De la Sota, un técnico de la escuela alemana

Llegó a la factoría vizcaína en 2015. Le reclutó el Athletic después de entrenar a la Cultural de Durango en Tercera. En estos tiempos, coincidió con Igor Núñez, sucesor en el banquillo de Tabira, y con una relación que arranca hace más de una década. En 2008. «Yo era el preparador físico de los juveniles y cadetes y él dirigía a los cadetes. Tuvimos una sintonía perfecta desde el primer momento», echa la vista atrás este mister que, rápido, pone sobre la mesa una comparación. «Ahora los equipos presionan arriba, son muy intensos, como los equipos de Tuchel (Chelsea, campeón de la Champions) o Klopp (Liverpool). Esa escuela alemana encaja perfectamente con la mentalidad que tiene Imanol. Estamos ante un entrenador con vocación ofensiva», define Núñez.

Y no le vale con ganar por un gol o dos. Ni mucho menos. Se dejó ver en el encuentro en el que certificó el título del grupo frente a Osasuna. Bastaba el empate. Pues no. Cuatro dianas. Clasificación por todo lo alto para la Copa de Campeones para alegría de un De la Sota que pretende que su bloque transmita, sea alegre y, por supuesto, que gane. Además, sabe emplear esa estrategia del palo y la zanahoria con los jugadores. Es cercano cuando entiende que el futbolista lo necesita, pero exigente en cada entrenamiento. Dicen quienes le conocen que entiende que cada día de labor es una oportunidad para aprender, para mejorar, para evolucionar. Nada de tiempo perdido. «Adora que haya intensidad, que haya un trabajo de calidad, que la gente se entregue al 100% en cada acción, en cada tarea», explica Núñez.

De la Sota, por supuesto, le pone pasión a cada minuto. Y este santurtziarra, que siente devoción por su mujer y sus dos hijas, sabe conjugar a la perfección el doble reto que supone entrenar en las categorías inferiores del Athletic. Por un lado, formar futbolistas, con la meta de que alcancen el primer equipo, que refuercen a la escuadra de Primera. Por la otra parte, y también fundamental, que sumen triunfos, debido a que de nada sirve la tarea de pulir talentos si, ese camino, no está marcado por las victorias. Exige rendimiento pero con cercanía. «Es alguien que da todo por quienes tiene alrededor. Y si hay una palabra que le puede definir es auténtico», comenta su excompañero, que no duda en que hará un enorme papel en el Bilbao Athletic.

Al que llega en el que es su segundo regreso a Lezama. Después de entrar en 2015, entrenar y ganar la liga con el Juvenil de División de Honor -le eliminó el Málaga de la Copa de Campeones-, y luego ser el segundo de Etxeberria en el Basconia -al que sucede-, fichó por el Eibar. También en la base. Pero en 2019 la dirección deportiva le reclutó de nuevo. Daba el perfil de entrenador que se quiere para Lezama. Y, en su primer ejercicio, era líder destacado hasta que la pandemia cortó la competición. Ahora busca un título inédito. Y, a partir de mediados de julio, se estrenará en la Primera RFEF con el filial. Entonces, sus rivales serán el Deportivo, el Racing, la Cultural... Antes, luchará por marcar un hito para Lezama.