Duplantis estira el récord del mundo de pértiga hasta los 6,30 metros
El sueco volador alcanza su 14º registro al aire libre en el Mundial de Tokio
Igor Barcia
Lunes, 15 de septiembre 2025
Armand Duplantis no tiene límites. Los 6,30 metros también son suyos y ya son 14 las plusmarcas mundiales (al aire libre) de pértiga que ... ha conquistado la estrella sueca. Mondo es siempre protagonista absoluto allá donde compite y también puso el estadio olímpico de Tokio a sus pies. No lo logró hace cuatro años en los Juegos, pero ayer, en el tercer intento, se ha sacado aquella espina para seguir creciendo en busca de nuevos retos. Y lo logró en uno de los concursos más complicados de los últimos tiempos, porque el griego Karalis le obligó a hacer seis saltos previos para asegurarse la victoria. Unidos a los tres que necesitó para lograr la nueva plusmarca, lo convierten en uno de los concursos más largos de un Duplantis acostumbrado a la ley del mínimo esfuerzo para atacar fresco sus intentos de récord.
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Desde hace tiempo, las finales de pértiga se han convertido en una fiesta donde Duplantis es el protagonista y sus rivales se suman a ella, primero tratando de complicar la vida al sueco y después, cuando ya han quedado eliminados, animando al actual rey del atletismo. También sucede en los grandes campeonatos, como en la noche de Tokio. Duplantis regresaba al escenario donde hace cuatro años se convirtió por vez primera en campeón olímpico. En el estadio nipón se colgó el oro, pero aquella vez no pudo con el listón situado en 6,19 metros. Desde entonces, Mondo había estirado su plusmarca en diez centímetros, ya que hace un mes superó en Budapest el listón situado en 6,29 metros, por lo que regresaba a Japón con dos misiones, sumar su tercer título mundial consecutivo y buscar una marca redonda con esos 6,30 que no había podido superar en su última prueba.
El problema para Duplantis es que hay rivales que cada vez saltan más alto y complican sus planes. Es el caso del griego Karalis, que el pasado 2 de agosto saltó 6,08, un auténtico marcón que implica que las finales se alarguen. Porque Emmanouil Karalis hizo gala de su gen ganador al buscar la gloria tras superar una vez más los seis metros. Llegó a intentar los 6,20, dejando claro que no está tan lejos y que tiene un gran futuro por delante.
Para entonces, la final de pértiga ya había acaparado toda la atención del estadio. Al igual que lo que sucedió en la final de los Juegos de París, la curva donde se desarrolla la prueba se convierte en un escenario donde el compañerismo, el buen rollo y la complicidad de los participantes con los aficionados es total. Es la forma de crear el ambiente perfecto para que el protagonista de la noche se concentre en su objetivo, en ese listón que asciende hasta los 6,30 metros mientras Karalis, Kurtis Marschall y Sam Kendricks –segundo, tercero y cuarto en la final– animan al público, gesticulan y afirman ante las cámaras de televisión que va a haber un nuevo récord.
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Duplantis lo roza tanto en su primer como en su segundo intento. Está a su alcance, pero preocupa el esfuerzo que ha tenido que hacer. El pide calma, se concentra y recibe los ánimos de sus rivales/compañeros. Todo a una carta, una vez más. Del estadio no se ha ido nadie, 60.000 aficionados con la mirada puesta en ese atleta de amarillo dispuesto a hacer historia una vez más. Las gradas le jalean en su carrera, en su impulso, unas décimas de silencio contenido y la explosión de felicidad cuando Duplantis cae y el listón se mantiene arriba, a 6,30 metros de altura. Sus rivales le suben a hombros, después corre a la grada a besar a su pareja y a abrazarse a sus padres... Duplantis es el rey de la fiesta de la pértiga. Una bendición para el atletismo.
El éxito del sueco lideró una jornada de sorpresas. Como el de George Beamish destronando al favorito El Bakkali en los 3.000 metros obstáculos. El neozelandés de poderoso final superó sobre la llegada al marroquí, que hasta entonces había manejado la prueba a su antojo. Descolgado en la mayor parte de la prueba, reaccionó en el kilómetro final a la estela de Girma, atacó a falta de 200 metros para distanciarse en la ría y entró autoritario en la recta final. Pero ahí apareció Beamish para robarle la gloria. La decepción de El Bakkali, llorando y golpeándose la cabeza con el puño, era brutal.
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También sorprendió Ditaji Kambundji, la suiza que a sus 23 años conquistó el oro en los 100 metros vallas. Kambundji, la hermana de la velocista Mujinga –doble campeona europea al aire libre y doble oro mundial en 60 metros–, ganó con total autoridad a las laureadas Amusan, Stark y Russell, la campeona olímpica que quedó fuera del podio.
Ben y Lescay, a la final
Buenas noticias para el atletismo español con las clasificaciones de Adrián Ben para la final de 1.500 metros y de Lester Lescay en longitud. El gallego, en su primera presencia en la distancia, luchará por todo en la final, mientras Lescay ilusiona en longitud tras clasificarse con un gran salto de 8,21 metros.
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