La pasión por el hacha de Arkaitz Jauregi
Trayectoria. El aizkolari de Ilarduia ha participado este año en la primera categoría, aunque se quedó cerca de acceder a la final de mañana en Miribilla
MIKEL URIARTE
Viernes, 19 de noviembre 2021
Mientras el fotógrafo retrata a Arkaitz Jauregi en la granja familiar, su padre José Mari acude unos metros más abajo con 'Negu' a buscar un ... rebaño de 30 carneros y cambiarlos de campa. Es el can que ahora lleva el patriarca a los concursos de perros, en los que es habitual verle en lo más alto del podium. Ganadero, aizkolari y padre. Eso es actualmente Arkaitz a sus 37 años. Normal que las 24 horas de cada día se le queden cortas. Ha competido este año en la máxima división de este deporte, codeándose con los Atutxa, Larrañaga o Vicente. Doce años después, un alavés entre los mejores en el corte de troncos.
No estará, sin embargo, en la final de mañana en Miribilla, pero ha logrado mantenerse en la categoría, pese a que sus entrenamientos se han visto reducidos notablemente al tener que ocuparse de su familia y del rebaño. «Alguna vez ya me he planteado dejar la competición porque no saco tiempo para poder entrenar y en cierta forma me causa frustración», revela a EL CORREO en la casa familiar de La Lece.
Arkaitz Jauregi comenzó en 2006 al ver en la televisión que en la cercana Etxarri Aranaz se formaba una escuela de aizkora. Decidió probar y se enganchó. Con alguna apuesta que otra de por medio se estrenó en 2008 en un autonómico de tercera categoría. Hasta que bien entrada la treintena se vio en la cúspide de su deporte. «He aprendido a gestionar la presión y por eso corto más que antes, no porque tenga más físico. Tengo más templanza», apunta el deportista de Ilarduia.
Impulsado en sus ganas por seguir por su buen amigo Eloy Corchero, revalidó el título provincial el pasado 1 de agosto. El mítico Floren Nazabal prepara sus hachas además de pulirle los defectos que tiene, aunque muchos tienen que ver con la falta de entrenamientos.
Jauregi ha cumplido su sueño como aizkolari y por ello se siente satisfecho. «Cuando empecé en este deporte mi objetivo era subir a segunda y lo logré. Luego, pensaba en mantenerme en la categoría y resulta que he jugado cinco finales y en una he conseguido ascender. Este año veía que no podía enfrentarme a los de Primera y he salido porque Eloy me animó y ahí ha estado el resultado. Veremos a ver cómo me veo el año que viene», valora Arkaitz.
22 hojas
Resulta imposible vivir del mundo de la aizkora. Apenas hay patrocinadores, en los campeonatos los premios no son elevados y los gastos son importantes. Son veintidós las hachas que forman su colección, aunque a cada campeonato sólo lleva seis. Acero llegado desde Australia que luego hay que moldearlo a gusto de cada deportista. A eso hay que sumar la madera. Hasta dos y tres camiones al año es capaz de cortar un aizkolari dedicado actualmente en cuerpo y alma a esto. Dos mil euros cada trailer tienen la culpa.
Jauregi sigue recordando con una sonrisa la apuesta que en 2016 mantuvo con Julen Kañamares ante Arria. Vencieron al veterano, llevándose los 16.000 euros que habían apalabrado entre las partes. «Nos pusimos en manos de unos preparadores de Lazkao. Fue el mejor momento de mi carrera y es que nunca antes había entrenado de esa manera. Los tiempos que hice así lo atestiguaron, pero es que tenía más tiempo que ahora», reconoce.
El respaldo de un patrocinador como Sherpa ha propiciado dicha proyección para una modalidad que quiere expandir su imagen y profesionalizar en cierta forma a sus protagonistas. «La idea es que se pueda traer gente de fuera y hacer más campeonatos, que la imagen del hacha evolucione», puntualiza el aizkolari alavés, para quien el favorito a la txapela mañana no es sólo Vicente. «Si tuviera que poner dinero, lo haría por Larrañaga».
El camarada de Araia que competirá en segunda categoría
La relación entre ambos viene del 2008, cuando Eloy quiso dedicarse a la aizkora. «Su padre quería que yo lo entrenara, pero todavía ni siquiera tenía yo experiencia como para dar ese paso. Le puse en contacto con un entrenador de Ziordia que me dirigió a mí. Físicamente está muy bien». Corchero, natural de Araia y de 27 años , fue segundo en su casa en la final de promoción en octubre, logrando el billete para la final de primera, Pero días después en Zestoa perdió la categoría al quedar último.
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