Derrota de Rahm y Rose en el arranque de la Ryder Cup
Ya lo sabía. Pero nada impidió que la emoción le embargara. Cuando Jon Rahm fue anunciado como compañero de Justin Rose para estrenarse en la Ryder Cup en el partido inaugural se sintió un elegido, supo que ya está en la historia del golf . Con 23 años, el más joven entre los 24 jugadores presentes, tendrá este viernes el inmenso honor de hacer rodar la bola en el cuarteto que pondrá en marcha a partir de las 8.10 de la mañana una competición en la que van a saltar chispas.Un Europa-Estados Unidos que reúne a la segunda mejor pléyade de jugadores en la historia de este evento. Y sí, los americanos dan miedo, asusta su nómina con un recuperado Tiger Woods como comodín emocional para un grupo que con los años supo contagiarse de la esencia que dejó Severiano Ballesteros cuando el Reino Unido abrió el paso a los jugadores de la Europa continental.
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El escenario, impactante. Ante miles de aficionados que ya han dado color a los días previos de una Ryder que no desentonará en la historia de esta competición. Ambos equipos uniformados, con el de Barrika manteniendo las gafas de sol hasta que concluyeron los himnos, sentado en la primera fila del bando europeo, entre Justin Rose e Ian Poulter, dos de los capos del grupo. Durante el día había ido salivando, satisfecho con lo que sentía. Jugó como pareja con su primera media naranja Ryder, bordó el juego largo y pateó con solvencia. Un grupo de jóvenes locales tuneó canciones conocidas adaptándolas a cada jugador local. La de Rahm tenía como música el 'María' de Ricky Martin. Traducido venía a decir «Un, dos, tres, Jon Rahm se une a la fiesta, un dos, tres, todos queremos a nuestros rookies».
Todo es tremendamente especial y emotivo. Desde las atenciones a parejas y familiares que culminaron el miércoles con una cena de gala en el Palacio de Versalles en el que los invitados tuvieron como espectáculo extra una exhibición de pirotecnia que presenciaron desde el Salón de los Espejos, al trato de absolutas estrellas de los jugadores antes y durante el juego de prácticas. Ni que decir tiene que desde este viernes la histeria colectiva llevará en volandas a quienes han heredado el lema galo que lucen en el bajo de sus bolsas de palos. «Allex les bleus!» La bandera continental marca el paso.
No se quedan atrás en parafernalia y decibelios los estadounidenses. Pero su proporción es de 9 a 1. Lo cortés no quita lo valiente y este jueves, durante la presentación de los equipos, Tiger Woods recibió los honores unánimes de una marea humana entregada a su admiración y respeto por el regreso triunfal que confirmó la pasada semana en Atlanta ganando el Tour Championship. La réplica negativa se la llevó en formato abucheo Patrick Reed, quien estos días ha hecho el gesto con el índice cruzando sus labios en señal de hacer callar a un público que esta vez, pese al protocolo, se lo recordó.
Jon Rahm ya tiene parte de lo que había venido a buscar a la Ryder. Cuando uno alcanza la clasificación por méritos propios en el ranking mundial, obvia incluso algunos de los lastres que pueden afectar a un debutante. Lo es, sin duda, pero también un jugador como Justin Thomas en el otro bando. Por si acaso, su compañero Justin Rose le recuerda que, además de no olvidarse, el debut es mágico, inenarrable. «Tengo en el fondo cierta envidia de Jon porque a vivir algo tan especial como lo que muchos vivimos en su día. Es un momento para ti, para el recuerdo. Esa llegada al tee del 1 abarrotado de público gritando. Él tiene la suerte de hacerlo en casa». Será est viernes, desde las 8.10, con todo en contra para queEuropa déla sorpresa. Seguro que el de Barrika se presentará con ojeras.
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Dos pegadores para abrir boca en el bando americano
Puede pasar cualquier cosa en el partido inaugural en el que Rahm y Rose se las verán con una pareja de fornidos pegadores como Brooks Kopeka y Tony Finau. El primero es el veterano del dúo, pese a tener aún muy cercano en el tiempo su paso por los campos europeos para trabajarse la llegada a la PGA, ganando en un par de ocasiones en España. Hoy es un especialista en 'Majors' tras conquistar y renovar el US Open, al que ha unido el PGA Championship. Finau, con 195 centímetros es un garante de la regularidad. Pero si sueltan el brazo se pueden meter en muchos problemas.
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