Contra la arena y su cabeza
El vizcaíno Julen Urdaibai termina sexto la ultramaratón de 230 kilómetros de Jordania, contento por el rendimiento, «pero me faltó chispa»
Acudió a la ultramaratón Ultra X Jordan en el desierto Wadi Run de Jordania después de invertir muchas horas en preparar su proyecto de unir ... el campo base del Everest con Katmandú, la capital de Nepal, y tener que dejarlo aparcado a última hora. Estaba entrenado y quería a aprovechar su estado de forma, pero al vizcaíno Julen Urdaibai el cambio de planes le pesó más de lo que pensaba. «Me ha ocurrido lo que nunca en las otras once pruebas. Me ha faltado motivación. Chispa. El anterior proyecto seguía presente todas las mañanas en la cabeza, y antes de comenzar una etapa tenía que darle la vuelta», señala.
Tuvo que competir contra el desierto y contra su cabeza, pero logró una meritoria sexta plaza entre 146 participantes después de cubrir 230 kilómetros en cinco días en un tiempo de 21 horas 6 minutos y 21 segundos. Era su sexta carrera en un desierto «y posiblemente ha sido el más bonito en el que he estado con sus rocas rojizas de formas muy curiosas, en el que hemos tenido que sortear menos dunas que por ejemplo en el Sahara», señala. Y terminó satisfecho con el rendimiento ofrecido porque los tiempos que esperaba realizar los redujo considerablemente».
Sufrió sobre un terreno «machacón» con gran cantidad de arena. Pistas largas y blandas, en el que las temperaturas les dieron un cierto respiro y rondaron los treinta grados. Esta vez pudo completar la prueba a la carrera porque no tuvo que llevar encima la mochila de autosuficiencia con todo el equipamiento necesario como en carreras anteriores. Pasó de portar siete kilos a uno y medio y lo notó bastante a la hora de su rendimiento. «Pero los que han quedado por delante mío han sido mejores. Siempre digo que después de cinco días de competición la prueba te pone en su sitio», reconoce.
Optó por ser constante, aunque tuvo que enfrentarse a algún problema inesperado desde la primera jornada. Tras completar la etapa inicial de 38 kilómetros en 3 horas 28 minutos y 13 segundos en quinto lugar, durante la cena se dio cuenta de que los liofilizados que estaba ingiriendo tenían picante. Pasó toda la noche con retortijones y la siguiente etapa «fastidiado con diarrea». A pesar de las dificultades finalizó en noveno lugar los 40 kilómetros -3h52'17-. «Después de once años reconozco que no pudo con esta comida. La segunda y la quinta jornada las cubrí prácticamente sin ingerirla. Lo hacía obligado porque tenía que meter algo al estómago, pero los dos últimos días tiré de las escasas reservas que tenía el cuerpo».
Terminó la carrera de cinco etapas tras 21 horas 6 minutos y 21 segundos, y sortear algunas dificultades
Colchoneta hinchable
El tercer día se enfrentó a 60 -5h51'45-, gestionando bien los esfuerzos porque era consciente de todavía le quedaban otros dos y distancias así suelen pasar factura. «En la mayoría de las etapas íbamos juntos un grupo de siete u ocho corredores, aunque al ganador, el local Salameh Al Acra, ni le veíamos. Es uno de los tres mejores del mundo corriendo en desiertos».
El hecho de fuera la organización la que llevara el equipaje de cada participante, que como máximo podía pesar 18 kilos, a la meta cada jornada hizo que Urdaibai presenciara estampas curiosas que no había visto nunca en una prueba así. «No pesaron en ningún momento las maletas y hubo gente que se llevó una colchoneta hinchable para dormir que parecían camas. Hasta un neceser para afeitarse, algo que nunca se me hubiera ocurrido porque no tenemos posibilidad de ducharnos», relata.
Comenzó a asentar su sexta plaza en la cuarta jornada de 48 kilómetros -4h01'25-, y en la última de 34 -3h52'38- no tuvo problemas para mantenerla. «Lo mejor de la carrera fue acabar. Cumplir el objetivo. Aunque no me he sentido tan a gusto he comprobado que la preparación ha sido buena».
Pocos días después de terminar, sin embargo, ya tiene de nuevo la cabeza puesta en el Himalaya. Es un reto que le llena y le gustaría completarlo. Pero todavía tiene que atar cabos porque sería en solitario y toda la organización y el presupuesto corre de su cuenta.
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