Pese a las excelentes noticias publicadas al cierre de mayo sobre la afiliación y el empleo, España sigue siendo el país con mayor tasa de ... paro de la UE (13,65%), seguida de Grecia y a una astronómica distancia de Alemania que cierra la lista con un 3,8%. Pero hay más. Se da la circunstancia, ya ampliamente difundida, de que con una cifra de parados cercana a los tres millones varios sectores productivos anuncien serias dificultades para contratar nueva mano de obra. Se estima que España tiene en estos momentos más de 109.000 puestos de trabajo vacantes.
Publicidad
El antecedente más notorio de esta presunta incongruencia se halla en EE UU. También allí resulta, en principio, difícil la contratación de nuevos recursos humanos. Este fenómeno postpandemia ha sido bautizado con el nombre de 'La gran renuncia' ('The great resignation'). Pero las distancias que mantiene con relación al caso español son manifiestas. Por una parte, el presidente Biden ha colmado los bolsillos de los estadounidenses de subvenciones a fondo perdido, esquemas de protección social y ayudas fiscales. Muchos trabajadores americanos se encuentran cómodos con el colchón ahorrado durante la reciente crisis y no tienen prisa por buscar un nuevo trabajo. Además, EE UU tiene una tasa de paro inferior al 4% y una gran movilidad laboral. Por otra, el colectivo estacional que deja un empleo y busca otro nuevo no representa un problema, sino que, simplemente, define al dinámico sistema americano.
Aquí, el pasado 23 de mayo, el Ministerio de Trabajo se reunió con los agentes sociales más representativos del país, CC OO, UGT, CEOE y Cepyme para debatir nuestro caso en busca de posibles soluciones. Las vacantes laborales no cubiertas están concentradas en sectores como la hostelería, el agro, el comercio y en puestos altamente cualificados relacionados mayoritariamente con la transición ecológica y digital. No todos los sectores se enfrentan a los mismos obstáculos. Subir los salarios, un argumento que goza de predicamento en el ministerio de Yolanda Díaz, es una medida que no puede descartarse, pero es muy parcial.
Son más las preguntas que las respuestas al problema. ¿Es una cuestión de sobrecualificación de los que acceden al trabajo o acaso de envejecimiento de la población en desempleo?
Sin ánimo de simplificar el tema, que es de un enorme calado doctrinal, hay que distinguir entre dos grandes supuestos en nuestros empleos vacantes. El referido a los empleos de baja cualificación -dos tercios de los parados españoles no tienen formación universitaria ni de FP- lleva a pensar que es difícil que tres millones de personas en España vayan a encontrar trabajo. Ya hemos comentado la hipótesis de la subida de salarios.
Publicidad
Mención específica requiere en este segmento la inmigración, gracias a la cual se cubren ofertas de empleo a precios que favorecen la producción nacional, liman desigualdades salariales y de renta del planeta, ofrecen alternativas a trabajadores más necesitados y colaboran a estabilizar el sistema, aunque desgraciadamente no conduzcan necesariamente a una reducción del paro y despierten no pocos celos y animadversiones.
Casuística aparte la constituyen los empleos demandados y no cubiertos debidos a cambios tecnológicos y sociales que evidencian la carencia de habilidades de la fuerza laboral, extremo que tiene creciente vigencia en nuestro país. Para muchos empleos emergentes, los trabajadores y las empresas no pueden aplicar estrategias ocupacionales precisas y la capacitación de la fuerza laboral sufre notorios retrasos. España, esto es, sus políticos, empresarios, académicos y formadores, lleva tiempo ajena a este problema a pesar de las repetidas advertencias de organismos internacionales, como la Comisión Europea o el FMI.
Publicidad
Una solución sostenible requerirá un cambio radical en la educación y la formación. Dicha reforma debe preparar el futuro de la oferta laboral de dos maneras. En primer lugar, la capacitación y la educación para cada sector específico debe ser anticipada y puntual, esto es, antes de que el problema de la carencia de mano de obra se vuelva crítico. En segundo lugar, la educación y la formación deben desarrollar en las personas la motivación y las capacidades del nuevo aprendizaje requerido. En una colaboración público-privada.
Como todos los temas estructurales, no es este uno que se solucione en el corto plazo.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión