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Rahm, a la derecha, estrecha la mano de Scheffler, nuevo ganador de Augusta. EFE
Rahm habla de «hostilidades» hacia su figura tras fichar por el LIV

Rahm habla de «hostilidades» hacia su figura tras fichar por el LIV

El de Barrika deja atrás el Masters y ya piensa en los torneos de Australia y Singapur para preparar el PGA

Carlos Nieto

Enviado especial Augusta

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Lunes, 15 de abril 2024

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Hace doce meses, todo era de color rosa. O verde. Jon Rahm se acababa de vestir por primera vez la chaqueta como ganador del Masters y el mundo se rendía a sus pies. El vizcaíno, ganador de dos grandes, era una de las insignias del PGA, el tradicional circuito del golf mundial. Un motivo de orgullo para el pueblo americano. Ahora, en su primera prueba de fuego tras abrazarse al rompedor LIV, decisión que, dice, le ha generado el rechazo de algunos compañeros de profesión, ha dado argumentos a aquellos que piensan que la falta de competitividad de la nueva liga saudí le ha perjudicado en Augusta, donde ha firmado su peor resultado acumulado de siempre (+9) y no ha pasado del puesto 45.

Aún es pronto para sacar conclusiones precipitadas sobre su decisión, pero lo que parece claro es que la preparación para el primer grande del curso ha distado mucho de las anteriores. El cambio de formato, Rahm juega ahora competiciones a tres días y sin cortes, ha provocado que llegase a Augusta con la mitad de hoyos jugados. Si en 2023 completó ocho torneos más la fase de grupos del extinto Dell World Match Play Championship, un total de 33 rondas, su inicio de 2024 ha sido mucho más tranquilo. Ha disputado cinco torneos del LIV, es decir, 15 vueltas. Menos de la mitad de horas en el campo. Además, su pretemporada duró un mes más de lo habitual. El PGA dio el pistoletazo de salida nada más comenzar el año y la liga saudí no lo hizo hasta el primer fin de semana de febrero en Mayakoba, México.

Los desplazamientos también han aumentado. De Riviera Maya se fue a Las Vegas, pero luego puso rumbo a Asia. Jugó dos semanas seguidas en Yeda (Arabia Saudí) y Hong Kong. Y la última semana antes del Masters lo tuvo que hacer -su multimillonario contrato le obliga a acudir a todos los torneos- en Miami. Otro cambio, y es que Rahm no suele competir en las semanas previas a los 'majors'. Prefiere probar el campo y tomárselo con más tranquilidad. El siguiente gran escenario es el PGA Championship, que se celebra del 16 al 19 de mayo en el Valhalla Golf Club (Louisville, Kentucky). Antes, una paliza de 40.000 kilómetros. El vizcaíno ya descansa en su domicilio de Scottsdale, Arizona, pero la próxima semana cruzará el globo para desplazarse hasta Adelaide, Australia. Del 26 al 28 de abril juega allí el sexto certamen del LIV y una semana después lo hará en Singapur. Esta vez sí tendrá dos semanas para prepararse un grande. «No me preocupa. De hecho me gusta viajar», deslizó el de Barrika el domingo al terminar su peor Masters.

¿Ha influido el LIV en su mal resultado? Para Rahm, no tiene nada que ver. «A ver, no nos volvamos locos, que tampoco era Tiger (Woods) en 2000. En este deporte, es algo tan pequeño lo que te puede hacer que ganes o no que no estoy preocupado. Ya llegará», analizó Rahm, que en los días previos repitió que «llevo toda la vida jugando en el PGA con corte. No se me ha olvidado tras cinco torneos». Lo que sí ha cambiado es la relación de Jon con varios compañeros de profesión que permanecen fieles a la liturgia del PGA.

«Me lo esperaba»

Sergio García, también chaqueta verde, habló de ciertas hostilidades hacia su figura tras su fichaje por la competición saudí en 2022. Año y medio después, Rahm confirmó que a él también le está pasando. Era la primera vez que se reencontraba con el resto de jugadores y la tensión era evidente. «Sí, en algunos sí que las hay, pero me lo esperaba. Y luego ha habido algún otro que me esperaba que fuera más seco, uno de ellos me abrazó. Si alguien cambia su opinión sobre mí es más problema suyo que mío. No me afecta ni hace comerme la cabeza. Mis amigos siguen siendo mis amigos», analizó con mucha madurez 'Rahmbo', que quiere aislarse de todo el ruido generado tras su decisión y cada vez que tiene ocasión lanza un alegato en pos de la paz entre ambos circuitos, un escenario todavía alejado por las tiranteces entre las partes.

Hablemos de cifras. La chaqueta verde de 2023 le concedió a Rahm la invitación eterna para competir aquí y una suculenta prima que superó los tres millones de euros. Ahora, su discreto 45º puesto, empatado con José María Olazabal, se ve recompensado con 57.200 dólares (casi 54.000 euros) euros, un 98,2% menos. La bolsa económica del Masters no deja de aumentar. En esta edición se ha pasado de 18 a 20 millones de dólares (18,74 millones de euros) en premios. Como ganador, Scottie Scheffler se ha embolsado 3,4 millones de euros. El americano, dominador firme del momento, demuestra que también se puede ganar mucho dinero en el PGA. El de Nueva Jersey supera los doce millones de euros en ganancias en el último mes, tiempo en el que ha levantado el Arnold Palmer y el prestigioso The Players, considerado el quinto grande, además de su segunda chaqueta verde. En el histórico del Masters Scheffler se ha aupado a la tercera plaza en cuanto a premios económicos, con siete millones en apenas cinco participaciones. Rahm se encuentra en la quinta (ocho concursos) con cinco millones de euros. Lidera el ranking el histórico Phil Mickelson, amigo de Rahm y también en el LIV, con cerca de diez millones. Por debajo se encuentra el incombustible Tiger Woods, con 9,6. El 'tigre', que alcanzó el domingo las cien vueltas en el Masters, batió en Augusta el récord de cortes superados de forma consecutiva, con 24. En contra, el sábado registró su peor recorrido en el National Club, con 82 golpes, diez sobre par.

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