El capitán Simón sostiene a La Roja y Nico abre la lata

Así arrancaba lo que fue una noche con nota brillante para el de Murgia, a pesar del lanzamiento a la madera de Theo Hernández. Ese tremendo susto no pareció inquietarle porque poco después exhibió su sangre fría al regatear a un adversario muy cerca de la línea de gol. Su compañero Nico se dejó ver con un tiro flojo a las manos de Maignan y un pase a Lamine Yamal cortado por la defensa francesa. Era el preámbulo de una penetración por la banda, con regate a Konaté incluido, culminada con un remate desviado con los pies por Maignan. El pequeño de los Williams estaba dejando su sello como extremo incisivo poco antes de imprimir su nombre entre los jugadores notables del duelo. Estaba en el lugar idóneo para abrir la lata en una acción de Lamine Yamal con pase al centro del área y continuada por Oyarzabal con una asistencia al atacante del Athletic, que fusiló por arriba para rubricar el 1-0.

Poco después de la media hora, Unai Simón volvió a convertirse en determinante con una soberbia parada a un tiro raso de Doué. Prácticamente la misma situación se repitió a continuación, con remate de Mbappé y parada del rojiblanco. También impidió que Dembelé marcara en el minuto 37 con un lanzamiento abajo. Francia no veía la forma de superar al portero del Athletic.

Nico, que había intentado lograr el doblete con un tiro en la frontal del área despejado por la zaga gala, también se lució en la segunda parte. Gracias a la presión de España, el benjamín de los Willimas inició un contragolpe y asistió a Lamine Yamal, objeto de penalti al ser derribado por Rabiot. El azulgrana acertó en la pena máxima en el minuto 53. Sólo dos minutos más tarde, Nico dio un segundo pase definitivo a Pedri para que el canario cruzara al fondo de la red (4-0).

La mala suerte del teniente

El combinado de Luis de la Fuente cedió ante la reacción francesa y mostró sus debilidades defensivas. Unai Simón sumó dos paradas más ante Mbappé. Dani Vivián, que sustituyó a Le Normand en el 76, no tuvo fortuna al tratar de desviar un pase que acabó siendo un autogol que suponía el 5-3. El central rojiblanco tampoco pudo hacer nada para impedir que Muani marcara de cabeza en el descuento. Sí lo consiguió su amigo Unai, vendido en todos los tantos galos, con una salida segura y valiente en el 96 a un balón largo que significaba el último cartucho francés.