Urdaibai saca músculo
El preparador físicode los 'txos' desgrana para EL CORREO las claves de la puesta a punto para llegar a tope a La Concha
julen ensunza
Sábado, 10 de septiembre 2022, 01:19
La Bandera de La Concha no es una regata que se prepare en dos semanas en lo que al apartado físico se refiere. Cuando llega ... la hora de la verdad los dos primeros domingos de septiembre, el trabajo ya está hecho desde mucho tiempo atrás y los entrenamientos de esos días «son de calidad y con la mirada puesta en mantener la mente de los remeros fresca», apunta el preparador físico y bogador de Urdaibai, Ander Zabala, que también trabaja en otras disciplinas deportivas. De hecho, todo está perfectamente calculado y en estas líneas vamos a intentar dar algunas pinceladas.
El plan de acción se pone en marcha a finales de octubre o primeros de noviembre, momento en el que los clubes inician la pretemporada. Es entonces cuando cada equipo se fija los objetivos según su potencial y se diseña el camino a seguir para intentar alcanzar el momento álgido cuando más conviene. En el caso de los 'txos', la diana está puesta en la bahía donostiarra. Y es que no es lo mismo una tripulación que aspira a pelear por todo -Eusko Label Liga, campeonatos, Concha- a otra cuya prioridad es escapar de la zona baja de la tabla y para la que probablemente lo importante sea llegar bien al inicio de temporada y sumar el mayor número de puntos posible.
El primero, «tal y como está la competición con regatas de liga sábado y domingo, no puede permitirse bajones en todo el verano como sucede en otros deportes», resalta Zabala desde su experiencia también como remero tanto de banco fijo como móvil - campeón de España de doble scull y campeón del mundo sub'23 de cuatro sin timonel ligero-. En el caso concreto de la 'Bou Bizkaia', que mañana puede conquistar la que sería su sexta Bandera de La Concha, la clave de todo se basa en conocer el máximo las fortalezas, así como los aspectos a mejorar, de cada remero en ese primer momento. De esa manera, se programa un plan personalizado de preparación cuyo fin es la mejora individual y grupal a través del entrenamiento físico y técnico y el cuidado de la salud. El aspecto mental y un buen descanso completan esos pilares fundamentales.
75 kilos es el peso medio ideal de las tripulaciones actuales frente a los 80 de hace años.
La evolución del remero
El prototipo de remero ha cambiado mucho en los últimos veinte años. Se ha pasado de fornidos mocetones a deportistas fibrosos casi de élite en los que el peso y la masa muscular se cuidan al detalle. En otras palabras, el remo se ha semiprofesionalizado y se controla al máximo lo que en el mundillo denominan relación peso potencia. De hecho, con la llegada de las traineras de fibra, mucho más ligeras que las antiguas de madera, se ha pasado de tripulaciones con una media de 80 kilos a cuadrillas que rondan los 74-76. ¿Qué se busca con ello? Una mayor velocidad de crucero del bote, algo que en las embarcaciones ideadas por el constructor oriotarra Amilibia se consigue a un ritmo de 37 paladas por minuto, según los técnicos.
En el caso de Urdaibai, a los bogadores se les realiza al arrancar la pretemporada y un par de veces más en los meses siguientes un estudio antropométrico que facilita datos sobre su estructura ósea, muscular y cantidad de grasa en el cuerpo para determinar que la bajada de peso que tenga que realizar sea progresiva y esté dentro de unos márgenes establecidos. Asimismo, se lleva a cabo unos test físicos para «determinar a cuánta distancia estamos de donde queremos llegar y en qué aspectos debemos incidir para mejorar», apunta Zabala.
37 paladas por minuto es el ritmo de velocidad de crucero de las traineras.
Preparación física y técnica
El entrenamiento invernal es el más duro principalmente porque de enero a abril, y máxime dadas las características de Urdaibai -militan deportistas de diferentes puntos de la cornisa cantábrica-, las sesiones por lo general son en solitario o en pequeños grupetos de una misma zona. Durante ese periodo el ergómetro, las pesas, la cinta o el asfalto son los principales compañeros de viaje. Se trata de cargar las baterías. En el remo la fuerza es fundamental y por eso «trabajamos dos o tres sesiones de pesas a la semana que nos ayudan también a realizar una labor de prevención de lesiones fortaleciendo la zona lumbar, abdominal y demás», detalla Ander Zabala. También «es importante que el deportista interiorice que vamos al gimnasio para ser mejores remeros aplicando más fuerza en cada palada, porque si ese trabajo con pesas está bien estructurado, no tiene por qué suponer ganancia de peso, que es justamente lo que no tiene que hacer el remero. Lo que queremos es que el músculo sea efectivo», destaca.
Tras esos primeros cuatro meses en los que las salidas a la mar con la trainera son normalmente los fines de semana, se entra en una segunda fase en la que sucede justamente lo contrario de manera progresiva. Aumentan las sesiones de agua para ir puliendo el apartado técnico de la remada que quiere implantar el entrenador y el acoplamiento del bote mientras disminuye el trabajo en tierra, aunque eso no quiere decir, ni mucho menos, que se deje de lado con un par de sesiones de gimnasio a la semana. «Es clave la coordinación entre el entrenador y el preparador físico para compaginar adecuadamente las dos cosas. El hecho de haber trabajado ya unos años con Iker Zabala anteriormente es un punto a nuestro favor», destaca Ander Zabala. Una vez arrancada la temporada «no se pueden meter muchas sesiones de desarrollo porque te comprometes a hipotecar un fin de semana, y se buscan más cuestiones relaciones con ritmo de competición, velocidad, teniendo en cuenta a un equipo que busca llegar a tope al final», detalla.
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Salud y apartado psicológico
Para conseguir que toda la plantilla llegue al 100% a las grandes citas, también resulta fundamental cuidar al máximo la salud del deportista, protagonista principal de la película. El trabajo de prevención de lesiones a través del apartado físico se complementa con analíticas cada cierto tiempo para conocer cómo se encuentra cada uno y los estudios antropométricos ya mencionados. A todo ello se suma la alimentación y el descanso para una buena recuperación, ya que las regatas se disputan el sábado por la tarde y el domingo por la mañana. Algunos clubes disponen de un nutricionista que establece el tipo de alimentación, aunque este no es el caso de Urdaibai. Los 'txos' solo tienen un menú preestablecido para los viernes, sábados y domingos, en el que priman los carbohidratos de asimilación lenta y rápida. Durante el resto de la semana los deportistas conocen perfectamente qué es lo que pueden y no pueden comer. «El objetivo del menú es tener gasolina para competir y recuperar lo mejor posible», adelanta Zabala. Pasta, arroz, avena, huevos, pollo, fibras y grasas buenas conforman esa carta alimentaria «cuyas cantidades se ajustan a cada remero dentro de unos márgenes», explica.
«No somos profesionales, aunque la dedicación que tenemos lo pueda parecer, y hay gente que tienen que amoldarse a comer en el trabajo, con la dificultad añadida que ello conlleva», destaca. Con este planteamiento lo que se pretende es «evitar que el peso se convierta en una obsesión y que la pérdida, en caso de ser necesaria, sea progresiva, no generé estrés y tampoco afecte al rendimiento ni a la salud», explica Zabala. Y es que el apartado psicológico también juega un papel primordial.
Los clubes de remo no cuentan con capacidad para disponer de psicólogos, como sucede por ejemplo en el fútbol, por lo que esa labor recae en el entrenador. Él es quien debe conseguir que «todos estén en la misma onda». Y eso no es algo que se logre con una charla poco antes de la regata. El mensaje, los planteamientos y el camino a completar para alcanzar las metas deben estar meridianamente claros desde el principio para que cale en el grupo. La más mínima grieta puede generar una vía de agua y echar por la borda el esfuerzo de muchos meses. Mañana conoceremos si la conjunción de todos estos factores permite a Urdaibai volver a reinar en La Concha seis años después.
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