El Barakaldo se impone en un frenético derbi
Un solitario tanto de Adrián Revilla decanta el esperado y vibrante encuentro de Las Llanas a favor de los gualdinegros
Peru Olazabal
Sestao
Sábado, 23 de noviembre 2024, 22:24
El Barakaldo de Imanol de la Sota suma una nueva alegría y otro día memorable a su glorioso recorrido de estas últimas tres temporadas. Nueve ... años después de su última victoria en Las Llanas, volvieron a imponerse en la casa de su vecino, el Sestao River. Lo hizo en un partido de altas emociones y revoluciones, muy vistoso por parte del respetable, que repletó las gradas. El único gol de Adrián Revilla les dio a los baracaldeses tres puntos de oro, con un valor superior a lo meramente clasificatorio. Además, les permite seguir pujando fuerte por mantenerse en los puestos de play-off de ascenso que todavía ostenta. Mientras, los sestaotarras continúan en descenso y sin ganar como locales.
Sestao River
Herrerín; Etxeberria, Efremov (Gálvez, min. 55), Blanco (Miranda, min. 67), Cordero, Córdoba; Adri Gómez, Garai (Aznar, min. 67), Bustillo; Leandro (Sergi García, min. 82) y Etxaniz (Planas, min. 82).
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Barakaldo CF
Unai Pérez; Pedernales, Artetxe, Borja García, Jelbat (Torre, min. 82); Uriarte (Luis Bilbao, min. 73), Naveira (Molina, min. 46), Huidobro, Pablo Santiago (Buján, min. 89); Revilla (Isuskiza, min. 73) y Sannadi.
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GOLES 0-1; Sannadi (min. 60)
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ÁRBITRO Ruiz Álvarez amonestó a Efremov, Naveira y Pedernales.
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INCIDENCIAS 4.090 espectadores en Las Llanas.
Una centenaria historia envuelve a este derbi del hierro, conocido así por el carácter industrial y obrero de Sestao y Barakaldo. Ambos conjuntos de la Margen Izquierda llevan enfrentándose desde la creación de las categorías nacionales en 1929. Es, por lo tanto, un choque con aroma clásico e histórico, entre dos municipios colindantes, cuyas gentes tienen una arraigo muy fuerte hacia el equipo de su respectivo pueblo. En los dos casos, afición y equipo siempre van de la mano, Por lo tanto, este este echoque tan esperado no iba a ser menos.
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La rivalidad entre ellos es fuerte. Aunque entendida por la inmensa mayoría de su afición de manera muy sana. Así se pudo ver en las calles, con todos entremezclados y disfrutando de una ocasión que esperaban con ansia. Siete años después de su último enfrentamiento, volvían a cruzar sus caminos y la expectación era máxima. La ilusión y la euforia se palpaba en las gradas, repletas de colorido. Eso se trasladó al terreno de juego en forma de mucha intensidad, ritmo alto y un gran hambre por parte de todos los jugadores de querer llevarse los tres puntos y el honor de batir al vecino.
El encuentro fue frenético desde el pitido inicial. Se notaba que no era un partido más. Cada acción se luchaba y también se vivía desde la grada como si fuera un choque de play-off de ascenso o una cita de tremenda importancia. Realmente, en lo sentimental, lo era. Ambas escuadras, muy luchadoras y agresivas en la presión sin balón, firmaron un inicio de partido dónde la igualdad fue la tónica dominante. Ninguna se imponía con claridad, dejando a la claras aquello que repiten los entrenadores en estas ocasiones, de que los pequeños detalles marcan las diferencias.
El primero que pudo romper las tablas fue Maroan Sannadi, a los diez minutos de juego, al que le cayó el balón en el interior del área, en una posición ventajosa, pero no supo aprovecharlo, con un disparo demasiado centrado que atajó Iago Herrerín sin pasar excesivos apuros. La velocidad en el juego y la sensación de que algo reseñable podía ocurrir en cualquier momento, no permitían casi ni pestañear.
Las únicas veces que el juego se realentizaba y los futbolistas podían darse un respiro tenían lugar porque éstos se hacían daño al ir con demasiado ímpetu en cada duelo y chocaban las cabezas. Asimismo, las defensas supieron lidiar con la tensión, no perdieron el control, ni permitieron muchas ocasiones. Así, el primer tiempo fue vistoso por la gran intensidad, pero, entre tanta emoción y con las pulsaciones a mil por hora, faltó que algún jugador le diera pausa y criterio para crear oportunidades de anotar.
Paso adelante del Barakaldo
Tras el paso por vestuarios, Herrerín salvó a los suyos de encajar el primero, con un solemne paradón a Borja García, quién disparó raso a bocajarro, tras varios rechaces en el área a raíz de un córner. El guardameta ex del Athletic demostró sus buenas maneras bajo palos con una estirada digna de alguien con su currículum. Fue uno de los más destacados del envite. El Barakaldo dio un paso adelante en el comienzo del segunda mitad, obligó a los verdinegros a atrincherarse cerca de su área y estaba constantemente protagonizando llegadas.
Además, el cuadro baracaldés supo sacar rédito de su buen momento. Nada más cumplirse la hora de encuentro, un Maroan Sannadi que fue un quebradero de cabeza para la zaga contraria, por su incesante lucha y corpulencia, recibió un balón en el costado izquierdo y colgó un centro medido al segundo palo que cabeceó al fondo de las mallas Adrián Revilla. El sector dónde se ubicaba la hinchada gualdinegra estalló de éxtasis y el resto de Las Llanas se silenció. Aunque rápidamente volvieron a animar a los suyos en busca de que pudieran remontar.
Los visitantes siguieron incomodando a los de casa, por lo que Viadero decidió mover el avispero, intentando que los suyos reaccionaran. Lo hicieron y, durante los últimos minutos de partido, no fueron sometidos. De hecho, un brillante centro de Bustillo generó una buena oportunidad para que los sestaotarras firmaran el empate. Sin embargo, Córdoba no conectó bien con la pelota y su remate se marchó muy alto. En un contraataque, Sannadi también pudo ampliar la ventaja, pero se volvió a topar con un buen Herrerín. El portero se coronó en el descuento con otra parada de muchos quilates a Bittor Isuskiza. Después, en los últimos minutos, el Sestao River apretó, sin poder obtener recompensa.
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