42.195 metros medidos al detalle

Ayer, domingo, 8 de la mañana. Tres ciclistas escoltados por hasta seis motocicletas de la Policia Local circulan por las calles de Vitoria. Las luces alertan a los viandantes que se preguntan extrañados: «¿Ha ocurrido algo?». Pues no.

Los tres corredores son en realidad homologadores o, más estrictamente, «medidores», explica Orlando Millán, que lo es de categoría internacional B de la Real Federación Española de Atletismo. Junto con Alberto Sáenz de Pobes, medidor nacional A y Jesús Antonio Ugarte, nacional B, son los encargados de analizar escrupulosamente, metro a metro, el renovado trazado del maratón vitoriano. ¿Qué es homologar un recorrido? «Se trata de medir que la distancia de un circuito, en este caso el de maratón, tenga 42,195 kilómetros. Es el mínimo que los corredores van a cubrir haciendo el circuito completo», explica a su vez Aitor Morel, director técnico de la prueba. El suyo es un trabajo arduo y de precisión. Los medidores portan un cuentakilómetros en sus bicis. Inician el recorrido en el kilómetro 0, en el paseo de Cervantes, frente al Estadio, para ir midiendo el trazado mínimo, es decir, el natural punto a punto hasta llegar a la meta, en el mismo lugar. La tecnología ha ayudado mucho. Antes todo se desarrollaba de manera manual y casi artesanal. «Hoy en día no se concibe una prueba que esté sin homologar ya que los atletas buscan marcas válidas», apunta Alberto. Hay un trabajo previo de diseño del circuito para que el día de la medición con bicicletas se compruebe «un trazado muy ajustado a la distancia. Si nos vamos mucho en metros, luego es complicado realizar el ajuste», advierten los técnicos.

El desarrollo de las mediciones es cuanto menos curioso para toda persona ajena al mundo del atletismo. «El sistema que emplea la Federación Española de Atletismo y que utiliza la World Athletics para las mediciones de todo el mundo se hace con el 'contador Jones'. Se trata de un contador de números, una especie de cuentakilómetros que se coloca en la rueda delantera de la bicicleta», relatan los expertos en esta tarea tan estricta.

«Tenemos una recta medida con cinta de 460 metros a la que le hacemos cuatro pasadas con la bici y de ahí sabemos por cálculos cuánto mide un kilómetro. Una vez que hemos medido todo el circuito del punto A al punto B en meta, sacamos la distancia global, sobre todo, porque tenemos esa recta de calibrado medida con cinta. Por reglas de tres calculamos la distancia. Apuntamos unos números de parada. En nuestro caso, 11.642 números es un kilómetro. Es un sistema mundial», explica Millán.

Durante las tres horas y media de trabajo exquisito, la escolta policial es imprescindible. «Es por seguridad. Nosotros siempre vamos con la mentalidad del atleta midiendo el trazado más corto, por la diagonal. Necesitamos a la policía para que nos proteja. Buscamos el kilometraje mínimo, el recorrido más corto. En concreto, en esta homologación la policía de Vitoria nos ha tratado de diez, hay que destacarlo», ensalza Jesús.

Recorridos los kilómetros -hay que tener en cuenta que el circuito es a dos vueltas-, llega el momento de «recalcular». Los números, la calculadora y una hoja Excel entran en escena para seguir con el proceso. «Nosotros sabemos que son 42,195. Ahora veremos qué distancia hemos medido y tendremos que ajustarla. Lo ideal es que ese reajuste sea al final del recorrido porque si es al principio, hay que recalcular todo y mover los kilómetros. En cada kilómetro se queda una marca de referencia» en el suelo, un punto blanco . En unos días, el trabajo continuará con fotos de cada punto kilométrico del recorrido que acompañarán a las mediciones para plasmarlo en un informe que se remitirá a la federación. «Nosotros somos medidores, insistimos en el término porque quien homologa es la federación», aclaran.

La última homologación, que data de de 2019, con salida y meta en Mendizabala, ya no era válida para la vigésima edición del Maratón Martín Fiz. «Queremos una que perdure en el tiempo. Si no se varía el circuito en más del 5 por ciento, servirá para los próximos siete años, que es el interés que tenemos como organizadores y por parte del Ayuntamiento y la Policía Local. De esta manera se pueden tener controlados, a efectos de tráfico, los puntos más problemáticos y la gente se aprende el circuito», apunta Morel.

Nada es gratuito. El coste de este proceso de medición y certificación oficial de un recorrido asciende, en el caso de un maratón, a 1.800 euros, además de las tasas federativas que se deben costear por tratarse de una prueba del calendario nacional. En el caso de haber validado también la carrera de los 21 kilómetros, la cuantía habría ascendido a 3.000 euros. «Vamos poco a poco. La cita en su esencia es el maratón. Será un tema progresivo y de presupuesto el homologar la media maratón y los 10 kilómetros», señala el director técnico.

Aclarado el sistema y el cómo, no está de más saber que los métodos de medición que utilizan los atletas, dícese de GPS o aplicaciones móviles que calculan tiempos y distancias, no son del todo exactos. «Muchos dicen que el recorrido está mal medido. No es real. En la homologación es fundamental que la medición se realice por 'la línea ideal de carrera', es decir, el trazado más corto», apuntan los expertos, los tres jueces nacionales dedicados por 'hobby' a esta parte del atletismo que no se ve y que es pieza fundamental del engranaje deportivo.