La desesperación de Alcaraz con un gesto a su equipo que predijo su derrota en la final
El murciano cedió la corona de Wimbledon (4-6, 6-4, 6-4 y 6-4) ante un imbatible Sinner
La rivalidad entre Jannik Sinner y Carlos Alcaraz va camino de entrar en los libros de historia del tenis. Los últimos siete 'Grand slams' jugados se los han repartido entre los dos. Hay que remontarse a agosto del 2023, cuando Novak Djokovic ganó el US Open, para ver a otro jugador alzarse con uno de los grandes torneos de la temporada tenística.
Y al igual que ocurrió con el trío formado por Federer-Nadal-Djokovic, la rivalidad entre Sinner y Alcaraz les está haciendo mucho mejores tenistas. Tanto que hay un abismo entre ellos y el resto. Ayer la moneda cayó a favor del italiano, que le pasó por encima (4-6, 6-4, 6-4 y 6-4) al murciano.
No hubo milagro como hace unas semanas en París. Esta vez, el italiano no se dejó remontar y pudo cerrar la final para convertirse en campeón de Wimbledon por primera vez en su carrera. Solo le falta Roland Garros y el oro olímpico para entrar en el olimpo del tenis. Y solo tiene 23 años.
"Desde el fondo de pista es mucho mejor que yo" 😳
— ESPN Deportes (@ESPNDeportes) July 13, 2025
Alcaráz está 2-1 abajo contra Sinner en la final de Wimbledon y parece que no la pasa bien. 😬 🎾 pic.twitter.com/6HmkzqloOi
Alcaraz se dio cuenta al final del tercer set de que no iba a ganar la final. Y eso que había empezado bien, llevándose la primera manga. Pero el italiano, que ya había jugado un buen primer set, fue creciendo juego a juego y se acabó convirtiendo un una máquina difícil de sobrepasar, incluso desde el fondo de la pista, una de las habilidades de Alcaraz.
El murciano, pese a su juventud, leyó el partido al instante. «¡Cómo es posible que también sea mejor que yo desde el fondo de la pista!», protestaba desde su banquillo con gestos ostensible hacia su equipo. Era la primera vez que se veía a un Alcaraz desesperado, acostumbrado a jugar con sus rivales y alargar los partidos hasta pasadas las tres horas. Esta vez no fue suficiente para hacer flaquear al italiano, que cerró la final en el cuarto set cuando el reloj de la pista marcaba tres horas y seis minutos de juego.