Sandra Corcuera, campeona del mundo corriendo hacia atrás

Su amor por el mundo de las carreras populares la ha llevado a correr con una sandía, tocar la bandera, subir a campanarios, dar 50 vueltas a la plaza de un pueblo y, sobre todo, a descubrir todo un mundo al correr hacia atrás. La catalana Sandra Corcuera (Barcelona, 1972) es heptacampeona del mundo de retrorunning, es decir, correr hacia atrás. Este deporte cada vez tiene más adeptos en Italia, Alemania, República Dominicana o Cuba, donde tiene su propia federación. «Empecé por error en 2007, pero me permite disfrutar mucho más de correr, tengo menos lesiones», explica. Aquella carrera en Mollerusa, en Lleida, fue el inicio de su nueva faceta deportiva.

«Cuando tenía algo más de 18 años era jefa de estación en el metro de Barcelona y volvía a casa corriendo cada noche. Nadaba, hacía aeróbic y pesas, pero empezaron a dolerme las rodillas», recuerda. Solucionó este problema de forma temporal con unas plantillas, y en el 2000 se federó como atleta y comenzó a competir en cros y maratón, pero seguía lesionándose constantemente. «Entonces decidí tomarme este mundo menos en serio. Compré un mapa, lo enganché en la pared y comencé a coleccionar pueblos y carreras populares. Ya tengo más de 500 y 300 trofeos», celebra Corcuera.

Acostumbrada a apuntarse a todo tipo de pruebas y sin prejuicios, la catalana se acercó a Mollerusa en 2007 para probar el retrorunning. Este deporte nació en 2005 de la mano de la International Retrorunning Association, un grupo de deportistas alemanes, austriacos, suizos y franceses con ganas de generar nuevas emociones a la hora de correr, y vaya si lo consiguieron. «No ves por dónde vas, te guías por las líneas del carril de la pista de atletismo o por personas que te hacen de guía en el asfalto y apartan a la gente y los vehículos», detalla la corredora, quien utiliza unas zapatillas con un drop bajo, con una menor diferencia de altura entre el talón y la puntera de la zapatilla.

Corcuera empezó a participar en pruebas internacionales en verano de 2011 y se ha impuesto en siete mundiales desde 2012 con varios oros en distancias de 3 a 10 km. En estas competiciones suelen reunirse 200 participantes, aunque la atleta asegura que el nivel va subiendo en cada campeonato. «En España hay poca afición pero cada vez más personas lo incluyen en sus entrenamientos para evitar lesiones. Las mujeres somos menos, apenas una cuarta parte», señala Corcuera, quien compagina su pasión con labores de voluntariado en una protectora de gatos gracias a sus patrocinadores. «No tengo ayudas públicas y no vivo del retrorunning», afirma.

El apoyo de su familia le permite entrenarse para el Mundial de 2020, donde debutará en Maratón. Las carreras de 100 metros a 10 km se llevan a cabo en pistas de atletismo, y las Medias y Maratones discurren en circuitos planos y cerrados al tráfico. ¿Resulta complicado recorrer estas distancias sin caerse? «Sólo me he caído en dos ocasiones, una durante una demostración y otra en el último Mundial, en la carrera de 10.000 metros. Una atleta polaca me empujó, me tiró al suelo y me rompí la muñeca. Eso sí, me levanté y acabé ganando pese al dolor», celebra.

Corcuera recomienda incorporar carreras de cinco o diez minutos marcha atrás en una pista de atletismo a los atletas para variar su entrenamiento y «obtener una musculatura más compensada» y trabajar el tronco superior. Eso sí, la deportista evita correr hacia atrás en la montaña. «Al principio la gente me miraba raro, pero hoy me reconocen y me piden fotos y autógrafos», resume.