Defensa congeló durante 17 meses la venta a Rolls porque ITP mantiene los aviones de combate

Todo parecía hecho, pero las cosas se torcieron por la especial naturaleza de ITP. El Ministerio de Defensa, entonces dirigido por Dolores de Cospedal -también secretaria general del Partido Popular-, puso la proa a la operación. Era muy reticente a dejar en manos de una firma extranjera como Rolls los trabajos de mantenimiento de los motores de la Fuerza Aérea Española, los aviones de combate, una tarea que realiza ITP y que heredó de la antigua empresa pública CASA. ITP, además, también fabrica piezas del caza europeo Eurofighter. De hecho, el objeto de su fundación fue la producción de motores de aviones militares.

Se juntó todo. Lo delicado y estratégico de los productos que salen de ITP y la circunstancia de que iba a caer en manos de una compañía extranjera y, además británica; un problema añadido en el caso de que finalmente se produza un 'Brexit' duro, opción cada vez menos descartable a la vista del desarollo de los acontecimientos políticos en Reino Unido.

Defensa se lo pensó durante diecisiete largos meses antes de autorizar la venta de las acciones de Sener a Rolls. Su aprobación era preceptiva al tener ITP parte de su actividad ligada a los suministros militares. Lo hizo tras obtener las oportunas garantías por parte de Rolls-Royce.

Al Gobierno vasco no le gustó la marcha de Sener y la toma de control por parte de Rolls. La consejera Arantxa Tapia dijo que le habría gustado que Sener siguiera, aunque fuera como accionista minoritario. Rolls también dio garantías al Ejecutivo autónomo de que mantendría el desarrollo industrial previsto en ITP y no interferiría en su crecimiento.