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Shakhtar y Metalist salen al campo con la bandera ucraniana mientras escuchan el himno nacional. agencias

El balón vuelve a rodar en Ucrania en medio de la guerra: «Es el fútbol por la paz»

Shakhtar y Metalist inauguran una liga que se paró en diciembre de 2021 y que regresa a la vida ocho meses después en sedes neutrales, estadios que quedan de pie y zonas más o menos seguras

Robert Basic

Bilbao

Martes, 23 de agosto 2022, 11:56

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Con el país en llamas y el olor a pólvora, en medio de la destrucción y la muerte, el fútbol emerge como el escudo protector contra la barbarie y el sinsentido. Después de ocho meses de silencio, iniciados por un parón invernal y prolongados por el estallido de la guerra, el balón volvió a rodar este martes en una tierra asolada por las bombas e invadida por las fuerzas rusas. La Premier League de Ucrania regresó con cuatro encuentros (Shakhtar-Metalist, Odesa-Veres Rivne, Zorya-Vorskla y Kolos Kovalivka-Kryvbas) con la genuina pretensión de ser una respuesta más que simbólica de un pueblo que se resiste a desaparecer y grita al mundo que piensa ganar el partido más importante de su vida. Con los proyectiles aún cayendo, sin apenas infraestructuras afectadas y con combates en marcha en varios frentes, los 16 clubes de la primera división ucraniana iniciaron un campeonato de incierto desarrollo marcado por la excepcionalidad de una situación que aún no permite vislumbrar la resolución del conflicto.

La fecha del comienzo de la liga no fue elegida al azar. Este martes se celebró el día de la bandera de Ucrania y hoy es la fiesta nacional de la independencia. El balón echó a rodar en el Estadio Olímpico de Kiev en medio de la locura, pero con un objetivo muy claro: transmitir un mensaje de resistencia y normalidad que persigue el país desde la invasión rusa hace ya medio año. «Es una señal para el mundo de que Ucrania puede y ganará», declaró el Gobierno presidido por Volodimir Zelenski. El último partido de la liga se disputó el 12 de diciembre y luego llegó el habitual parón invernal. Lo que no se imaginaba nadie -o casi nadie, porque en Moscú los planes de invasión estaban encima de la mesa- es que las gradas callarían y las armas hablarían. La normalidad saltó por los aires y el fútbol desapareció entre los escombros de un Estado que pelea por la supervivencia. Ahora renace para dar un rayo de esperanza a millones de personas.

Sin público, sirenas, refugios

La pregunta se impone por lógica: ¿Dónde se juegan los partidos en un país en guerra? La ley marcial que rige la vida de Ucrania ha designado una serie de estadios 'seguros' ubicados en las zonas menos castigadas por la barbarie, según explicó ayer Relevo. Existen ocho campos autorizados que están situados en cuatro ciudades diferentes: Kiev, Kovalivka, Lviv y Uzhorod. Las sedes elegidas -en la parte occidental- deben cumplir varios requisitos. Evidentemente, no hay público en los recintos y las acreditaciones son limitadas -jugadores, técnicos, árbitros, periodistas, médicos, fuerzas de seguridad-; se han diseñado planes de evacuación que obligan a contar con refugios localizados a una distancia no superior a 500 metros de los estadios; en caso de alarma aérea, se avisará por megafonía, el colegiado decretará el final del choque y el campo se evacuará.

Dos equipos han renunciado porque no están en condiciones de participar: Desna Chernihiv y Mariupol. Metalist y Kryvbas ocupan su lugar. El ruido del balón vuelve a llenar una pequeña parte del vacío de Ucrania, tan grande como sus ganas de recuperar la vida perdida. Por cierto, y por si interesa, el Shakhtar no pudo pasar del empate con el Metalist; el Veres-Rivne ganó por la mínima al Odessa (0-1); el Zorya -rival del Athletic en la Europa League en 2017- es el líder provisional gracias a su triunfo por 3-1 ante el Vorskla; y el Kolos derrotó al Kryvbas (1-0). Aunque, en realidad, ganaron todos.

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