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Perdía 6-3 y 5-2. Y por si la hazaña no fuese ya de por sí bastante complicada, su adversaria estaba a una volea de conseguir 'juego de partido'. Parecía imposible que Laura Muñoz-Baroja se alzase con el XXXV torneo de la Virgen Blanca de Vitoria. Sin embargo, la joven guipuzcoana de 17 años se hizo con el oro. Terminó ganando 6-3, 6-7 y 6-7. Una remontada no apta para cardíacos. Ni para ella misma: «Estaba muy nerviosa. Vi tanta gente en la pista que me asusté», recuerda. Logró domar esos nervios a tiempo hasta conseguir escuchar, por parte del árbitro: «Juego, set y partido». ¿El premio? 1.500 euros. ¿Su celebración? Una cena con su madre, que le animó desde las gradas durante los cuatro partidos, un par de helados con sus amigas y una raqueta nueva para seguir jugando al tenis. «Es lo que más me gusta».
Está a pocas semanas de cumplir la mayoría de edad, pero hace tiempo que 'pelotea' con las mejores en la categoría absoluta. «Mi nivel es alto y por eso tengo que competir con mayores», explica la joven guipuzcoana a la que EL CORREO distingue como 'Campeona de la Semana' por su victoria. «A una le llena de orgullo», agradece. Asimismo, también por luchar por su sueño. «Gracias al tenis me dan una beca para poder estudiar en la Universidad de Texas en San Antonio. Me he esforzado mucho para conseguir que me aceptasen», confiesa antes de hacer las maletas y volar en agosto a Estados Unidos.
se sincera
«Nunca me he planteado vivir del tenis, pero me encantaría poder seguir practicando este deporte que me acompaña desde pequeña». Y es que, su sueño es ser ingeniera eléctrica. De manera que el tenis se ha convertido en la herramienta para poder estudiar esa carrera. Y lo tenía claro, quería formarse fuera. «En España es muy difícil poder compaginar deporte y estudios, no lo tienen en cuenta. Allí, en cambio, te ayudan en todo lo que puedan y si es necesario te cambian un examen o una clase para que puedas competir. Me encanta», celebra la tenista.
No obstante, va a tener que competir duro para poder colgarse allí también más oros. «El nivel es muy alto, por lo que estoy jugando muchos partidos -desde junio lleva disputados cuatro torneos- antes de ir para llegar muy preparada», reconoce Muñoz-Baroja. Es más, estirará su estancia en la capital alavesa por unos días más para poder competir en el torneo José María Ortega 'Potxín' de tenis. «Quiero ganar éste también para irme con buen sabor de boca. Aunque, habiendo ganado el de la Virgen Blanca ya cojo el vuelo feliz», comenta.
Acaba de cumplir su décimo aniversario como jugadora de tenis. «A la cabeza me vienen muchísimos partidos... Es difícil quedarse con uno solo. Quizás el de Bilbao, cuando tenía once años, que perdí la final después de ir ganándola durante todo el partido. Me pudieron los nervios y se me escapó. A pesar de no ser un recuerdo bonito, es algo de lo que te sirve para el futuro. Ahora ya gestiono mejor mis partidos». Las pruebas lo confirman. Como la de este pasado fin de semana, por ejemplo. O tantas otras que luce en su casa. «No me caben más copas en el salón», ríe la campeona de una familia en la que el tenis es el deporte rey.
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