La Segunda B vizcaína rechaza una Liga de 98 equipos y no contempla una de filiales

En tiempos de zozobra y de incertezas todavía en la Segunda B, con playoffs exprés como posibilidad al amparo de la Federación Española como vía más factible, surge el debate de si es conveniente que los filiales compitan en una categoría propia entre ellos. La idea no está ni siquiera en un borrador, pero hay voces que lo sugieren como una forma de descongestinar la competición ante los posibles ascensos de Tercera y ante la probabilidad real de que no descienda este curso nadie.

En Bizkaia lo tienen muy claro. Este planteamiento es enriquecedor y, lejos de estorbar, supone un estímulo para los clubes vascos. De Segunda B para abajo parece claro, además, que no se va a concluir la temporada con la duda razonable de las liguillas de ascenso. Proponen una Segunda B «profesional», al corriente con la Seguridad Social y Hacienda, y que no se «devalúe» por ascensos de Tercera en el marco de una crisis sanitaria sin precedentes.

Javier Landeta, presidente de la SD Leioa es rotundo: «Es un planteamiento que ahora mismo no nos hacemos». «Por desgracia, ahora tenemos un problema más grave a nivel social. Nosotros hemos convivido muy bien con los filiales hasta ahora y nunca lo hemos visto como un gran problema». Es más, «cada partido ante un equipo filial supone un aliciente y un reto como club, al igual que cuando competimos con grandes equipos históricos».

Por otra parte, aclara Landeta, «las decisiones que cambien la estructura de la categoría habrían de tomarse en condiciones mucho más normales que las actuales y en consenso entre clubes, FEF y LFP». Entiende, además, que «en general es bueno para los jugadores jóvenes competir en una liga como la Segunda B, aunque algunos crecen, por sus características, mejor con gente de su edad y otros, frente a jugadores más experimentados». No sostiene el presidente azulgrana que esta vía descolapsaría una posible competición con 98 equipos (los 80 actuales más los 18 ascensos de los grupos de Tercera) si no hay descensos y se disputan los famosos playoffs exprés: «Habría que trabajar en conseguir una Segunda B que siga teniendo 80 equipos, así no habría que descongestionarla», remata Landeta.

Por su parte, el presidente de la SD Amorebieta, Jon Larrea, desliza que esta posibilidad de una Liga de filiales «no me gustaría, me hace ilusión que te venga el Bilbao Athletic, el Sanse y Osasuna Promesas. Es un lujo que esos filiales de Primera te visiten. Te genera un buen rollo en Urritxe, o el desplazamiento a Lezama o a Zubieta. Nos viene de perlas», remarca. Entiende que una hipotética liga así «desvirtuaría la Segunda B al cear una especie de grupo de élite. No me convencería», zanja al respecto. Larrea subraya que a «los jóvenes les viene bien que se trabaje bien en la cantera y se cuente con ellos, independientemente de la Liga que jueguen».

Entiende que los galones te los debes «ganar en el campo» y si se hace como hasta la fecha, «por cuestiones geográficas», que continúe en esta línea. Ante la propuesta de una Segunda B compuesta de 98 equipos, Larrea es claro: No lo veo, me niego rotundamente, creo que se están haciendo bastante bien las cosas en Segunda B, que está adquiriendo cierto prestigio como para meter ahora a todos en una especie de cajón desastre». Entiende que conllevaría, por razones obvias, «una mejor ayuda de la Federación al haber más grupos y más equipos».

Jesús Mari Isusi, que se ha topado de bruces en los pocos meses que lleva de mandato en el Barakaldo CF con un administrador judicial, un mes de enero con siete cambios en la plantilla, y ahora afrontar una pandemia con la merma sensible que supondrá de recursos en publicidad y taquillas en Lasesarre, también es rotundo sobre la liga de equipos B: «Es imposible, no está ni sobre la mesa porque no puede estar legalmente. Nadie lo ha planteado. Cualquier cambio en la competición tiene que ser aprobado en Asamblea, con una propuesta y un estudio». Cree además que «a corto plazo» no se va a abundar en ello.

Sobre los playoffs exprés, que «sí están encima de la mesa», avanza que la decisión será «difícil». Tampoco comulga con convivir los 98 equipos con una vigencia máxima de tres o cuatro temporadas. Coincide con sus homólogos en los mimos argumentos: «Sería la ruina de la Segunda B. Lo que estamos intentando es prestigiar y profesionalizar la categoría» argumenta con todos «los respetos» a los equipos de Tercera División que luchan, paralelamente, por sus intereses.

«No podemos arreglar una temporada y estropear las tres próximas», insiste. Aboga Isusi por ascensos y descensos en Primera y Segunda y cubrir esas plazas con los cuatro que promocionen desde la Segunda B, sin tocar nada más. Adelanta, además, que le resulta «imposible» confeccionar una Premium de Segunda A con los cinco primeros de cada grupo, a propósito de otra corriente que se baraja entre un sector reducido de clubes de la categoría de bronce.