España se entona ante una débil Montenegro y pasa a octavos

Es a partir de este mediodía cuando la exigencia de los encuentros de la selección será máxima. Tras el mal trago de la derrota ante Bélgica (73-83), se esperaba mucho más de una Montenegro sobrepasada por un rival que jugó un gran baloncesto durante la primera mitad y se dejó llevar en la segunda. La renovada España, a la que Scariolo había exigido arremangarse en defensa, redujo a la mínima a una selección balcánica a la que no permitió anotar más de 17 puntos en ningún período.

Al descanso, España mandaba 31-53. La excelsa circulación de balón, el acierto en el lanzamiento (67% en tiros de campo, 8 de 12 en triples) y el dominio del rebote (8 en ataque) clasificó a los de Scariolo para octavos. Al gran arranque de Pradilla (9 puntos en el primer cuarto) le dio continuidad un Brizuela (4 de 7 en triples) letal que se fue al vestuario ya con 16 tantos, mientras Willy contenía a Dubljevic (no cogió ningún rebote en 26 minutos de juego) y dominaba la zona con 6 puntos y 10 rebotes. También estaba jugando bien Rudy –eso no es novedad–, pero enseguida se fue al banquillo para no correr riesgos tras un fuerte golpe en la rodilla.

Los 22 puntos de ventaja hablaban de una batalla casi resuelta a la que bien le sobró la segunda mitad. La diferencia solo bajó hasta el 52-69, cuando España bajó el ritmo y se puso a encadenar despropósitos. Hasta 20 pérdidas de balón en un partido de guante blanco, 3 de ellas de Lorenzo Brown, que jugó sin problemas pese a sus molestias en el hombro derecho y que alterna momentos de calidad individual excelsa con algún error de calado.

Scariolo se permitió dosificar a algunos de sus hombres y trató de que los hermanos Hernangómez cogieran confianza como referentes del equipo. Willy lo está logrando y acabó con un doble-doble, 14 puntos, 13 rebotes, 7 de ellos en ataque. Mientras, Juancho sigue negado. Arrancó con dos triples, pero no está cómodo con el balón. Agarrotado, parece un jugador distinto al del Mundial de 2019, aquel último éxito de España del que parece haber pasado más de un lustro.

La Selección arranca hoy el momento decisivo por primera vez en muchos años sin un cartel de favorito que, por plantel, recae sobre Turquía. Ayer se impusieron a Bélgica (63-78) con una exhibición del joven pívot Alperen Sengun (24 puntos y 8 rebotes, tercer partido por encima de los 20 tantos) y 16 puntos de Korkmaz, en el disparadero tras su expulsión y pelea ante Georgia, en un duelo que sigue dando mucho que hablar. Turkoglu, ahora presidente de la Federación, pidió de forma airada las imágenes de las cámaras de seguridad. Además, el estamento otomano se siente ninguneado después de que la FIBA rechazara su solicitud de repetir el desenlace del encuentro después de que desaparecieran 22 segundos del reloj alegando que «no proporcionó suficientes evidencias para demostrar que habría cambiado el resultado».

Su respuesta no se hizo esperar. La Federación turca llevará a la FIBA ante el Tribunal Internacional de Arbitraje Deportivo (TAS). «No aceptamos esta decisión. Creemos que el baloncesto europeo se deteriorará si no se fomenta un clima de gestión justo», expresa el comunicado. Un conflicto que podría descentrar al conjunto de Ataman, un equipo anárquico, con mucho talento aún sin ensamblar.