«Si hubo amnistía puede haber un SMI vasco; todo depende de la presión política en Madrid»
Critica cómo se utiliza el absentismo para ocultar la siniestralidad y defiende los logros de la conflictividad
Sergio Llamas
Lunes, 22 de septiembre 2025, 00:18
Mitxel Lakuntza (Pamplona, 1979) lleva más de media vida formando parte de las filas de ELA, un sindicato que lidera desde 2019 tras la jubilación ... de Txiki Muñoz. En junio renovó su cargo como secretario general.
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– En el congreso manifestó su apuesta por la conflictividad. ¿Se han bloqueado el resto de vías?
– Reivindicamos el valor de la conflictividad porque es lo único que hace que se modifiquen en positivo las condiciones de la clase trabajadora y la experiencia nos muestra que es en esos conflictos donde conseguimos las victorias, en oposición a un falso diálogo social donde no hay ningún logro.
– ¿Por ejemplo?
– Con la educación. Nosotros firmamos un acuerdo previo para los trabajadores de cocina y limpieza porque abordaba mejoras salariales, rebajaba ratios, estabilizaba plantillas. Fue un acuerdo muy completo. Pero para educación el Gobierno vasco buscaba un acuerdo más barato y lo firmaron con los sindicatos que estaban dispuestos a firmar por debajo de nuestras reivindicaciones.
– Sin embargo ELA fue el sindicato que dio cobertura a menos trabajadores el año pasado. Cubrió al 49% con convenios vigentes frente al 78% de UGT, el 68% de CC OO y el 54% de LAB.
– Eso tiene que ver con los convenios sectoriales y también con el año en el que se firman. Es de lo que suelen presumir UGT y CC OO, pero para nosotros no es un parámetro válido sobre todo porque ignora el contenido de esos convenios. Esa reflexión podría llevar a que la firma por la firma justificase la acción sindical. Nosotros no hacemos eso.
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– También ha dicho que con Adegi se puede negociar. ¿Por qué le cuesta más alcanzar acuerdos con Cebek y SEA?
– Adegi tiene una posición más pragmática a la hora de abordar la negociación, probablemente porque es consciente de que ELA tiene en Gipuzkoa su mayor implantación y entienden que para que una negociación llegue a buen puerto tienen que poner contenidos. En otros territorios simplemente lograr la inflación se ha convertido en una pelea y ha supuesto decenas de conflictos. En Gipuzkoa el convenio del metal fue un exponente de cómo abordar una negociación sin conflicto.
– ¿Por qué no han respaldado acuerdos como el de Bridgestone o Guardian?
– Esto tiene que ver con nuestra política contra los cierres. La estrategia tiene que estar enfocada en impedir esos despidos y en estas empresas se repite un patrón: que han ganado muchísimos millones y que por decisiones empresariales deciden deslocalizarse. El sindicato no está para darle su aval.
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– Pero se posicionan contra las plantillas.
– Para nosotros respetar una mayoría ante un cierre no significa respaldarla. Si vamos a una lógica política, puede que en un parlamento haya una mayoría, pero eso no implica que la hagas tuya. Y estas empresas lo tienen muy fácil. Simplemente ponen dinero encima de la mesa para mandar a la calle a los trabajadores.
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– También votaron en contra del modelo de teletrabajo para los funcionarios. ¿No era mejor apoyarlo cuando este formato parece estar en retroceso?
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– ELA votó en contra porque no se han conseguido los tres días de teletrabajo que pedía la plantilla en los puestos donde es factible, porque la última palabra caía en los encargados y porque en el caso de bajas, se puede denegar en lugar de garantizar la sustitución de las vacantes.
– ¿Qué cree que ocurrirá con la iniciativa legislativa popular (ILP) para fijar un salario mínimo interprofesional (SMI) propio?
– Si buscamos cuestiones objetivas, Pradales y Torres han admitido la necesidad de aumentar el SMI. Además, aquí se está planteando una cuestión competencial que tiene que ver con el autogobierno, y el 70% de la representación del Parlamento de Gasteiz es abertzale. Con estas bases, creo que sería difícil explicar a la ciudadanía vasca que se está en contra de una medida que mejoraría la vida de quienes peor lo pasan.
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– ¿Y tendría algún futuro si llegara al Congreso?
– Esto es política y la política tiene que ver con las oportunidades que se abren y con las necesidades de los que gobiernan en una coyuntura en la que en el Estado español la amnistía también parecía imposible. Hasta el presidente Sánchez lo verbalizó, dijo que eso no se iba a hacer, y se hizo. Esto tiene que ver con las prioridades y con las presiones políticas, por lo que va a depender de la presión que aquellos partidos vascos que la apoyan estén dispuestos a defender en Madrid.
Mesas de propaganda
– El estudio del Gobierno vasco, que planteaba entre 1.268 y 1.385 euros, ha enfadado a todos.
– Porque ha quedado en cuestión la propia calidad del mismo, que incurre en errores de bulto. La política también tiene mucho de teatralización y de parecer que se está haciendo algo cuando es una excusa para no abordar la propia responsabilidad. Pasa también con las mesas de negociación y con lo que ha ocurrido en Osakidetza. Sindical y socialmente hemos perdido un año con esa mesa y ahora plantean otra con el tema de la segregación. Tienen un objetivo, dar la sensación de que hay una acción donde no la hay. Son mesas de propaganda que buscan la desmovilización.
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– ¿La indemnización de la caja de resistencia, en 1.450 euros, es la clave del éxito de ELA?
– La caja no explica por sí misma los 104.000 afiliados, pero evidentemente es un elemento diferenciador con el resto de los sindicatos y posibilita que ELA pueda desarrollar una estrategia que los otros no pueden. Es la que permite que la negociación no se acabe cuando el empresario quiere, sino cuando los trabajadores consiguen sus objetivos.
– ¿Cómo explica que Euskadi tenga la tasa más alta de bajas cuando Osakidetiza es la menos colapsada?
– Solemos poner en cuestión estas estadísticas que muchas veces provienen de empresas de trabajo temporal y que buscan confirmar el relato de que los trabajadores no acuden a su puesto porque no quieren. Lo que dicen las estadísticas oficiales es que una parte muy importante se debe a enfermedades comunes que derivan de problemas musculoesqueléticos o psicológicos, es decir, directamente relacionados con las condiciones de trabajo. La patronal no afronta que tenemos una de las mayores tasas de siniestralidad y esconde con el absentismo su responsabilidad directa.
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– ¿Afecta a la competitividad?
– ¿Qué problema de competitividad va a haber aquí cuando los beneficios de las empresas baten récords históricos y la economía crece año tras año? Es muy curioso cuando señalan que aumentan los costes laborales. Esa es una buena noticia porque ahí están los salarios y las cotizaciones. Lo malo sería que disminuyeran.
– Han pedido una modificación urgente de los procesos de selección en Arkaute. ¿Qué creen que ocurre en la Ertzaintza?
– En Arkaute hay una opacidad tremenda. No se está gestionando bien y lo primero que hay que hacer es investigar qué hay detrás. Es un error relativizar lo que está sucediendo allí. Las sentencias que ELA ha ganado evidencian que hay un proceso que discrimina por género, por diversidad sexual o por opinión política. Necesita un cambio de arriba a abajo.
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