Un profeta en su tierra

Fiz mantiene el orgullo de bautizar el maratón en su ciudad natal y el reto, a la vez, de devolverle sus laureles pretéritos. Para ello se decanta por la fuerza centrípeta de conducir el itinerario al puro Ensanche mediante dos vueltas a un circuito con salida y final en la calle que rinde tributo al más insigne urbanista de la capital alavesa. De Olaguíbel hablamos, por supuesto. «Queremos que los participantes se sientan arropados por el público y pasen por lugares emblemáticos. A nadie le gusta ir por polígonos industriales», declara el excampeón de Europa (Helsinki'94) y del mundo más dueño del 'Gran Slam' para veteranos. Sí, Martín ha ganado las seis citas relevantes que reúnen a mayores de 50 años: Nueva York, Boston, Chicago, Londres, Berlín y Tokio.

El propósito de los organizadores de Vitoria'2020 se centra en relanzar la cita de mayo con vistas a la vigésima edición. Confían en atraer a casi 3.500 atletas en todas las modalidades de que consta la cita: 42 kilómetros, la mitad, diez, versión txiki y fiesta de los patinadores. Y a corto plazo, conseguir financiaciones suficientes para reclutar a apellidos de tronío en la especialidad. El estancamiento económico y las competencias abundantes de otros sitios forman, a juicio del fondista alavés, un binomio que perjudica el encuentro primaveral de aquí.

«Hace años nuestro maratón estaba entre los mejores de España. De hecho fue incluso campeonato nacional de la distancia, pero el presupuesto se mantiene igual y casi todas las ciudades tienen ya el suyo». Pocas dudas caben acerca del imán que el nombre (Martín) unido al apellido (Fiz) representa a la hora de sumar 'vocaciones'. En ello, y siempre que el dinero responda, confía él para subir de nuevo la prueba vitoriana al podio. «Viajo casi todos los fines de semana porque me llaman para dar conferencias y participar en algunas carreras. Ya no estoy para competir con los africanos -pese a que sus últimos 42 kilómetros y a su edad los recorrió en menos de dos horas y media-, pero sigo disfrutando del atletismo y encima me pagan por hacer lo que me gusta». Sinceridad no le falta al enjuto deportista que se coronó un 13 de agosto en Suecia, una temporada después de aquella imagen ya legendaria con el fallecido Diego García (plata) y el madrileño Alberto Juzdado (bronce) en el Europeo de Helsinki.

Precisamente, el célebre programa televisivo 'Informe Robinson' va a reunir a los dos supervivientes junto a la efigie del guipuzcoano en Loyola para recordar aquella proeza casi insólita por la coincidencia de las mismas camisetas en lo más alto. Tiempo para poner la memoria en combustión, pero sin abandonar la docencia y la práctica deportiva. «Me siento profeta en mi tierra. Noto a la gente muy cercana y me siento humanamente querido». Lo prueban los trescientos atletas que se entrenan con él por el Prado y han convertido la entrada de su tienda en una especie de santuario.