Athletic 0-4 Real Madrid

El sueño del Athletic se rompe demasiado pronto

La misión era compleja. El rival era un cuadro blanco que percibe esta Copa de la Reina como su gran oportunidad para ganar un título. La tremenda ilusión que se había instalado en el vestuario rojiblanco se ha chocado con la dura realidad. Es cierto que en un eliminatoria a un solo partido las fuerzas se igualan, pero no ocurrió así en Butarque, ni de lejos. Y habrá derbi madrileño en la final.

Esta derrota, sin embargo, no debe ocultar que el futuro de la formación vizcaína es esperanzador. Porque se trata de una plantilla muy joven, con 16 futbolistas menores de 23 años –Quiñones, con 26, era la veterana en el 'once' inicial–, con un amplio margen de mejora y evolución. El camino de este Athletic femenino continúa. Y, a medio plazo, con una serie de aderezos en forma de refuerzos, puede haber un bloque capaz de volver a mirar hacia arriba de la clasificación. Es difícil decirlo después de esta goleada, pero es que la diferencia entre Barcelona y Real Madrid y el resto en el fútbol femenino se parece ya mucho a lo que ocurre en el masculino.

Lesión de Valdezate

Ahora, por supuesto, queda el regusto amargo del adiós a la Copa de la Reina, que se empezó a escribir tras una espléndida diana de Weir en el minuto 7. La escocesa, una de las mejores del mundo, se sacó una vaselina que hizo imposible la parada de a Quiñones.

El Athletic, apoyado por un puñado de hinchas, sufrió. El Madrid protagonizó de inicio una presión alta, que hizo difícil para los bilbaínas jugar la pelota, no conectaban entre ellas. Era un monólogo. En el minuto 10, Caicedo tiró al palo, luego se lesionó Valdezate, que marchó llorando.Más tarde, Tonetti, en el minuto 27, se alió con la suerte ya que el balón tocó en la zaga bilbaína y un posible fuera de juego para anotar el segundo. Y antes del descanso, el tercero.

¿Y las vizcaínas? Un único centro desde la derecha de Oihane que no encontró destinataria. Y la segunda parte, sin menos puntería blanca, fue parecida. Weir marcó nada más empezar y las de Iraia poco pudieron hacer. Es cierto que la colegiada pudo pitar un penalti por mano de una jugadora blanca a falta de un cuarto de hora, poco antes que el partido se parara unos seis minutos por la indisposición de una aficionado en la grada. Se reanudó el duelo, y el Madrid casi marca el quinto. El sueño se rompió muy pronto.