«No tenía la sensación de que la gente sintiera tanto cariño hacia mí»
La delantera confiesa que el Athletic le ha dado «todo», pero también le ha quitado «tiempo»: «Vives por y para el fútbol»
La sonrisa no le abandona a Nekane Díez (Barakaldo, 31 años) en toda la entrevista, ni cuando habla de la grave lesión sufrida en 2015 ... que ha condicionado su carrera y que ha adelantado su retirada. La segunda goleadora del femenino (162) y la cuarta con más partidos (381) se marcha feliz del Athletic y del fútbol, sorprendida por todo el cariño que le han tributado sus compañeras y la afición.
–Ha pasado una semana de su despedida enS anMamés. ¿Cuántas veces la ha visto?
– El mismo viernes tuvimos comida de equipo. A las dos de la mañana, estábamos en el Casco Viejo y les dije 'chicas, me voy a casa'. Y mientras subía a casa andando (a Santutxu), me puse la rueda de prensa y me pasé todo el trayecto llorando. Y en casa vi las redes sociales y las palabras bonitas que me iban diciendo. ¡No pare de llorar en todo el día!
– ¿Y qué le dicen tantas muestras de cariño?
— Yo no tenía la sensación de que la gente sintiera ese cariño hacia mí. Veía lo que me publicaba la gente y yo decía: 'Ostras, soy más de lo que pensaba para la gente'. Estoy superorgullosa. He intentado hacer mi trabajo, estar en mi sitio. He sido superprofesional, he estado por y para mi cuerpo, encima con todas las lesiones que he tenido más me cuidaba.
– Tira de humildad, pero los datos dicen que es una persona importante en la historia de este club.
– Yo no he sido consciente de que he jugado tantos partidos (381) y he hecho tantos goles (162) hasta que veía que la gente sacaba una foto y decía: 'Nekane, 300 partidos. Nekane, 100 goles'. Vivimos en una burbuja y no eres consciente.
– Ha estado 16 años en el Athletic, desde los quince, ¿qué ha ganado con el fútbol?
– Todo. He vivido toda mi adolescencia en Bilbao, con la gente del equipo, con gente que tenía quince años más. El Athletic me lo ha dado todo: una cuadrilla, gente que se ha convertido en mi familia, como Arrate Orueta y Tzibi...
– ¿Y qué le ha quitado?
–– El tiempo. Vives por y para el fútbol. Vas a la Universidad, hacen un grupo y no puedes ir con ellos. No puedes ir de vacaciones siempre que quieras, nunca coincides con tus amigas... Bodas, cenas... El dejar el fútbol con 31 años también digo: 'joé ahora sí que voy a poder vivir...'.
– Este verano será diferente. ¿Ya se ha buscado plan?
– Vivir. No tener que hacer una pretemporada... No tener que estar pensando no voy a comer esa hamburguesa que tengo que bajar pliegues... Tener esa tranquilidad mental de decir puedo vivir, puedo quedar, puedo alargarme una noche hasta las dos si me da la gana. Va a ser... Ufff.
Una decisión meditada
– Pero no se arrepiente de nada.
– De nada. Lo juro. No tomo la decisión en días.
– ¿Cuándo lo hace?
– Lleva todo el año en mi cabeza. Las lesiones me han mermado mucho, soy consciente de que por eso mi participación ha sido menor. Esto te hace pensar que está llegando el momento. Va a ser duro, mi pasión es el fútbol. Y haber jugado menos, me ha hecho pensar que igual podía seguir un año más o dos, pero ¿a qué nivel?
– Ha sido honesta consigo misma y con el Athletic.
– Primero conmigo misma porque creo que después de 16 años me lo merezco. Y con el Athletic porque me lo ha dado todo y mi rendimiento en el campo no iba a haber sido el mismo.
– ¿Alguien le trató de convencer de que siguiera?
– Mis compañeras. Si cuando tuve que decírselo a ellas oía: «No, no, Neka, no». Y antes de empezar ya estaban llorando.
– Diciembre de 2015, se lesiona. Hay una Nekane antes de esa rotura de cruzado y otra después.
– Total. Entonces, sentía que me estaba saliendo todo, que estaba en un momento físico, mental... Metía goles, sentía toda la confianza del mundo. Y cuando me rompí con Euskadi, que era una acción que yo ya había hecho 20 veces. En ese momento, dije 'ostras'. No era consciente de todo lo que iba a acarrear la lesión.
– Fue el ligamento, pero después ha tenido muchas lesiones musculares.
– El isquio. Para operarte del cruzado te quitan un cacho de isquio, y ya no es igual que los otros. Levantaba la pierna medio metro del suelo para parar un balón y se me rompía el isquio. No sé si ha sido la cabeza, que mentalmente veía que se me rompía mucho, que cada acción que hacía... La rodilla nunca ha terminado de estar bien. Se me ha hinchado, dolores, he tenido que hacerme artroscopia, con pastillas, levantarme y no poder estirar la rodilla. Me ha dado mucha guerra.
Trabajo psicológico
– Y aún así, iba a Lezama todos los días con una sonrisa.
– Sobre todo este año. A pesar de participar menos he estado disponible casi todos los partidos. Es verdad que en noviembre diciembre tuve un bache. Me dije que no podía más, que me estaba superando. Pero apareció el psicólogo.
— Ha tenido que hacer mucho trabajo de este tipo.
– Muchísimo.
– ¿Con la lesión o ahora?
– A raíz de la lesión empecé a ir a una psicóloga externa y me ayudó un montón. Pero la figura de Jon (el psicólogo), este año, me ha salvado la temporada.No podía más en noviembre y diciembre.Trataba de que nadie me notara las emociones, pero me iba llorando a casa todos los días después de entrenar. Era superduro.Y él me decía. 'Imagina que te quedan cinco meses, ¿cómo te gustaría que fueran? Quieres acabar llorando todos los días, o disfrutarlo, aportar...'
– Era un modelo.
– Y el hecho de que fuera triste o fuera mal, hacía que mis compañeras no se acercaran tanto a mí. Y eso lo noté. No quería que ellas sintieran que yo ponía barreras. Y no quería que el hecho que yo estuviera así les perjudicara en sus carreras. Dije que cambiaba de chip a partir de Navidad. Y así fue.
– En la rueda de prensa dijo que no se sentía una referente, pero...
–No me sentía una referente porque era parte de... Pero ahora sí. Hasta gente de mi equipo. Gente de mi equipo me ha dicho que se había comprado mis botas y que le había dado vergüenza decírmelo. Y otra compañera que me contó con diez años le llevaba su aita a Lezama y que le decía que quería ser Nekane. No era consciente.
– ¿Y ha pensado qué hubiera sido de Nekane sin esa lesión?
– Muchísimas. Tengo la sensación de que la operación no salió tan bien como a mí me hubiera gustado. Si la operación hubiera salido bien yo creo que no hubiera dejado el fútbol con 31 años. El fútbol es mi pasión.
La llamada de Iñigo Juaristi
– ¿Cómo fue esa llamada de Iñigo Juaristi con quince años?
– Estaba en el colegio, tenía el mítico Nokia del snake azul. Me empezó a vibrar el móvil y cogí. Era Iñigo Juaristi. Yo parada. No me lo esperaba. Solo quería que se acabaran las dos horas de clase, fui corriendo al bus y a casa. Y le dije a mi ama que me quería ir al Athletic. También me llamó la Real. Había dos opciones: ir a la Real e ir a entrenar y volver. O dar un cambio radical a mi vida. Que pensando en mí y cómo estaba siendo con los estudios, mi ama me dijo que me iba a venir muy bien, que creía que iba a sentar cabeza. Mi aita dijo que sí, mi ama dijo vamos a pensar. La deicisión fue muy fácil.
– ¿Fue duro? ¿Lloró mucho?
– Desde el primer día. El primer año me pasé todas las noches llorando, le llamaba todas las noches a mi ama, que me quería volver. ¿Qué hago yo aquí? No estaba siendo tan participativa. Mi ama me decía que estaba viviendo mi sueño, que estaba con gente que había ganado cuatro ligas, que jugaba la Champions. Me dijo que paciencia, tranquila, que llegaría mi momento... Entrenabas a las 19.30 horas, y era salir de clase, entrenar, volver, y cenar, que te dejaban la bandeja en la puerta porque ya estaba cerrado el comedor, y cenaba con Ainhoa Tirapu. Y al día siguiente lo mismo. Y a llorar. Los primeros años fueron duros.
– ¿Cómo quiere que le recuerden?
– Todo el mundo me dice que siempre iba con una sonrisa. La alegría que he transmitido, no solo con los goles. Siempre he intentado sacar sonrisas, los chismes, vamos a hacer algo. Soy la persona que más cenas ha organizado de todo Lezama. Como una persona de vestuario, como una persona supercercana.
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