Konrad, vencedor en la decimosexta etapa. efe

Konrad logra su gran triunfo antes de las dos decisivas etapas de los Pirineos

El austríaco deja atrás la fuga en la que iba Aranburu y vence en Gaint-Gaudens tras una jornada contralada por Pogacar

Martes, 13 de julio 2021, 18:34

El descenso del Portet-d'Aspet sigue de luto desde 1995. Apagado y en silencio desde la muerte allí del italiano Fabio Casartelli. Es una bajada despiadada. Te engaña, te deja coger velocidad y, de repente, se cierra en una trampa de curvas estrechas, sin casi margen para corregir un error en la trazada.

Publicidad

Este Tour que descuenta días para la probable segunda victoria de Pogacar en París pasaba por esa tumba. En un día oscuro, frío, entre la nube baja y los charcos. El austríaco Patrick Konrad, uno de esos buenos ciclistas (séptimo y octavo en el Giro) que casi nunca ganan, coronó el primero la cima fúnebre. Le perseguía un grupo con rematadores como Colbrelli, Matthews, Gaudu y Aranburu. Si le cogían antes de llegar a la meta de Saint-Gaudens, estaba perdido. Así que se enfrentó sin freno ni miedo a la historia negra del Aspet. Peinó cada giro sobre un piso de cristal, salió vivo, aguantó luego en el muro que precedía a la meta y, echándose las manos a la cabeza, celebró en un día sin luz su gran triunfo.

Cuando una etapa del Tour acaba en Saint-Gaudens rebota en los Pirineos la victoria allí de Luis Ocaña en 1970. Un par de meses atrás, el conquense había llegado a Bilbao como vencedor de la Vuelta. Al fin, titulaban los periódicos, había un rival para Eddy Merckx. Pero el belga no tuvo piedad con Ocaña en aquel Tour. El español se vino abajo en los Alpes por culpa de su hígado y unas hemorroides. Su equipo, el BIC, le acompañó en el hundimiento. Y él, el castellano emigrante en Francia, se sintió en la obligación de recompensar a sus gregarios con al menos una victoria de etapa. Fue en Saint-Gaudens tras una fuga de 50 kilómetros. Solo contra todo el equipo de Merckx, que no quería regalarle ni eso. La prensa francesa vio en ese triunfo el anuncio de futuras peleas entre Ocaña, el que nunca se rendía, y el 'Caníbal', el que no dejaba ni la migajas. Así fue.

Hacía el Aspet partió esta decimosexta etapa. Con 5 grados en la salida de Pas de la Casa, en la otra cara de Andorra, la etapa se calentó enseguida pese a ir cuesta abajo y sobre un asfalto de agua. No hay kilómetro gratis en este Tour. «¿Ganar la etapa? Lo difícil va a ser meterse la fuga buena», decía Alex Aranburu antes de partir. Tenía razón y tuvo puntería. Cogió la escapada que iba a jugarse la victoria en Saint-Gaudens, que no se formó hasta pasado el col de Port; hasta que hubo un momento de calma en el pelotón tras un inicio frenético.

Pogacar sale a por 'Supermán'

Allí, en la rampas empapadas de Port, Pogacar atajó en primera persona una arrancada de 'Supermán' López, que no suponía ningún peligro para él. ¿Por qué esa reacción? Aquí, de 'Supermán' ejerce el líder esloveno. Sin el calor que le quema la piel y le quita el sueño, Pogacar volvía a respirar a pulmón abierto bajo la lluvia. Su equipo, el UAE, lo estaba pasando mal, incapaz de atajar todas las escaramuzas. Pogacar puso orden. Dijo en alto que estaba allí, entero, dispuesto a gastar si hacía falta las fuerzas que parecen sobrarle. Tras ese gesto de poder, la etapa se tranquilizó a la espera de las dos decisivas jornadas que vienen, con finales en el col de Portet y Luz Ardiden. Eso dio vía libre a la fuga buena, la de Aranburu.

Publicidad

Aunque el guipuzcoano no estaba solo. Le acompañaban Colbrelli, Matthews, Bonnamour, Skujins, Perichon... y Gaudu, que inició este Tour como aspirante al podio y se fundió noqueado por un golpe de calor en el Ventoux. El joven bretón buscaba su redención. Ha ganado dos etapas en la Vuelta a España, en La Farrapona y La Cobertoria. Era el mejor escalador. Todos le temían. Por delante circulaban Konrad, Bakelants y Doubey, a apenas unos metros.

Ni Gaudu ni los que con él iban calcularon bien. Dejaron que Konrad iniciara el ascenso al Aspet con un par de curvas de renta. Ya no le vieron más. Gaudu saltó a por él, con el sorprendente Colbrelli a rueda -un velocista capaz de tutearle cuesta arriba-. Aranburu no pudo con tanto ritmo. «Meterme en la fuga me ha supuesto mucho gasto y luego no tenía fuerzas. En el Tour sufres todos los días. Haces lo que puedes», resumió. Hay algo más difícil que coger la escapada: culminarla. Acabó sexto, en el grupo de Colbrelli y Matthews. A todos se les escapó Konrad.

Publicidad

Un cuarto de hora por detrás, en la cota de 800 metros previa a la meta de Saint-Gaudens, Van Aert se encendió tras una arrancada de Guillaume Martin. Como si el belga se hubiera despertado de mal genio. Conectó sus piernas y dejó el pelotón en apenas diez dorsales, los diez primeros de la general: Pogacar, Urán, Vingegaard, Carapaz, Kelderman, Enric Mas... y Pello Bilbao. Ensayaron en ese breve muro lo que les espera los dos próximos días en el Peyresourde, Van Louron, Portet, Tourmalet y Luz Ardiden. Las cimas de las que cuelga el maillot amarillo que parece bien pegado a la piel de Pogacar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad