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Criptogadgets

La cotización de las monedas digitales caerá cuando se sometan a normas de transparencia porque su alto precio actual no está justificado

Lunes, 25 de junio 2018

Dice José Antonio Marina que dada la complejidad que esconden las criptomonedas, también los filósofos deberían dar su opinión al respecto. A mi me parece que el respetado filosofo malgastaría con ello su tiempo y que con algo de cultura financiera basta para desmitificar a estos caprichosos utensilios financieros y relegarlos a la mera categoría de 'gadgets'.

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Como es sabido, un 'gadget' es un artilugio entre útil y pintoresco. Un 'gadget' no es habitualmente caro -aunque puede serlo- porque no tiene que poseer necesariamente un alto valor intrínseco o fundamental.

Eso de 'valor intrínseco' vale, y mucho, para el tema de las criptomonedas. Cuando hablamos del valor intrínseco de algo -por ejemplo, en una moneda de oro- señalamos el valor del peso en oro de la acuñación como distinta -inferior o superior- a su valor facial o de cambio en el mercado. O sea que el valor intrínseco es lo esencial, lo auténticamente valioso que yace en el fondo de algo, aunque el precio se distancie de ese valor.

Si miramos la evolución de las principales criptomonedas observamos que han registrado en el tiempo una evolución meteórica de su precio de mercado. Bitcoin, que valía al nacer unos pocos centavos, cotiza hoy a 6.317 dólares, aunque no hace mucho rozó los 17.600. Pero al economista le compete juzgar si ese precio formado por la conjunción de sucesivas ofertas y demandas guarda alguna consistencia con su valor intrínseco.

Un exceso de demanda generalmente adoptado por una opinión sesgada o incompleta puede llevar el precio de un bien a la cima de una burbuja que, tras su estallido, se situará en valores más coherentes con su valor esencial. Como ejemplos de estallidos tristemente memorables podemos citar el 'punto.com' en 2001, el de Wall Street en 2008 o el inmobiliario en nuestro país en 2009.

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Entonces, ¿cuál es el subyacente de las criptomonedas, aquello que dicta el valor intrínseco de las mismas, al margen de su precio de mercado? La respuesta es: la acumulación de artificios informáticos, de algoritmos de subsistencia y crecimiento en la generación de dichas monedas y su correcto control de funcionamiento evitando comportamientos malintencionados en su seno.

Es necesario entender -algo difícil para el profano- que bitcoin, ethereum y el resto de pseudodivisas surgen de la nada mediante un proceso de minería informática, según el cual los mineros informáticos usan equipos de alto costo para solucionar los complejos modelos matemáticos que constituyen el algoritmo de creación de la moneda, algo que resulta esencial para su funcionamiento y desarrollo, y que, como recompensa, entrega a quienes están minando afanosamente el proceso una unidad de la moneda trabajada.

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De modo que el valor intrínseco o el subyacente de las referidas monedas es el de la minería de un software que trabajosamente da a luz sucesivas unidades monetarias.

No se confunda la metodología informática (blockchain) con su aplicación a un proceso de minería y al producto obtenido: un bitcoin o un ethereum. Resulta que blockchain se está constituyendo en una plataforma de éxito en múltiples facetas de la vida real. Pero un manual o un curso de blockchain está al alcance de cualquier bolsillo, por exitoso que sea su modo de aplicación en otros dominios. La pretendida moneda solo es una unidad de cuenta de valor anecdótico, que en modo alguno guarda relación con las astronómicas valoraciones del mercado.

Otro de los ingredientes críticos del sobreprecio de estos criptogadgets reside en su opacidad. Mientras que el común de los ciudadanos utilizamos a los bancos como intermediarios para las transacciones monetarias diarias (sistema centralizado) los registros financieros de los criptogadgets son llevados a cabo por una red privada de ordenadores, es decir, de una forma descentralizada, un método que aporta una clara falta de transparencia y supone un trampolín natural para el ciberdelito.

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Aunque creciente, el mercado de las cibermonedas, es aún marginal. La capitalización actual de bitcoin asciende a 107.400 millones de dólares, apenas la sexta parte de la capitalización de la tecnológica Apple. Tarde o temprano, su actividad tendrá que ser sometida a normas de transparencia como las aplicadas a las operaciones bancarias. Entonces su valor de mercado se acercará al de su subyacente, o sea, apenas un puñado de dólares, porque no hay valor intrínseco que justifique su precio actual.

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