Una familia alemana se fotografía junto al Guggenheim. Maika Salguero

Del azul Bilbao al amarillo Tour

Capital del ciclismo ·

Los turistas que invaden la villa se unen sin dudarlo a la fiesta de la Grande Boucle; los que vienen sólo por la carrera aún están por llegar

Iván Orio

Bilbao

Miércoles, 28 de junio 2023, 23:29

Bilbao también tiene un color especial. Se nota en sus plazas, calles y terrazas, invadidas por los turistas como nunca antes se había visto, y ... en los adornos de buena parte de sus comercios, de un amarillo Tour muy reconocible. Está claro que las bicicletas son para el verano en una ciudad que empezó a esprintar hacia la Grand Départ de este sábado hace semanas y que ya está muy cerca de la meta. Miles de visitantes llegados de todos los rincones del planeta se cruzan en diferentes espacios y confluyen en los mismos lugares, atraídos por el magnetismo del museo Guggenheim y el embrujo histórico y gastronómico del Casco Viejo y sus aledaños, y del Ensanche.

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Muchos, la mayoría, no han venido por la Grande Boucle, algunos ni siquiera sabían que la capital vizcaína se ha convertido en el epicentro del ciclismo, pero cuando lo comprueban no dudan en sumergirse en la fiesta del tercer evento más importante del calendario deportivo después de los Juegos Olímpicos y el Mundial de fútbol. Hay otros que sí, que están aquí por la carrera y que aprovechan estos días previos para hacer turismo antes del corte de la cinta. Se espera que entre hoy y mañana su número sea mucho mayor y que procedan sobre todo de las comunidades autónomas limítrofes y del País Vasco francés.

El Tour rueda a velocidades distintas en un Bilbao situado de nuevo en el escaparate internacional y al que miran con atención las cámaras de los cinco continentes. Hay una frontera nítida entre la ciudad de siempre y la colonizada por los viajeros, como el espacio que suele abrirse entre los favoritos y el pelotón. Forman parte de lo mismo, pero cada grupo a su manera, a su ritmo. El 'Puppy' es en este sentido como una salida neutralizada. Las fotos y los 'selfies' parecen obligados antes de entrar al museo o pasear por los alrededores.

Un matrimonio nórdico se acerca con sus bicis a la 'mascota' del Guggenheim y se detiene unos metros más adelante, justo antes de las escaleras que conducen al escenario que presidirá hoy la presentación de los equipos. Están jubilados y son de Copenhague, de donde salió el pasado año la ronda francesa. Compatriotas por tanto de Jonas Vingegaard, el ganador en París en 2022 que medirá sus fuerzas en esta edición con el esloveno Tadej Progacar. La pareja danesa es muy aficionada al ciclismo, pero ya no estará en Euskadi cuando se dispute la primera etapa. Ambos levantan el dedo pulgar y regalan una sonrisa radiante cuando se les pregunta si confían en que Vingegaard volverá a subirse a lo más alto del podio.

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La tienda oficial

Abaindoibarra es estos días como Babel pero algo más ordenado. Numerosos visitantes se hidratan y hacen un alto en el camino para el avituallamiento mientras observan imágenes del Tour en una pantalla gigante y admiran sorprendidos los últimos ensayos de los artistas que amenizarán hoy los minutos previos y posteriores a la puesta de largo de las escuadras de la prueba. Entre el gentío se escucha bastante el alemán. De Colonia es el joven Sigmund y su extensa familia –ha venido con sus padres, hermanos, tíos y primos–. Estudió un año de español en el instituto y hace esfuerzos para hablarlo. «Estamos hasta mañana (jueves) y después vamos a Portugal», explica.

Se han encontrado por casualidad con el despliegue de la Grande Boucle y se lo pasan de maravilla mientras se retratan todos juntos bajo un arco amarillo, una réplica reducida del que se instalará el sábado en la línea de meta, junto al Parque Etxebarria. A pocos metros una pareja, también de Alemania, pedalea hacia las fuentes del Guggenheim y un padre finlandés intenta que sus dos hijos se estén quietos para retratarles junto a 'Mamá' con varios carteles de la carrera como telón de fondo de la instantánea.

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La tienda oficial del Tour es como una meta volante en la Plaza Circular. Ernesto, Alicia y su hijo Nicolás se prueban camisetas y maillots. Les gusta el de lunares rojos, el del ganador de la montaña. Son de Buenos Aires. Aterrizaron en Loiu el martes y lo que les mueve es la pasión por el ciclismo. «Yo adoro el Tour –se arranca el padre–. Nos dijo mi hijo para venir y la verdad es que no lo dudé. Fíjese si me gusta que allá en la Argentina me las tenía que ingeniar en el trabajo para ver las etapas porque claro, con la diferencia horaria...».

Nicolás viste con la equipación del San Lorenzo de Almagro. «Vinimos al País Vasco junto antes de la pandemia y nos encantó. Así que cuando vimos que venía el Tour dijimos pues adelante, Nos quedamos hasta el martes». Las ventas van viento en popa. Los botellines y las camisetas vuelan de las estanterías. «Al principio venía gente de aquí pero últimamente casi todos son turistas extranjeros», confirma un responsable del establecimiento.

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En El Arenal ultiman la instalación de la 'Fan Zone', que estará abierta desde hoy hasta el domingo con la idea de fomentar el ciclismo entre las generaciones venideras. La Plaza Nueva bulle mientras los pintxos desaparecen de las barras a la misma velocidad con la que los ciclistas devorarán los kilómetros en su andadura por la villa y otras zonas de Bizkaia. Faltan todavía los 'touristas'. La ciudad ha cambiado por unos días el maillot azul Bilbao por el amarillo Tour. Y queda el sprint definitivo.

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