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Presente y futuro. Iñigo Kalzakorta con una cesta de mimbre y el nuevo modelo que ha fabricado en fibra de carbono. Maika Salguero

Una cesta que rompe con la tradición

Pelota ·

Fabricada en aluminio, fibra de carbono y kevlar, se probará por primera vez en un torneo semiprofesional para ver si puede suplir a la de mimbre ante la falta de cesteros

Viernes, 17 de mayo 2024, 00:53

Saltará a la cancha en un intento de resolver un problema cada vez más evidente en la cesta punta que se puede enquistar a corto ... plazo. La falta de profesionales que fabrican las tradicionales herramientas de mimbre ha hecho saltar las alarmas. Hay lista de espera para poder conseguir una cesta nueva porque los pocos cesteros que quedan no dan abasto y el panorama no tiene visos de mejorar. Y esta circunstancia preocupa en un momento en el que la modalidad, después de casi tocar fondo, vive un resurgir que ha vuelto a llenar los frontones y la cantera sigue creciendo. El ejemplo más claro, los 250 chavales que se dieron cita en los encuentros celebrados recientemente en Biarritz con edades comprendidas entre 7 y 12 años.

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En esta tesitura se ha optado por dar un paso al frente, aunque suponga una ruptura con la tradición y los más puristas se puedan rasgar las vestiduras. Llega la nueva cesta 3.0 que rompe moldes. Fabricada en aluminio, fibra de carbono y kevlar se pondrá a prueba por primera vez en un torneo semiprofesional que se presentará hoy para probar su resistencia y si los puntistas se adaptan a ella. Creada por el vizcaíno Iñigo Kalzakorta tras muchos años de trabajo, las pruebas que se han realizado hasta el momento hacen que sean optimistas.

Detalles. El expuntista de Etxebarria en su taller retoca la nueva herramienta.

Lo que comenzó como un proyecto para el deporte base y el ocio -«y para el frontón de 36 metros que era algo que siempre me ha parecido que faltaba en este deporte»- puede convertirse ahora en una opción para los profesionales, tras la evolución a la que ha sometido a la herramienta. Con un modelo menos evolucionado que el actual ya se ensayó en el frontón de cristal del Magic City Casino de Miami hace algunos años e incluso varios profesionales vascos la probaron para saber cuáles eran sus sensaciones. Y no fueron malas.

Con los resultados obtenidos entonces, Kalzakorta siguió su trabajo de mejora con el objetivo de optimizar el prototipo. «He tardado años porque lo hacía por rachas y no tenía prisa. Las modificaciones han llegado a base de prueba-error y ha habido días en los que he ido hasta cinco veces a un frontón que tengo cerca de casa para probar cosas. Esta es la tercera generación».

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Tendría una producción industrial y todas serían idénticas, además el precio sería más barato que las actuales

Cordaje de alta carga

El resultado es una cesta con un aro que una parte es de aluminio y otra de carbono «para la torsión». Las costillas se sustituyen por una placa de fibra de carbono con forma curva para que, a la hora de lanzar la pelota, transmita toda la energía que le imprime el brazo, y en su interior lleva una pieza de kevlar -un tipo de fibra sintética- para amortiguar la pelota. Se puede sustituir sin mucho trabajo en caso de que se rompa. En su exterior cuenta con un cordaje de alta carga destinado a que cada pelotari pueda ajustar la herramienta a su gusto para que la pelota escape menos y pueda levantarla más. «Al igual que las tradicionales el guante es de cuero, pero en lugar de tener los dedos cosidos de forma fija, se puede ajustar a la mano por un sistema de cuerdas», explica. El modelo es una evolución de la cesta con la que Goikoetxea estableció el récord de velocidad de 313 kilómetros por hora en el circuito de Motorland Aragón hace cerca de cuatro años.

Los datos

  • Nombre. Iñigo Kalzakorta es de Etxebarria y tiene 53 años. Expuntista profesional.

  • Frontón de cristal. Además de la nueva cesta también diseñó el frontón de cristal en el que actualmente se juega en el casino Magic City de Miami.

Kalzakorta ya está pensando en el siguiente, aunque a partir de ahora sólo se introducirán matices. La prueba a la que someterá a la cesta en la competición es importante para saber cuánto tiempo puede aguantar y si da problemas en el brazo o la muñeca. En caso de que resista se evitarían las asiduas reparaciones a las que hay que someter a las de mimbre y su durabilidad sería mayor. «Tendría una producción industrial y todas serían idénticas porque las tradicionales ninguna lo es, el mantenimiento se reduciría y el precio sería más barato que las actuales -que ronda entre 500 y 600 euros, según el tamaño-.

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En estos momentos el de Etxebarria también se encuentra fabricando veinte unidades para el cuadro del frontón de Magic City, el único que permanece abierto de forma continua en Estados Unidos, porque ellos también han detectado el mismo problema y están dispuestos a emplearla. Si funciona, aquí puede tardar un poco más en implantarse. Pero la necesidad obliga a reinventarse y las posibles soluciones están en casa.

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