El Euskalgym convierte el BEC en la fiesta mundial de la gimnasia

El Euskalgym es mucho más que una gala. Es 'la fiesta' de la gimnasia, el escenario en el que público y deportistas del más alto nivel mundial conectan por completo para disfrutar durante tres horas de algo en lo que coinciden, la pasión por su deporte. Aferradas a la máxima disciplina durante todo el año para buscar la perfección en sus ejercicios, en el Euskalgym encuentran el lugar perfecto para, manteniendo esa exigencia, disfrutar de la gimnasia sin las ataduras de un fallo o de una nota que arruine el trabajo de un año. Aquí no se juzga, solo se admira y se aplaude el esfuerzo y el talento que se despliega por el tapiz del BEC. En la primera parte del programa las deportistas se esfuerzan para mostrar al público sus mejores ejercicios, esos que les han llevado a lograr grandes éxitos, en la segunda disfrutan, bailan y contagian su alegría.

La pandemia que tanto daño ha hecho también oscureció al Euskalgym. En 2020 se tuvo que suspender, pero ayer regresó con renovadas energías. Más de 6800 personas se han dado cita en el BEC para vivir un espectáculo que desde las cinco y media de la tarde hasta casi las nueve de la noche supone una sucesión de emociones donde los espectadores se suman para crear un clima muy especial. Solo hay que dejarse llevar por una gala donde jóvenes promesas se juntan con campeonas olímpicas y donde el color, la música, la coordinación, la habilidad y talento son componentes esenciales del espectáculo. En el Euskalgym el espectador se encuentra con que Almudena Cid es la encargada de liderar la bienvenida de las gimnastas a los presentes con un aurresku muy especial. Y desde ahí hasta el final, se suceden las actuaciones con las que el público, notablemente joven y muy entregado a la causa, aplaude a rabiar cada ejercicio, notablemente diferentes en función de la gimnasta. Por ejemplo la perfección de la selección de Bulgaria, campeona olímpica en Tokio con una demostración de que han llegado a lo más alto y no están dispuestas a ceder tan fácil su trono. O la elegancia de una sorpresa de última hora, la rusa Trabnikova que encandila con la pelota. Entre estrella y estrella se lucen las jóvenes promesas vascas como el equipo de Sakoneta.

Ekaterina Selezneva es campeona del mundo de aro en 2019 y lo demuestra con su ejercicio, mientras Harnasko, bronce olímpica, Onopriienko, décima en Tokio, Kareyn, Polina Berezina, Nikolova, la italiana Taglieti... Todas ellas aportan lo mejor, lo mismo que la renovada y esperanzadora selección española que desde ya sueña con los Juegos de París. Allí quiere estar la alavesa Teresa Gorospe y aunque no sea su objetivo, Eneko Lambea ha conseguido mucho más en la gimnasia ritmica por su esfuerzo en pos de la igualdad.

La segunda parte del programa ha sido una exhibición. Y ahí, ver a las mejores del mundo danzar por el tapiz con coreografías delicadas como la italiana Taglieti o la música más actual que es cantada al unísono por todo el BEC solo puede suceder si hay química entre las gimnastas y la afición. Y en este apartado de química, mención especial para una excampeona del mundo que ha alcanzado el pico más alto de decibelios en el pabellón. Lo de Aleksandra Soldatova con esta gala es una relación que va más allá del deporte. Fue anunciarse su nombre y explotar el BEC. Su emoción al finalizar su actuación resumió lo que ha sido la XV gala del Euskalgym, una sucesión de sorpresas en las que participó la campeona olímpica Ashram, que no actuó pero ha traído al BEC la histórica medalla de oro que logró en Tokio para Israel. La cita, como no, ha finalizado con la exhibición de Almudena Cid, toda una referencia en la gimnasia nacional y mundial.