Santi Campa | Barakaldo CF

Tercera Federación

«Este ascenso ha sido una liberación, sirve para quitarnos esa sensación de pesimismo»

«Un baracaldés de Santutxu», así se define Santi Campa. El enfermero y fisioterapeuta del Barakaldo es el integrante más longevo del club, cumpliendo ahora su trigésimo tercera temporada a su servicio. «El Barakaldo es mi casa y mi vida», relata. Un sentimiento muy fuerte le une a la entidad fabril, que le ha hecho estar a las duras y a las maduras, acompañar siempre al equipo allá donde vaya y estar siempre pendiente del estado físico de los jugadores, a pesar de que nunca haya sido su sustento económico principal. «Me he criado en Lasesarre y estoy aquí por el cariño que le tengo al club», destaca. Él más que nadie conoce desde dentro cómo se ha desarrollado la etapa contemporánea del mismo y lo que supone este histórico ascenso.

Su amor por el Barakaldo, al igual que por la profesión, le viene de familia. En los años setenta, su padre Juanjo Campa fue el ATS en el cuadro fabril durante una década hasta recalar después en el Athletic. Por aquel entonces, Santi Campa tenía cinco años y ya acudía regularmente al viejo Lasesarre. «Desde entonces, no he dejado de ver al Barakaldo nunca», señala. Su hermano gemelo, Álvaro Campa -fisioterapeuta del Athletic desde hace veinte temporadas- cogió el testigo de su padre años después, pero tan solo permaneció en el conjunto baracaldés una campaña. En ese momento, allá por 1989, comenzó la andadura de Santi, que curiosamente coincidió con el actual presidente, Ricardo Arana, cuando éste era entonces jugador del primer equipo.

Este enfermero ha vivido de todo durante estos 33 años, casi un tercio de la historia íntegra del club. Desde más de una decena de play-offs a Segunda División, hasta el descalabro del último descenso, donde cayeron dos categorías, en mitad de la crisis institucional y económica más grave de la entidad. El enfermero desvela que estos últimos «han sido años muy duros, donde había esa incertidumbre de qué iba a pasar con el club». «Estar en la quinta categoría con la deuda que teníamos, pues no pintaba nada bien la cosa», añade. Sin embargo, es consciente de que «el Barakaldo es una montaña rusa, o estás muy bien o estás muy mal, no hay término medio». «Eso lo hace bonito y emocionante», apunta.

Ahora les toca vivir la parte buena en ese balancín. En ese sentido, valora mucho la gestión de los nuevos inversores. «Han aportado mucha tranquilidad, que es algo que necesitábamos mucho. Este año solo se ha hablado de fútbol por aquí», comenta. Al igual que toda su afición necesitaba de nuevo vivir alegrías, como la que ha causado esta temporada, con el equipo invicto, siendo el menos goleado del panorama nacional y logrando el billete a Segunda Federación a falta de cinco jornadas para el final. Es el segundo ascenso en la carrera de Santi Campa en todo este periplo de tiempo. «Ha sido emocionante ver tanta ilusión en la gente estando tan abajo, esa fidelidad convierte al club en especial», resalta.

Además del presupuesto y la calma de la que han dotado los nuevos mandatarios al club, el fisioterapeuta destaca la calidad humana de la plantilla de cara a la consecución de este hito. «Me ha llamado la atención la modestia y la ilusión con la que ha venido todo el mundo», manifiesta. Ya han logrado dejar atrás ese periodo de oscurantismo, por lo que Campa enfatiza en que «este ascenso ha sido una liberación, sirve para quitarnos esa sensación de pesimismo, limpiar la cabeza y mirar al futuro con mucho optimismo». No obstante, también considera que este es tan solo «el primer paso hacia donde mínimo debemos estar, que es la Primera Federación».

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