Batacazo Mundial
El polvorín de Francia añora al exbaskonista HeurtelLos jugadores reprochan a la Federación el veto al ex del Baskonia, el país censura el batacazo en el Mundial y el entrenador Vincent Collet sobrevive en el centro de la diana
Nadie puede esconder el fracaso de Francia en el Mundial. «Es uno de los más grandes de nuestra historia», dice el seleccionador Vincent Collet. «Es la mayor decepción. Es la primera vez que me da vergüenza vestir esta camiseta porque mucha gente cree en nosotros. Me da miedo volver a casa», dijo el capitán Nicola Batum tras la eliminación. El país galo no quedaba fuera en una primera fase desde el campeonato de 1986 celebrado en España. Los aficionados piden que alguien asuma las consecuencias, la Federación dice que no se tomarán grandes decisiones y los jugadores y el entrenador se alinean para reclamar el regreso de Thomas Heurtel.
Hasta el domingo, Francia era la vigente medalla de bronce del Mundial, plata olímpica y subcampeón de Europa. En estos dos últimos éxitos, el exbase del Baskonia fue capital en el combinado de Collet, pero fue vetado, junto a otros como Labeyrie por fichar por un conjunto ruso en plena guerra de Ucrania. El caso de Heurtel tiene el agravante de que primero negó un acuerdo con el Zenit para jugar el pasado Eurobasket y luego firmó un suculento contrato en San Petersburgo.
«No me importa la política mundial, quiero que Francia tenga la mejor representación posible. Estamos perdiendo algunos jugadores porque sí, no tengo claro por qué. Los jugadores cometemos errores, pero hay mucha gente que debe cuestionarse qué ha pasado», arremetió Batum tras la dolorosa derrota ante Letonia. El veterano alero de 34 años –35 en diciembre–, incluso, encontró el apoyo a sus acaloradas palabras de la mano de Vincent Poirier, a pesar de que el pívot del Real Madrid no entró en la convocatoria final para el Mundial. «Crees que estás castigando a un jugador pero has castigado a todo un grupo…», publicó en su cuenta de Twitter. Luego lo borró.
Collet no quiso excusarse en público. «Sería fácil decir que me arrepiento de no traerle pero hace tiempo que lo sabía», admitió. El entrenador prefirió a apuntar a la «falta de química y energía» en el vestuario y cargó en pleno tiempo muerto ante el Líbano contra el jugador del Mónaco Elie Okobo. «Sylvain (Francisco), no escuches a Elie, por favor. Él no quiere jugar. No hagas lo mismo que él hace», le pidió al exjugador del Manresa. En ese partido, sin nada en juego, no jugaron Gobert (molestias en el tobillo), Fall (dolor de muelas) y Lessort, entre algodones.
En Francia comparan el fiasco con el de la selección de fútbol en los mundiales de 2002 y 2010, en los que los jugadores se amotinaron. En esta ocasión, sin embargo, la plantilla tampoco parece ir toda de la mano. Batum dijo que tuvieron «una gran cena juntos» tras la eliminación ante Letonia mientras que Yabusele aseguró que fue un momento difícil. El exjugador Boris Diaw, ahora director general de Francia, trató de apagar el incendio.«Son declaraciones hechas después del partido y siempre es difícil perder».
Sus palabras dejan clara la división. «No podemos hablar de quién vino y quién no. El problema es que perdimos con los jugadores que estaban allí», concluyó. Con respecto a Collet, criticado en todo el planeta por su labor, cerró filas de cara al futuro ya que se le considera parte de los éxitos y un elemento de cohesión clave para que los jugadores capitales como Fournier, Batum y Gobert acudan cada verano.
Francia tiene muchas esperanzas puestas en los Juegos Olímpicos. Trató de nacionalizar a Joel Embiid, en un movimiento que no se ha concretado y por el que tampoco hay consenso, como con Heurtel, y se confía en Wembanyama y la nueva generación de cara al futuro. Mientras a la Federación se le acumulan los asuntos pendientes y la toma de decisiones de cara a la gran cita del próximo verano, la selección vive desde este jueves el calvario de tener que jugar por los puestos del 17-32. El viernes lo harán Sedekerskis (Lituania) contra Rogkavopoulos (Grecia) y la Serbia de Marinkovic, en un pleno baskonista en segunda ronda.