Despedida multitudinaria al inolvidable 'Poupou' Poulidor
Mitos del ciclismo, aficionados y su nieto Van der Poel asisten al funeral del eterno segundón del Tour
Francia y el Tour han despedido esta mañana a Raymond Poulidor, que no fue el mejor corredor sino algo más, el más popular. Le ... apodaban 'Poupou'. La 'Poupoularité'. Falleció el pasado miércoles con 83 años, con el corazón cansado. Su familia, amigos y seguidores acaban de decirle adiós en Saint Leonard-de-Noblat, su pueblo en el Limousin, en el Macizo Central. Un pelotón de viejas estrellas ciclistas se ha detenido a decirle adiós en la colegiata de la localidad, punto de paso del Camino de Santiago. Bernard Hinault, Bernard Thevenet, Lucien Aimar, André Darrigade... Junto a ellos han estado el actual director del Tour, Christiam Prudhomme y su antecesor, Jean-Marie Leblanc. Poulidor sólo tenía un miedo. Que le olvidaran. «Me moriré el día que no me reconozcan por la calle», decía. No ganó nunca el Tour pero sí ha vencido en esa carrera por el cariño popular. Ahora que ya no está se ha convertido en inolvidable. Mito.
Siempre madrugaba, fiel a su origen labrador. Acudía a cada acto en el que le reclamaban. Firmaba autógrafos, libros, fotografías... A uno de sus Mercedes le hizo 750.000 kilómetros conduciendo de punta a punta de Francia. Y cada mes de julio era una pieza más en la caravana del Tour. Sentado y sonriente en la carpa de Credit Lyonnais, uno de los grandes patrocinadores de la Grande Boucle, atendía a su hilera de seguidores. No dejaba de conceder entrevistas. Por su memoria corrían todos, desde Anquetil a Eddy Merckx, sus dos verdugos.
Poulidor ganó muchas carreras, incluidas la Vuelta a España y la Milán-San Remo, pero la fama le vio por sus derrotas. Su maleficio. Nunca se vistió de líder en el Tour. Y eso le acercó al pueblo, que se identificó con él. Era su embajador en la lucha de clases. Para la Francia que hoy tiene canas, 'Poupou' es su compañero de infancia, su héroe derrotado. Poulidor rentabilizó ese afecto. Un gran almacén parisino, 'La Samaritaine', tiró de su imagen en un anuncio que decía: 'En La Samaritaine se puede encontrar todo lo que desee'. Y ese texto iba acompañado de una fotografía de Poulidor vestido con el maillot amarillo que nunca tuvo.
Sus restos han sido incinerados en el paisaje donde ha vivido. Se ha ido sin el miedo aquel a ser olvidado. Su memoria queda a salvo. Entre la multitud que le ha dicho adiós estaba uno de sus nietos, Mathieu van der Poel, uno de los ciclistas con más gancho mediático del mundo. Un ganador nieto del ciclista que más provecho le sacó a las derrotas. Van der Poel coge el relevo del eterno Poulidor. Sigue rodando su memoria.
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