El primer día sin Urs Fischer
Inmerso en una pésima racha de resultados, el Unión Berlín afronta su primer partido sin el entrenador suizo a los mandos, el hombre que en cinco años llevó al equipo desde segunda a la Champions
Iñigo Agiriano
Viernes, 24 de noviembre 2023, 19:32
El Union Berlín es a todas luces un club singular. Un humilde equipo de la capital alemana, que hasta hace cuatro años no sabía lo que era jugar en Bundesliga, con una afición pasional, que llegó a poner en marcha una campaña, «Bleed for Union» (Sangremos por el Unión) en la que animaban a donar sangre al hospital de Berlín para salvar a su equipo de la inminente ruina. Los problemas económicos han sido un peligro recurrente para el Unión desde el final de la Segunda Guerra Mundial, aunque en los últimos años han mejorado enormemente, en gran medida, por la increíble labor realizada por el suizo Urs Fischer, el hombre que los llevó de la segunda categoría a la mejor competición de clubes europeos.
«Mierda, que vamos a ascender» rezaba la pancarta que los aficionados del Unión desplegaron hace cinco años. La hinchada berlinesa tiraba de ironía para definir la situación de su club, que por primera vez en su historia tenía en la mano ascender a la Bundesliga. El gran responsable era Urs Fischer un entrenador suizo llegado ese verano a Berlín, que había revolucionado el club, y llevado al Unión al siguiente paso, el que necesitaba para jugar contra los mejores. Los berlineses ascendieron, pero el club no perdió su identidad como temían sus aficionados, sino que se consolidó. En la élite, rodeado de gigantes, los pupilos de Fischer jugaron sin miedo. Cada temporada el Unión dio un paso adelante. Primero fue la permanencia, después la Conference, luego la Europa League y por último la Champions, en una campaña en la que llegaron a liderar la Bundesliga durante varias jornadas.
Esta campaña, sus aficionados se las prometían felices. El club se movió bien en el mercado veraniego y fichó jugadores que hace años no se hubieran planteado si quiera recalar en un equipo como el Unión. Los dos primeros partidos de Bundesliga, que terminaron en sendas goleadas por 4-1, alimentaron la euforia de unos futbolistas que se veían capaces de todo. Y, sin embargo, todo se torció de pronto. Con la derrota ante el Leipzig (0-3) la siguiente jornada, comenzó una terrible racha de resultados, en la que los berlineses perdieron doce partidos seguidos, nueve de Bundesliga y tres de Champions. La gran mayoría de clubes europeos hubieran cesado a su entrenador mucho antes, pero el Unión es diferente. Aficionados y dirigentes no olvidaban la labor de Urs Fischer, y su agradecimiento al suizo era mayor que el miedo a un posible descenso. Así pasaron las jornadas, pero la ansiada victoria que pudiera cambiar la dinámica seguía sin llegar.
El empate ante el Nápoles en Champions dio cierta esperanza a Fischer, pero la goleada ante el Leverkusen (4-0) en el siguiente partido fue la gota que colmó el vaso y el suizo fue cesado. Hubiera sido bonito que el Unión siguiera confiando en él hasta el final, que sus dirigentes hubieran aceptado que si el barco se hundía sería con el suizo a los mandos, con el hombre que los llevo a lo más alto. Sin embargo, los entrenadores son esclavos de sus resultados y los del Unión, que no gana un partido desde septiembre, no podían ser peores. Se cerró así una de las historias más bonitas que nos ha regalado el fútbol europeo en los últimos tiempos, con un final amargo, es cierto, pero que no desmerece lo conseguido por Fischer y el Unión en estos cinco años. Este sábado a las 15:30 reciben en casa al Augsburgo. El día uno sin Urs Fischer.