Masacre en la Eurocopa: el yijhadismo que actúa durante los partidos de España
El grupo islamista Al Shabaab ha cometido atentados en Somalia y Uganda durante las finales españolas del Mundial y la Eurocopa, tras declarar la guerra al fútbol
España estaba ganando la Eurocopa del pasado domingo cuando trece personas que veían la final en una cafetería de Mogadiscio, la capital de Somalia, fueron asesinadas al estallar un coche bomba frente al bar en el que se habían reunido. Este es el segundo atentado indiscriminado que se produce en África mientras La Roja jugaba una final. En la Copa del Mundo de 2010, más de 70 personas fallecieron en una campaña de atentados en Kampala, la capital de Uganda, que coincidió con la victoria de España. Días antes, dos personas habían muerto en Somalia cuando su casa fue atacada con una granada mientras veían el España-Alemania.
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El hecho de que los partidos de La Roja hayan sido el escenario de la masacre puede estar relacionado con el peso que los jugadores del Barcelona y el Real Madrid tienen en el mundo, en especial, en África y Oriente Medio, donde son ampliamente conocidos y adorados, pero detrás se encuentra un grupo yihadista que tiene el fútbol entre sus objetivos Y revelan que, en algunos lugares del mundo, este deporte es sinónimo de civilización.
Al-Shabaab (Los jóvenes, en árabe) es un grupo terrorista creado en Somalia y afiliado a Al Qaida. Esta organización nació en 2009, ante la descomposición social y política de un país que ya era considerado un Estado fallido. Al igual que habían hecho los talibanes al tomar el poder en Afganistán, sus terroristas aplicaron la interpretación más estricta del Islam y consideraron «satánico» todo aquello que tuviera lugar con occidente o con lo que consideraban una distracción de la vida religiosa. En Kabul, los campos de fútbol se convirtieron en lugares de ejecución para los condenados a muerte por los talibanes.
Coexistencia pacífica
La rama somalí de Al Qaida siguió esa estela de la represión dura por cuestiones religiosas. Según un artículo publicado por el catedrático y experto en islamismo radical Fernando Reinares y la investigadora sudafricana Anneli Botha, lo que hizo el grupo terrorista somalí fue «condenar con vehemencia e incluso prohibido formas de entretenimiento como el visionado de películas en salas de cine o mediante dispositivos caseros de reproducción en vídeo, pero también, de manera expresa, jugar al fútbol o ver partidos de este deporte a través de los canales de televisión». Según recogen Reinares y Botha, los líderes de Al-Shabaab escribieron: «estamos advirtiendo a todos los jóvenes de Somalia que no se atrevan a ver esos partidos de la Copa del Mundo. Es una pérdida de dinero y de tiempo, y no van a obtener beneficio alguno ni adquirir experiencia alguna por ver hombres desquiciados saltando arriba y abajo».
Esta proclama escondía varias cuestiones. Por un lado, un mundial de fútbol, al igual que otros grandes eventos deportivos, representa «la coexistencia pacífica entre gentes de diferentes naciones, religiones, etnias y culturas». Para la visión de la realidad de un yihadismo combatiente, esa convivencia entre distintos es letal. Pero además, el Mundial de 2010 se jugaba en Sudáfrica, lo que suponía llevar a su continente un espectáculo sin precedentes y que representaba todos aquellos valores que se oponen a su ideario violento.
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Geopolítica
Distintos grupos yihadistas de África intentaron llevar a cabo ataques en el país anfitrión de la Copa del Mundo. Como no lo consiguieron, comenzaron a perseguir a aquellos ciudadanos que no tenían problemas en ver el fútbol por televisión o se reunían en bares para contemplar los encuentros, llevando a cabo incluso secuestros de personas que estaban viendo los partidos. El gran atentado se produjo el día de la final en Kampala. Antes de que Iniesta marcara el gol de la victoria, varias bombas estallaron en lugares públicos en los que se estaba viendo el partido. La elección de Uganda, por otra parte, tenía un componente geopolítico. Este país estaba enviando tropas a Somalia para apoyar al Gobierno local.
Pero la importancia del fútbol español para la yihad se vio también en mayo de 2016, cuando el Estado Islámico atacó en Bagdad dos peñas de seguidores del Real Madrid. En estos atentados, realizados con dos semanas de diferencia, falleció una veintena de personas. Estos ataques están relacionados con el peso del fútbol español en las sociedades africanas y árabes, en especial, dado que iconos globales como Messi, Cristiano Ronaldo o ahora Mbappe juegan o han jugado en el Barcelona o el Real Madrid.
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El pasado domingo, el atentado durante el partido de la selección española tuvo lugar en una zona especialmente protegida, ya que se encuentra cerca del palacio presidencial. Los yihadistas consiguieron superar todos los controles y estacionar un todoterreno Toyota junto a una cafetería de esta zona. El vehículo estalló y acabó con la vida de nueve hombres y cuatro mujeres. Muchas de las víctimas eran trabajadores del establecimiento. Ninguno de ellos pudo ver el final del partido.
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