El corazón blanco de Kepa Arrizabalaga

Kepa Arrizabalaga está feliz de firmar por el Real Madrid. El portero del Chelsea no ha tardado ni dos minutos en reaccionar al comunicado oficial del club donde se anunciaba su fichaje. Con un corazón blanco, ha escrito en redes sociales su primer mensaje como portero merengue.

La historia de Kepa y el club presidido por Florentino Pérez se cierra diez años después de conocerse los primeros coqueteos entre ambos. El nombre del portero salió a la luz en las principales cabeceras de la prensa madrileña cuando todavía era juvenil. Por aquel entonces, en el año 2013, era el guardameta del Basconia y ya había disputado unos pocos partidos con el Bilbao Athletic en la extinta Segunda B.

Kepa ya apuntaba maneras con 18 años. Pese a ser el portero titular del Basconia, ya subía a entrenar con el primer equipo. Y desde Madrid no perdían detalle del joven guardameta de Ondarroa. Además, atravesaba por una situación complicada. Su contrato estaba a punto de vencer y por delante tenía la competencia de Iraizoz, Raúl y Herrerin. Todos no cabían.

Finalmente, Kepa renovó pocos meses después. El Athletic le aseguró mejores condiciones económicas y por si acaso elevó su cláusula de rescisión. Una cantidad que años después sería insuficiente. Tras salir cedido a la Ponferradina y Valladolid, Kepa terminó de hacerse un hueco en el Athletic. A sus 22 años se convirtió en el nuevo guardián de San Mamés. Explotó de tal manera que se disparó el interés del resto de clubes nacionales e internacionales.

Y el Real Madrid volvió a llamar a su puerta. Florentino Pérez le señaló como el portero del futuro y decidió convertir a Kepa en el nuevo Casillas. Ordenó a José Ángel Sánchez, su director general, que se pusiera manos a la obra. La 'operación Kepa' daba comienzo en el club blanco. El de Ondarroa dio el 'sí' y el Real Madrid ya había decidido pagar su cláusula de rescisión. Estaba hecho. Llegó a publicarse, incluso, que Kepa había pasado un reconocimiento médico clandestino. Era el mercado invernal de 2017 y el guardameta podía marcharse gratis en seis meses. Su precio de salida eran 20 millones de euros, una ganga para los de Chamartín.

Pero sucedió lo que nadie esperaba. Zidane lo paró todo. «No necesito ahora mismo un portero», dijo en rueda de prensa, posicionándose en contra de la directiva. La apuesta por Keylor Navas, el portero de las tres copas de Europa consecutivas, era total. En el vestuario blanco también se prefería al 'tico'.

Los días fueron pasando y lo que apuntaba a fichaje inminente, se enfrió por completo. Al final, Kepa se cansó de esperar y renovó con el Athletic a cambió de 4,5 millones de euros anuales y una cláusula de salida de 80 millones. Pero al Athletic Kepa le duró poco. Un suspiro. Dos temporadas y 54 partidos. En el verano de 2018, el Chelsea hizo efectiva la cláusula de rescición convirtiendole en el portero más caro de la historia. Aún ostenta ese récord. El club de Ibaigane hizo el negocio de su vida.

Cinco años después y tras una grave lesión de Courtois, el nombre de Kepa Arrizabalaga volvió a sonar en las oficinas del Bernabéu. Necesitaban un portero de garantías y a coste cero. Courtois estará entre ocho y diez meses de baja, pero su titularidad no se discute. La opción de De Gea ganó enteros -está sin equipo- pero Luis Llopis decantó la balanza.

El entrenador de porteros, que ya entrenó a Kepa en Lezama, soltó su nombre y a todo el mundo le gustó. Ancelotti y la directiva vieron con buenos ojos negociar con el Chelsea una cesión. El club londinense, que no quiere desprenderse del jugador, vio en el Real Madrid un aliado para frenar la marcha del vizcaíno al Bayern de Munich, cuyo trato incluía una opción de compra. Todo se hizo en cuestión de días. Kepa sería el sustituto de Courtois pero volverá a Londres el 30 de junio. En ese momento encarrilará su último año de contrato con el Chelsea y, si convence al Real Madrid, podría regresar de nuevo a Chamartín.

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