El Barakaldo contempla la SAD como su única vía de supervivencia

No corren buenos tiempos para el Barakaldo. El capítulo más negro de su centenaria historia continúa azotando con fuerza a la institución. La Seguridad Social se ha mostrado implacable con la entidad fabril y ha impedido cualquier negociación posible por la deuda de 1.232.000 euros, que pone al conjunto gualdinegro contra las cuerdas. Consideran que los actos cometidos por el club son «un delito grave», por lo que no dan su brazo a torcer y han descartado cualquier opción de realizar una rebaja. Esta situación lleva al Barakaldo a correr «un gran riesgo de desaparición», tal y como reconoció ayer su presidente, Jesús María Isusi.

No obstante, los actuales integrantes de la Junta Gestora no tiran la toalla y aseguran que harán todo lo que esté en su mano para evitar la desaparición de un club con 103 años de historia. “Pocos equipos pelean tanto con tantas adversidades, pero el Barakaldo nunca se rinde”, sostuvo el máximo mandatario, referenciando al lema del equipo. Conservan la esperanza y es que tienen donde agarrarse. Los directivos consideran que la única vía para que el cuadro gualdinegro sobreviva es la conversión a sociedad anónima deportiva. Proceso aprobado por los socios en abril de 2019, que dará comienzo en cuanto se apruebe el convenio definitivo con la Seguridad Social, estimado para el 13 de febrero.

El Barakaldo entró en concurso de acreedores el 18 de diciembre de 2019 debido a la imposibilidad de hacer frente a la multa impuesta por la Seguridad Social, que hizo temblar todos los cimientos del club. Los numerosos contratos sin cotizar ni tributar fueron la chispa que encendió la mecha y que, posteriormente, destaparon las constantes irregularidades de la anterior Junta Directiva. A partir de ese momento, todo estalló por los aires.

En este sentido, Jesús María Isusi acusa a los anteriores directivos de actuar con prevaricación. “Muchos de los actos negligentes son a sabiendas de la repercusión que podían tener y tenemos pruebas de ello”, comenta. Aun así, no cree que echar las culpas sea lo más conveniente en estos momentos. “Rasgándonos las vestiduras y pidiendo responsabilidades no hacemos nada, necesitamos seguir trabajando para salvar al club deportiva y económicamente”, sostiene.

Ayer, la actual Junta Gestora dio a conocer que el montante total de la deuda era de 1,4 millones de euros entre la multa de la Seguridad Social y la deuda con otros acreedores. La parte defraudada equivale a unos 400.000 euros, a lo que hay que añadir otros 200.000 por recargos. 700.000 euros aproximadamente son el castigo por estas irregularidades. La Seguridad Social ha sido tajante y ha determinado que “las irregularidades cometidas por el Barakaldo son tan graves que no dan lugar a ninguna negociación”, tal y como reveló Isusi.

“Es un excesivo castigo que ni el Barakaldo ni su masa social se merece por la irresponsabilidad de algunas personas”, considera el presidente del conjunto gualdinegro. No entiende que siendo otros directivos los que actualmente gestionan el club y habiendo realizado todos los pasos requeridos, las reprimendas hayan sido las mismas. “Al Barakaldo no se le ha mirado como a otras empresas, clubes y entidades”, amplía. Sin embargo, los fabriles se han acogido a una ley para reducir dicha cuantía a 1.232.000 euros. Una cifra todavía inasumible para un equipo que milita en Segunda División B.

Por lo tanto, la actual Junta Gestora considera que la conversión en sociedad anónima deportiva “es la única solución posible”. “El último clavo ardiendo al que se va a agarrar el Barakaldo”, agrega el presidente. Este modelo permite que el club gane músculo financiero. En primera instancia, los socios podrían adquirir acciones hasta tratar de cumplimentar un capital social de cerca de dos millones de euros. Si no fuera posible redondear toda esa cifra, un grupo de inversores aportaría la cuantía restante.