Javier Gómez Noya: «Los grandes retos me ayudan a seguir entrenando cada día»

El Bilbao Triathlon cuenta este sábado con uno de los especialistas más importantes de todos los tiempos. Javier Gómez Noya, plata en los Juegos de Londres y cinco veces campeón del mundo, ha elegido la capital vizcaína para competir dentro de un 2020 muy complicado también para los deportistas de élite y seguir con su camino de cara a los retos del año que viene, que pasan por los Juegos y por Hawai.

- ¿Qué le ha llevado a participar en Bilbao?

- En este año tan raro con tan pocas competiciones, vi que iba a ser una prueba atractiva, de nivel, en una ciudad que me gusta y donde tenía ganas de competir. Así que decidí hacerlo para alargar la temporada y con ganas de competir en media distancia, que este año no había podido hacerlo.

- Competirá en plena ciudad. ¿Le llama la atención?

- Sí que me llama. Creo que es un entorno muy bueno para un triatlón. Estar dentro de la ciudad, aunque ahora no puede haber mucho, pero es importante estar cerca del público y para el deportista es muy atractivo competir en un entorno tan emblemático como el de la ría.

- Para los deportistas de élite también ha sido un año caótico.

- Ha sido difícil hacer planes, porque tienes unas ideas pero unas carreras se cancelan y otras cambian de formato. Ha sido difícil para todos, pero es lo que nos ha tocado vivir con esta pandemia. Le ha sucedido a mucha gente en sus trabajos y al final a los triatletas también, así que nos ha tocado llevarlo lo mejor posible.

- Ha tenido que ir readaptando su calendario.

- Sí, estaba claro que el objetivo principal eran los Juegos Olímpicos, pero ya en marzo todo cambió. Cambiaron las prioridades y me lo tomé con más calma, pensando que es el año que viene cuando hay que estar a tope. Creo que estoy en buena forma, pero con la mirada puesta en 2021, que veremos lo qué sucede, pero esperemos que se pueda competir con cierta normalidad y poder disputar los Juegos.

- ¿Cómo se preparó durante el confinamiento?

- Tenía cinta y rodillo, pero al ver que la situación se alargaba y que no había competiciones a la vista tampoco tenía sentido forzar y castigar el cuerpo. Hay que entrenar, pero con otra intensidad.

- Se sirvió de una piscina hinchable para practicar la natación.

- Sí, para tocar el agua. Realmente no tiene nada que ver con una piscina normal, pero sí que me sirvió porque no es lo mismo que si hubiera estado parado. Al final haces el gesto de la brazada, estás trabajando, y se nota.

- ¿Cuánto ha costado volver a sentirse competitivo?

-Tardas entre seis y ocho semanas de entrenamiento para ponerte a cierto nivel. Para llegar al 90% cuando llevas muchos años entrenando no se tarda mucho, sí que cuesta más el salto para estar a un nivel óptimo. Ahora me encuentro bien, no en el mejor nivel de mi vida, pero sí a un buen nivel competitivo.

- Es un especialista de distancia olímpica, pero que se adapta bien a las largas.

- Por mis características como atleta intuía que podía irme bien en distancias más altas. Va mejor subir que bajar a sprint, por ejemplo, por el tipo de deportista que soy. Me he adaptado bien y me gusta porque es bastante intensa, aunque son casi cuatro horas de duración y me siento bien.

- ¿Y el salto a Ironman?

- Eso es diferente. Son muchas horas, la economía de carrera es fundamental, por eso creo que es más parecida una distancia olímpica y una media que un Ironman. No es que sea más o menos difícil, sino que hay que cambiar cosas a la hora de entrenar de manera específica esa distancia.

- Hay que aprender a ahorrar.

-Sí, a medir todos los esfuerzos, sobre todo en condiciones duras que tu cuerpo sea capaz de absorber todo el líquido y alimento que le das. Tienes que tolerarlo bien y trabajarlo, algo que en olímpica y media distancia no le das demasiada importancia.

- El año pasado ganó uno tan complicado como el de Malasia por sus condiciones climáticas.

-Sí, precisamente fue por eso. Mi experiencia en Hawai me indicó que cometí errores y quería seguir aprendiendo y rindiendo en ese tipo de condiciones, y por eso fui allí. Saqué buenas conclusiones y sobre todo gestioné mucho mejor la carrera que en Hawai.

- ¿En una carrera tan larga y exitosa como la suya es fundamental buscar nuevos retos?

-Vivimos de retos y de marcarnos objetivos. Llevo muchos años y muchas competiciones, pero me siguen ilusionando y emocionando los grandes retos como los Juegos o Hawai. Es lo que me motiva y lo que me ayuda a seguir entrenando todos los días, en eso sigo. El día que no sienta esas ganas de seguir superándome será el día que tenga que retirarme.

- Y ahí es donde aparece una prueba tan diferente como un Ironman.

- Sí. Quizá el hecho de llevar 15 años haciendo distancia olímpica al más alto nivel, a veces te apetece salir de tu zona de confort para buscar nuevos retos. En Ironman me siento nuevo, con mucho margen de mejora, y ese es un reto que tengo por delante para poder dar mi mejor versión.

- ¿Es el aliciente de lo desconocido?

- Sí, porque la distancia olímpica me encanta, pero cada carrera la he hecho ocho o diez veces en mi vida. Conozco todos los entresijos, la preparación, los rivales... No es que caigas en rutina pero es más predecible. La larga distancia es un mundo nuevo que te hace estar más entregado y más animado porque te ilusiona.

- ¿Pero se puede decir que el oro en unos Juegos se mantiene como el gran objetivo?

- Es una de las cosas que me quedan por ganar en mi carrera deportiva y tengo claro que voy a seguir trabajando para intentar conseguirlo. Tengo claro que si no lo consigo tampoco pasará nada, pero ahora mismo es lo que más me motiva a exigirme al máximo y a salir a entrenar. Es mi gran objetivo a corto plazo.