«Las rivalidades son lo que menos me gusta de esto»
El vigués asegura que tras su llegada los 'galipos' «tienen claro que pueden y deben estar arriba»
«En los clubes donde estuve no era un remero más, quizá por cómo soy o por la confianza que he tenido con los entrenadores». ... Con estas palabras explica Juan Zunzunegui (Vigo, 1976) por qué aterrizó en Zierbena en 2014 para estrenarse en la doble función de arraunlari y entrenador, y firmar el año pasado, sólo como entrenador, una de las mejores temporadas de la historia de los 'galipos' (terceros en la Liga ACT y segundos en La Concha).
«Digamos que el principal responsable de lo que está pasando es una forma de trabajar, un nivel de exigencia que posiblemente no había, o igual no se creía que se podía estar arriba», asegura el gallego. «Pero el equipo tiene claro ahora que sí puede y debe estar arriba. Igual fui yo el que trajo esa idea, pero los protagonistas son todos los que están trabajando a diario y los que llevan más tiempo en el club».
El remo no es algo a lo que Juan estaba predestinado. De chaval practicaba otros deportes, pero ninguno le atraía en exceso. «Mi padre insistió en que debía hacer algo, y tenía el club Liceo Marítimo de Bouzas. No despunté en las categorías inferiores, pero vi que se me podía dar bien».
Zunzunegui acabó en la élite del banco móvil, siendo bronce y plata en los Mundiales de 2000 y 2006, respectivamente, y diploma olímpico en Atenas 2004. «Un cambio de aires» lo llevó a Astillero y a la Liga ACT tres años después. En 2013 se fue a Portugalete y la temporada siguiente a Zierbena. «Confiaron en mí sin haber estado en un equipo de ese nivel. Por mi parte, todo ha ido bien, y por la de ellos... Bueno, se están viendo los resultados».
Que Juan proceda del banco móvil es la razón de que le interesen menos las rivalidades entre pueblos o la polémica por la sanción a Urdaibai tras tocar remos con Zierbena en La Concha el año pasado. «Es lo que menos me gusta de esto. No lo considero un tema que deba inquietar a un deportista ni a un entrenador. Hubo una decisión arbitral y se acabó. La vida sigue».
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