación en sociedad, Basquevolt, la empresa de baterías instalada en Miñano (Vitoria) ya ha puesto en marcha su primera planta ... de prototipado. Inmersa en una carrera tecnológica por llegar al mercado de la automoción, la compañía sigue dando pasos en su sede, donde ya está esa planta, un laboratorio y un bloque de oficinas. «Estamos intentando demostrar que la ciencia y los materiales que se han desarrollado durante muchísimos años en Vitoria tienen el potencial de llegar a montarse en un coche, en un autobús y en un avión. Tenemos que ir dando un paso más hacia adelante en ese desarrollo de madurez industrial», señala Francisco Carranza, el CEO de la empresa a este periódico.
Según el directivo, la planta es capaz de producir celdas de hasta 20 amperios con electrolitos sólidos. La apuesta de Basquevolt pasa por diferenciarse de las baterías que actualmente llevan los coches, que son líquidas, y pasar a baterías sólidas, más duraderas y más potentes. «Empezamos a producir celdas de 1 amperio en abril de 2023 y mira lo que tenemos un año después. Queda otro paso más: pasar a 80 amperios, que es lo que llevan los coches eléctricos y es más grande», señala Carranza. «Nuestro objetivo es llegar a mitad de 2025 a un producto ya en 80 amperios», aunque la hoja de ruta de la empresa asegura que las primeras muestras de esas celdas llegarán a finales de este año.
Las celdas capaces de alimentar a los vehículos eléctricos llegarán «a mitad de 2025»
En el recorrido llevado a cabo por Basquevolt, EL CORREO ha podido ver caras de medio mundo. En la empresa trabajan más de 85 profesionales de puntos tan lejanos y dispares como Estados Unidos o Corea del Sur.
El proceso
Para fabricar las celdas es necesario hacer una especie de 'sandwich' entre tres componentes: el cátodo, el electrolito y el ánodo. El proceso industrial que en un futuro producirá las baterías de Basquevolt es el que ya se prueba en la planta de prototipos con unas condiciones muy estrictas: «Trabajamos a un punto de rocío de -45 grados. Enfríamos el aire a esa temperatura, que es más o menos la del Polo Sur, para que se condense toda el agua, se quita la humedad y se vuelve a inyectar el aire, lo cual es muy demandante a nivel de electricidad», añade Balbanuz Benavides, directora de Operaciones de Basquevolt. Es entonces, cuando ya no hay humedad, cuando se empiezan a producir las baterías, esos 'sandwiches' de cátodo, electrolito y ánodo.
Uno de los hitos pendientes para el fabricante alavés es cerrar una ampliación de capital que lleva pendiente desde 2023. A este respecto, Carranza confía en que esa operación para incorporar socios llegue más pronto que tarde y que «antes del verano podamos empezar a comunicar algo». Actualmente, en el accionariado de la empresa están Iberdrola, Enagás Emprende, Cie Automotive, los gobiernos vasco y central y el organismo europeo EIT Innoenergy.
La firma de Miñano cuenta ya con más de 85 empleados, de los que un tercio son extranjeros
En cuanto a la llegada de las baterías de Basquevolt a los grandes fabricantes, Carranza desliza que la empresa alavesa ya está trabajando «con algunos clientes más cercanos que con otros. Estamos ya bastante avanzados con alguno de ellos y queremos entrar ya en fase de desarrollo conjunto», sostiene el ejecutivo.
En la hoja de ruta para vender sus baterías hay varios pasos para Basquevolt. El primero sería llegar a un «acuerdo de cooperación» que permita definir un producto más personalizado para el fabricante que quiera usar sus baterías, que no tiene por qué ser necesariamente un gigante de la automoción. De ahí se pasaría a un acuerdo de comercialización y sería entonces cuando se daría el paso para fabricar a escala industrial.
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