Despacio, corredores
Tras casi dos meses de correr por el pasillo, no dejemos que el ansia por los espacios abiertos nos lleve directos a una lesión
martín fiz
Jueves, 30 de abril 2020, 17:54
Todos estamos ansiosos por salir de casa. Casi como los toros de San Fermín. Aquellos que hayan volcado su ímpetu deportista en un pasillo o una terraza de 8 metros cuadrados pensarán que por fin ha llegado su hora. Y haremos bien en salir de casa, tal y como nos recomienden los expertos en salud, y empezar a correr 'en libertad'. Sin embargo, convendrá tener en cuenta algunas cuestiones. Estoy seguro de que en el portal de casa, justo antes de franquear la puerta, una voz interior nos dirá 'despacio, tranquilo'. Pero poco a poco nos iremos calentando, nos sentiremos bien y hasta nos vendremos arriba... para caer lesionados o con un monumental cansancio. Tranquilidad, pues, aunque sea un pesado.
Empezar caminando y trotar después puede ser una buena estrategia para nuestra 'desescalada' personal. O alternar ambos. Además, para aquellos que les gusta competir, las carreras empezarán en septiembre u octubre, si lo hacen, y ahora no tiene sentido ir más rápido. Si tenemos una hora, vamos a estirar bien e ir a un ritmo lento, completamente aeróbico, 'disfrutando' del paisaje. Para una vez que no hay que sufrir corriendo aprovechemos. Dentro de un mes o el tiempo que sea ya iremos más rápido.
Además, en este periodo de encierro en casa, habremos hecho ejercicio o trotado en espacios muy reducidos. Nuestras articulaciones se habrán acostumbrado a esos movimintos o directamente se habrán anquilosado. Conviene darles un tiempo para adaptarse, ir en línea recta, sin giros bruscos –esos que hemos hecho en el pasillo– ni rápidos. Dejar que tendones y músculos se vayan fortaleciendo en su nueva función; lo de nueva es un decir. Habrá habido mucha gente que ni siquiera ha corrido un metro en casa. Posiblemente se haya dedicado a tablas con abdominales y ejercicios de fuerza. Ellos también deben empezar despacio, claro, aunque posiblemente tengan una ventaja, que estarán más fuertes. Habrán 'blindado' todos aquellos músculos que sirven luego para correr. Y eso es bueno.
Y también estarán los que hayan 'redondeado' su abdomen con 'escapadas' a la cocina y el frigorífico. Pues paciencia, hermanos. Ahora que podrán volver a una rutina deportiva más o menos normalizada, podrán 'aplanar' las redondeces con tiempo por delante, sin prisas, sabiendo que en el deporte, y en el atletismo, lo importante es la continuidad y el largo plazo.
Tampoco hay que preocuparse por haber perdido la forma. El cuerpo tiene mucha 'memoria'. Los músculos y el organismo se adaptarán rápido a las nuevas rutinas. Es posible que en quince o veinte días ya se encuentren en un estado físico parecido al de antes. A algunos les costará un poco más y a otros menos. Pero si vamos corriendo de forma gradual, sin prisas, de forma regular, en un tiempo reducido estaremos como siempre.
Hay otros detalles que debemos tener en cuenta en el regreso. Las zapatillas serán uno de ellos. Si hemos corrido con ellas en casa, posiblemente estén hechas puré. En estos primeros días o semanas sería conveniente utilizar un calzado con mucha amortiguación. Tampoco deberíamos olvidar la crema de protección solar o salir con gorra. Y echar mano de la vaselina para el interior de los muslos. Muchos que hayan hecho ejercicios de fuerza (o los que hayan engordado un poco) habrán aumentado el volumen de las piernas. Salir el primer día a la brava quizá pueda provocar rozamientos en una zona donde la piel es sensible y luego cuesta recuperar.
También los corredores tendremos que mantener la disciplina en asuntos como las distancias de seguridad. Estas aumentan respecto a una persona que anda, puesto que las partículas de saliva que expulsa alguien que corre o que va en bici se expenden con más fuerza y distancia que andando. Así pues, olvidémonos de ir en grupitos como tanto nos gusta. Al menos en un primer momento. Ya nos avisarán de cuándo podremos volver a nuestras costumbres. No obstante, tampoco vamos a amargarnos por eso. Después de seis semanas confinados el simple hecho de poser salir de casa ya es un regalo.