El Barakaldo devuelve la ilusión a su municipio

El Barakaldo y sus gentes volvieron a ir de la mano. El equipo de fútbol se impregnó entre la población de su municipio. Ansiosos por celebrar y darse de nuevo una alegría después de un periodo de numerosas tempestades, el histórico ascenso cosechado por los suyos fue el motivo idóneo para sacar a relucir las banderas y las equipaciones del conjunto fabril. La localidad vizcaína se tiñó de gualdinegro. Cientos de personas salieron a la calle en masa desde el mediodía, sin haber momento ni rincón del centro en el que no se vieran colores representativos del club.

Tras atravesar por un desierto de decepciones y malas noticias, la afición baracaldesa es más que consciente que este tipo de alegrías hay que celebrarlas como se merecen. Este sábado era la ocasión perfecta para ello, con varias iniciativas que ambientaron la ciudad durante todo el día. Desde pronto por la mañana, ya se podían ver las primeras camisetas del Barakaldo por la calle, que se fueron agolpando en la Calle Zaballa y en lo alto de Juan de Garay. Allí alrededor de 200 personas realizaron el pintxo pote orquestado por una charanga que dio mucha musicalidad y ambiente.

En torno a las tres y cuarto de la tarde, los hinchas realizaron un pasillo a las dos orillas de la carretera por donde pasó el autobús con los integrantes del primer equipo. Fue en ese momento cuando comenzó un fervor que ya no se apagó durante todo lo que restó de día. La afición animó y empujó a los jugadores, también como muestra de agradecimiento por el hito logrado. Un vez que el autocar ya se dirigió rumbo a Lasesarre, la gran mayoría de los que estaban allí realizaron una 'kalejira' detrás de él. La charanga llevaba la batuta, poniendo ritmo a los típicos cánticos para alentar al equipo.

Mientras, el resto de aficionados acompañaban con su voz, bufandas, banderas e incluso pancartas y bengalas durante todo el recorrido. En la hora previa al choque frente al Padura, los hinchas siguieron la fiesta en los aledaños de Lasesarre. Después se trasladó al interior. Con el 'campeones' sonando desde la megafonía y las gradas, el primer equipo saltó al verde con un pasillo formado por los jugadores de categorías inferiores y el propio Padura. Cerca de 3.000 repletaron de colorido el estadio. La pancarta del fondo sur definía a la perfección la situación del club y el optimismo de la afición con el nuevo proyecto: «Errautsetatik berpiztuz eta Aurrera doa» -Resurgiendo de las cenizas y va hacia adelante-.

La victoria del equipo alzó aún más los ánimos. Aunque el culmen en Lasesarre se alcanzó con la entrega del trofeo de campeones sonando el 'We are the champions'. El capitán Altair Reyes levantando la copa ya es un imagen imborrable en la retina de todos los presentes. De inmediato, los más jóvenes saltaron al terreno de juego para fotografiarse con los futbolistas, que ya se han convertido en absolutos ídolos por lo logrado. El día festivo concluyó con el recibimiento en el Ayuntamiento. La Herriko Plaza estaba repleta con centenares de personas rebosantes de emoción. Incluso hubo fuegos artificiales.

El punto final a todos estos actos lo pusieron en el Kiosko de la Herriko Plaza. Allí se subieron jugadores, cuerpo técnico y directiva. Al capitán le hicieron coger el micrófono para dar las primeras palabras. Después el maestro de ceremonias fue presentando a todos uno a uno. El más aclamado fue el único baracaldés de la plantilla: Endika Buján. También le hicieron hablar, además de otros futbolistas, miembros del staff técnico y director deportivo, muchos de ellos aclamados por el público. El mensaje que más se repitió es que esperan que este ascenso sea «el primero de muchos».

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