La desaceleración coge a la industria vasca sin acabar de superar el covid
El alivio de los costes de materias primas y energía da un respiro, pero la transformación requiere inversiones con recursos que no crecen por la caída de las exportaciones
Euskadi analizará mañana y el martes en el 'Basque Open Industry' la situación de la industria manufacturera vasca. El evento organizado por el Gobierno vasco ... y que será inaugurado por el lehendakari, Iñigo Urkullu, en el Bilbao Exhibition Center (BEC) estudiará los retos de la digitalización y la aplicación de los criterios de fabricación flexible e industria 4.0. Conceptos de compleja definición, pero que se presentan como estratégicos para afrontar el desafío de un sector que todavía está lamiéndose las heridas tras el impacto provocado por la pandemia.
Y es que según explicó el viernes el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, el Producto Interior Bruto (PIB) industrial vasco ha de afrontar la desaceleración que vive Europa sin haber recuperado todavía los niveles precovid. Así, ese PIB alcanzó en 2022 en términos reales -descontando el impacto del IPC- 16.797 millones, todavía por debajo de los 16.878 registrados en 2019. La previsión del Ejecutivo autonómico es que esa recuperación termine de materializarse a lo largo del año que viene, pero el horizonte tiene nubarrones. El peso del sector sigue representando el 21% del PIB de una economía que, en su conjunto, sí ha regresado a los índices prepandemia, pero se ha tenido que apoyar en el sector servicios y en el gasto público.
Una de las claves para afrontar ese reto es, como señala el profesor de la Deusto Business School y consultor en Zabala Innovation, Guillermo Dorronsoro, el «complejo equilibrio del contexto macroeconómico». A la desaceleración que atraviesa Europa, principal comprador de la producción vasca, se unen los conflictos de Ucrania y Oriente Próximo que «generan debilidad y hacen muy difícil diagnosticar la situación». Supone una dificultad para la industria que acumula cinco meses continuados con caídas en las exportaciones. Otro obstáculo, que señala sobre todo la patronal en Euskadi, es el impacto en la competitividad del coste salarial y del absentismo laboral. Según el informe que elabora trimestralmente Ranstad, desde 2019 esta tasa ha subido en la industria vasca un 29,5% de tal modo que un 7,9% de las jornadas del calendario laboral no se trabajan en el País Vasco. Se trata del dato más elevado del conjunto de España.
Igual ocurre con los costes salariales de la industria, que en Euskadi se sitúan en los 4.055 euros de media al mes, según el INE. Supone un incremento del 11% en euros constantes desde 2019, mientras que el volumen de negocio de las industrias vascas se incrementó en un 18,2%.
En la parte del vaso medio llena están las materias primas y la energía. Dos elementos que se convirtieron en el primer problema de la industria en 2021 y 2022 y que acumulan ya un año de descensos en sus costes.
Datos de la industria
16.797
millones son el PIB industrial en términos reales alcanzado en 2022.
2,32%
es el porcentaje sobre todo el PIB vasco que se destina a la innovación, 1.867 millones.
7,9%
es la tasa de absentismo laboral en la industria vasca, un 29,5% más que en 2019.
Inversión en innovación
¡Otro elemento positivo está en la inversión en innovación. Según Innobasque, este año se prevén 1.895 millones para este capítulo. Un ritmo que sirve para superar el 2,32% del PIB, por encima de la media europea. El director general de Ikerlan, el centro tecnológico de la corporación Mondragón, Ion Etxebarria, señala que «la digitalización es clave y necesaria en todos los sectores». Asegura que la apuesta empresarial sigue sólida y «no se resiente» en este capítulo, aunque advierte de «cierto cambio de actitud» en las compañías. Los ámbitos más desarrollados son la sostenibilidad y la digitalización.
Dorronsoro, exdirector de la Deusto Business School, insiste en el desarrollo tecnológico y recuerda que «no podemos conformarnos con superar la media europea cuando los países líderes nos doblan». Además, recuerda que «debemos ganar atractivo como país». «Hay que atraer a profesionales y fijarse objetivos serios en la universidad para que vengan alumnos del extranjero», enfatiza. Y es que con una tasa de paro del 7%, mínimos desde 2008, las empresas vascas tienen problemas para incorporar perfiles que van desde ingenieros hasta soldadores.
La automoción, una de los principales vectores de la industria vasca, está contando con un fuerte impulso público a empresas tractoras. Es el caso de Mercedes, en Vitoria, donde la administración va a movilizar más de 30 millones para desarrollar un polo de automoción con Gestamp y Mondragón. También se desarrollan proyectos como Basquevolt para baterías.
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