La hazaña de Verdeliss: ¿qué cuerpo (y mente) aguanta siete maratones en siete días?
La influencer navarra completó este jueves un reto al alcance de muy pocos. Estas son algunas de las claves que explican su éxito
Martín Fiz es probablemente la máxima autoridad en maratones en nuestro país. Campeón europeo y mundial, el atleta vitoriano ha corrido 41 veces la prueba ... reina. Su testimonio es oro en esta materia. Y no tiene dudas sobre la envergadura del reto completado este jueves por la atleta e influencer navarra Verdeliss, que ha logrado terminar siete veces la distancia de Filípides en siete días consecutivos en los siete continentes. «Me hubiera encantado hacerlo, pero ni mi mente ni mi deteriorada musculatura me acompañarían en un reto de tanta exigencia», asegura.
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Cualquiera que haya corrido en alguna ocasión los 42 kilómetros y 195 metros sabe de lo titánico de la empresa. La tortura empieza con la propia preparación. «Son entre tres y cuatro meses», dice el legendario atleta vasco. Supone sumar kilómetros y más kilómetros para acostumbrar al cuerpo a un esfuerzo que, en el caso de los atletas populares, se irá fácilmente por encima de las tres horas y media o cuatro horas. Es un trabajo de picar piedra en la sombra para que el día de la carrera el temido muro, un golpe de cansancio brusco que aparece a partir del kilómetro 30, cuando el cuerpo se queda sin reservas de energía, no eche al traste tantas semanas de trabajo.
Durante la prueba, se trata de ignorar todas las señales de dolor que envía el cuerpo. También de engañar a la mente, que insiste una y otra vez en dejar de sufrir. «El cuerpo envía señales para que te pares, surgen las dudas, te dice ¡¡qué me estás haciendo!¡», explica Javier Reyes, preparador físico del Athletic en la etapa de Joaquín Caparrós.
Cuando se cruza la línea de meta, comienzan a sentirse las consecuencias. Cuesta hasta desatarse las zapatillas. Subir y bajar escaleras se convierte en un imposible, lo mismo que la más mínima cuesta. Son las consecuencias de someter al cuerpo a un esfuerzo tan extremo. El reto de Estefanía Unzu Ripoll, el nombre real de Verdeliss, cobra dimensión precisamente aquí, cuando hay que volver a repetir ese esfuerzo al día siguiente y al siguiente. Así, durante siete días y en diferentes continentes, horarios, temperaturas…. «Esto es lo que más me ha impresionado», afirma Carlos Revuelta, director del Máster en Alto Rendimiento en la Universidad Europea. Estos son los aspectos clave de la hazaña.
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El castigo físico
El castigo más evidente empieza en los músculos. «Se sufre fatiga muscular (catabolismo). Imagínate en siete maratones», describe Markel Pérez, médico responsable de la Unidad de Medicina Deportiva de IMQ en Bilbao. A ello hay que añadirle el desgaste que sufren la cadera, las rodillas… que pueden terminar en «lesiones de sobreuso como rupturas por estrés o edemas óseos -heridas en los huesos-», añade Revuelta. Martín Fiz destaca lo que ocurre también dentro del organismo, con el estrés que sufren los riñones y el hígado. Los problemas gástricos también son habituales. En la última de las maratones, en Miami, la propia Verdeliss reconoció que «no he parado de vomitar».
«La deshidratación provoca desequilibrios electrolíticos que pueden causar calambres», apunta además Pérez. En casos extremos, añade este, puede producirse rabdomiólisis, «una enfermedad provocada por la descomposición del músculo, que libera proteínas que van a la sangre y pueden provocar complicaciones graves como insuficiencia renal aguda o el síndrome compartimental -ocurre cuando un músculo lesionado se hinchan tanto que se interrumpe su suministro de sangre-». Un estudio vasco mostró también que incluso el cerebro se ve afectado. En concreto, se pierde mielina, la sustancia que envuelve los 'cables' por los que las neuronas se comunican. Con descanso, los niveles se recuperan dos semanas después.
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En el caso de Verdeliss hay que añadir otro factor clave que añade valor a su reto: es madre de ocho hijos, con las implicaciones que ello tiene en el suelo pélvico. «Suelen tener problemas las halterófilas, las saltadoras, las corredoras de fondo… Teniendo ocho hijos no me lo explico, es un mérito añadido», subraya Revuelta.
La preparación ha sido clave. «Ella está capacitada para ello. Ha corrido pruebas de 50 y 100 kilómetros», recuerda Fiz. De hecho, la navarra fue atleta en su juventud y ha sido campeona de España en la prueba del centenar de kilómetros. A ello hay que añadir la necesaria dosificación. A diferencia de los atletas de élite, que no corren más de dos o tres maratones al año porque llevan su esfuerzo al límite en cada prueba, en el 'World Marathon Challenge' Verdeliss ha tenido que regular. Ha necesitado una media de 3h25:57 para completar cada una de las pruebas cuando su mejor tiempo es de 2 horas y 49 minutos.
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El reto mental
«No puedo más, me retiro de esto», flaqueaba la deportista al llegar a la meta de la penúltima de las siete maratones. Fue en Fortaleza, en Brasil. Y tuvo que acudir al mar a refrescarse para recomponerse. La resistencia mental es otra de las claves de su éxito. «Aunque la preparación física es imprescindible, el aspecto mental puede ser el que marque la diferencia cuando los límites físicos se alcanzan o superan. La mente tiene la capacidad de influir directamente en la resistencia física, ya que una mente fuerte puede permitir al atleta 'empujar más allá' del cansancio, superar el dolor y seguir avanzando. Estudios han mostrado que los atletas con una mentalidad más fuerte y resiliente pueden rendir mejor, incluso cuando sus capacidades físicas están al límite», dice el psicólogo deportivo Alejo García-Naveira.
El experto asegura que «a diferencia de las personas 'normales', quienes quizás se rendirían ante el primer signo de fatiga o dolor, los atletas que afrontan retos extremos han desarrollado una gran resiliencia psicológica, lo que les permite seguir adelante incluso cuando enfrentan condiciones extremas. Están entrenados para reconocer y regular sus emociones, y pueden usar herramientas como la visualización y la meditación para mantener el control en situaciones de alta presión».
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Cambios de continente
Los especialistas consultados coinciden en que una de las partes más difíciles de la hazaña de Verdeliss ha sido el de la logística. No es solo acumular una maratón tras otra, sino hacerlo en diferentes continentes. «Lo más complejo son los cambios horarios, el terminar una prueba y subirte al avión para ir a la siguiente, las diferentes condiciones climáticas…», destaca el maratoniano vitoriano. Entre la primera carrera, en la Antártida, y la segunda, en Sudáfrica, la navarra tuvo que tratar de recuperarse en las cinco horas y media de vuelo. «Creedme que lograr hacerlo con el ruido y la comodidad del avión 'militar' -la organización fletó de transporte del ejército ruso- lo hacía imposible», reconoció ella misma. «Las diferentes temperaturas afectan mucho al cuerpo. No ha tenido tiempo de aclimatarse», destaca el doctor Pérez.
Como influencer que es, Verdeliss ha generado un intenso debate en las redes sociales: ¿lo que ha conseguido es un hito deportivo o más bien una hazaña personal? ¿Sería comparable, por ejemplo, a los proyectos en montaña de Kilian Jornet, capaz de completar en solo 19 días las 82 cimas de más de 4.000 metros de los Alpes? La runner navarra es una muy notable atleta popular, pero sus marcas distan de las profesionales. Sin ir más lejos, su récord en maratón es 40 minutos más lento que el tope mundial. «El reto de Verdeliss es muy mediático y no está al alcance de cualquiera. Con sus marcas, ganaría a muchos atletas populares, incluido muchos hombres, pero lo que ha hecho Kilian es más», dice Martín Fiz. «No es la primera que hace retos de este calibre. Ricardo Abad completó 500 maratones en 500 días consecutivos», recuerda Revuelta. Otro ejemplo es el de la belga Hilde Dosogne, que a sus 55 años corrió el año pasado 366 maratones, uno por cada día. Todo ello no resta mérito a lo conseguido por Verdeliss. Cualquiera que haya corrido una maratón lo sabe.
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