Una vida en la cuerda

A sus 61 años ha decidido bajar el pistón. La edad influye. «Lo que no quiero es competir como hasta ahora porque me supone mucho esfuerzo, pero no digo que en un momento puntual, si el equipo me necesita para salir del paso, vuelva», recalca. La cuerda le sigue llamando. A pesar de que la sokatira es un deporte minoritario le enganchó desde muy joven . A los 16 ya formaba parte del ocho de Gaztedi y su larga trayectoria ha tenido algún parón, pero no es difícil de entender visto el sacrificio que supone.

Sin embargo, en su día le llenó. «Me ha dado estabilidad. Confianza. Muchas cosas para formarme como persona. Y he estado en un montón de países que si no no hubiera conocido». Porque esta modalidad es bastante más que tirar de una cuerda. 'Litri' siempre ha querido desterrar la imagen «que hoy en día todavía se tiene de siete tiradores delante y el más potolo detrás». Y tampoco tiene ninguna relación con el concepto de «brutos» de antaño. «Es técnica, trabajo en equipo y conjunción. Si fuera fuerza yo no podría tirar».

Pero detrás de la cuerda hay bastante más. Porque muy pocos conocen los sacrificios que ha tenido que realizar. Y no solo personales, también familiares. «Hoy en día si quieres estar bien tienes que dedicarle más de tres horas al día. Dos de entrenamiento específico, correr y algo de gimnasio, además de darle vueltas a la cabeza para no subir de peso. Y tanto se compita o no, durante la temporada entrenamos cuatro días a la semana», resume. Lo mismo que puede ejercitarse un profesional de cualquier otro deporte, pero con la diferencia de que en la sokatira no se gana un duro. Es más, los complementos vitamínicos y las visitas al masajista, por poner un ejemplo, corren a cuenta de cada uno. Y aunque reciben subvención de algunas instituciones, en ocasiones han tenido que montar exhibiciones, comidas populares y sacar lotería para que el presupuesto del viaje para competir cuadrara. «Pero la motivación no se pierde nunca. Ir a un Mundial y competir contra trece naciones y poder ganar es un orgullo. Es algo grande. Con eso me vale».

Aunque los tiradores hacen algo que les llena, 'Litri' admite que habría que preguntar a sus familias «lo que dejas» por hacerlo. No sabe las veces que ha tenido que renunciar a comidas e incluso se ha llevado una cuerda de vacaciones para seguir con su preparación. «Estaba seis días con ellos, les dejaba allí y me volvía. Me levantaba a las cinco de la mañana para ir a correr y así poder estar cuando se levantaban. Cuando se echaban la siesta volvía a ejercitarme. Salir a cenar fuera era un suplicio porque no podía coger peso».

Tres son los momentos con los que se queda de su dilatada carrera. En el primer Mundial de goma disputado en Getxo en 1991, «seis personas estuvimos en todas la tiradas de tres categorías con todo el pueblo en las gradas. Sacamos dos oros y un bronce». En Suecia 2016, el de Gatika fue uno de los integrantes que consiguió el primer oro por naciones para Basque Country en 580 kilos. «Y el último Mundial de tierra de Getxo fue muy especial por el apoyo que tuvimos del público que hizo venirnos arriba». En su despedida de las citas internacionales tras una vida en la cuerda.