El culebrón de ITP se enreda más

Había acuerdo sobre el capital a transferir -un 9,9% de las acciones de ITP-; también sobre el precio, que suponía un primer 'pelotazo' para el fondo norteamericano porque, aunque no ha trascendido la cantidad exacta, suponía una importante plusvalía en apenas nueve meses. Pero todo se ha ido al traste en los primeros compases de los flecos, ese momento en el que había que definir lo que significaba el «acuerdo industrial» que reclama Indra. «No hacemos inversiones financieras, sólo industriales», había advertido el pasado viernes el presidente de Indra, Marc Murtra.

Bain ha comunicado ya a Indra, según fuentes consultadas por EL CORREO, que no está dispuesto a aceptar un acuerdo que implique el acceso de Indra a la tecnología de ITP. Más o menos, que da por rotas las conversaciones y las posibilidades de perfeccionar un principio de acuerdo que no había pasado de ser verbal. ¿Todo terminado? «No coment», responde un portavoz oficial de Bain, siguiendo la tradicional opacidad de los fondos de inversión.

Fuentes cercanas a la operación señalan que Bain -que permitió el acceso del Gobierno vasco al accionariado de ITP con un 6%-, jamás ha querido dar entrada a otros accionistas. A regañadientes aceptó poner un 30% a disposición de accionistas españoles porque les obligó el Gobierno de Pedro Sánchez. Las maniobras de los últimos días transmiten con claridad que habían aceptado esa imposición, pero solo a cambio de vender muy caras las acciones de ITP. Un activo valioso que, estiman los norteamericanos, valdrá mucho más dentro de cinco años cuando ellos vendan, quizá con una salida a Bolsa, recojan los beneficios y salgan corriendo.

Para Indra, que tiene en el Gobierno a su accionista de referencia con el 28% del capital, resultaba razonable exigir algo más, el «acuerdo industrial», para abonar un precio elevado por los títulos de ITP. Los anteriores gestores de Indra -en especial el exconsejero delegado, Ignacio Mataix-, siempre consideraron que era una operación muy cara que ponía en peligro la rentabilidad de la empresa. Solo con algún añadido extra podía justificarse un giro de 180 grados.

Para algunos analistas, además, lo sucedido este semana con el portazo de Bain -en realidad una bofetada al Gobierno español- hay que interpretarlo también en clave política. «Es algo así como si el fondo de inversión diese por amortizado a Pedro Sánchez y estimase que las presiones del Ejecutivo van a diluirse tras las elecciones generales del 23 de julio», apuntan.